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Teherán / Prensa Latina
Irán reveló el domingo las acciones sospechosas de una representante de una entidad de la ONU durante la revisión de seguridad en la planta nuclear de Natanz.
El vocero de la Organización de Energía Atómica de Irán (OEIA), Behruz Kamalvandi, confirmó que se prohibió el paso de esa persona que portaba material dudoso al momento de la inspección.
Un dispositivo en la entrada de la usina activó varias veces su alarma como señal de que la inspectora poseía materiales contaminados con los que esperaba responsabilizar a las autoridades del lugar.
Por ese motivo, se emitió una declaración sobre la negativa de ingreso a Natanz de la experta de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), a quien obligaron a regresar a Viena, la sede de ese organismo de la ONU.
No ofreció detalles del tipo de material dudoso, pero Kamalvandi se refirió a amargas experiencias de Irán en materia de sabotaje nuclear que impusieron la regla de tolerancia cero ante la duda.
Con anterioridad, el embajador iraní ante la OIEA, Kazem Qaribabadi, explicó que la inspectora intentó escabullirse en el baño, mientras esperaba una revisión más exhaustiva ante un detector más preciso.
Después de regresar del servicio sanitario, según acotó Qaribabadi, las alarmas cesaron de sonar, pero encontraron contaminación en el baño y un bolso vacío.
Esa acción ocurrió al unísono de la implementación por la república islámica del cuarto paso de reducciones de compromisos con un acuerdo nuclear sellado en 2015 entre Teherán y seis potencias mundiales, bajo supervisión de la ONU.
Como signatario del Tratado de No Proliferación, a Irán lo someten al más estricto escrutinio de sus programas con materiales fisionables; 20 por ciento del total de los cuales se registran en la nación de los persas.
Y en todos ellos, los expertos corroboraron la honestidad de las autoridades iraníes sobre el carácter pacífico de sus investigaciones nucleares.
