Por Christophe Schmidt
Viena/AFP
Irán y Estados Unidos hablaron el lunes en Viena de una posible cooperación para frenar el avance de los yihadistas en Irak, check con motivo de la reanudación de las negociaciones sobre el programa nuclear iraní en la capital austriaca.
«Hubo breves conversaciones en el P5+1 hoy sobre Irak, and muy breves», declaró la portavoz de la diplomacia estadounidense Marie Harf en referencia a las negociaciones de Viena entre Estados Unidos, China, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania con Irán.
«El futuro dirá si queremos continuar hablando con Irán sobre Irak», añadió la responsable a la CNN desde la capital austriaca.
Otro diplomático estadounidense explicó a la AFP que en principio no habrá otros intercambios entre Teherán y Washington en Viena sobre la crisis en Irak.
Harf recordó que Estados Unidos e Irán tienen un «interés compartido» contra el Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL), cuyos combatientes radicales sunitas amenazan al régimen de Bagdad.
Con anterioridad, un responsable estadounidense recordó en un correo que su gobierno está «abierto a un compromiso con los iraníes (…) ante la amenaza que representa el EIIL para Irak».
Estados Unidos había asegurado oficialmente que contemplaba hablar directamente con Irán sobre la respuesta ante el avance fulgurante de los yihadistas en Irak, aunque excluye cualquier cooperación militar con Teherán.
Los dos gobiernos tienen rotos los lazos diplomáticos desde hace 34 años.
«No excluiré nada que pueda ser constructivo», dijo por su parte sobre el asunto el secretario de Estado John Kerry.
No obstante, el Pentágono ha subrayado que una cooperación militar con Irán está excluida.
«No hay absolutamente ninguna intención, ningún plan de coordinar acciones militares entre Estados Unidos e Irán», dijo el portavoz del Pentángono contraalmirante John Kirby.
Asimismo, la portavoz del departamento de Estado Jennifer Psaki, precisó en un tuit: «Para que quede claro: abiertos a una conversación política con Irán contra la amenaza (yihadista) y no a una cooperación militar».
Mucho por hacer
El tiempo apremia también en el caso del dossier nuclear ya que se echa encima el 20 de julio, fecha tope para concluir un acuerdo.
La jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, quien dirige las negociaciones entre Teherán y el grupo de potencias, desayunó con su homólogo iraní, Mohamad Javad Zarif.
Los dos se reunieron después con la delegación estadounidense, dirigida por Bill Burns, adjunto de Kerry.
El objetivo es la transparencia sobre el programa nuclear de Teherán y su limitación para garantizar su carácter pacífico, a cambio de la retirada de las sanciones internacionales.
Las dos partes han enviado durante los últimos meses señales esperanzadoras. Se esperaba que en la última sesión de negociaciones, en mayo, se empezara a redactar el acuerdo, pero no hubo avances y todo parece muy frágil desde entonces.
Sin embargo, Estados Unidos afirmó el lunes que, pese a lo se dijo entonces, en esa ronda comenzó la redacción de un acuerdo definitivo que continuará ahora.
Zarif aseguró, por su parte, que la fecha límite del 20 de julio sigue vigente.
«Todavía queda mucho trabajo», dijo la semana pasada una fuente diplomática occidental. «Sobre los asuntos más importantes, ni siquiera hay un esbozo de solución», dijo.
El principal punto de discordia sigue siendo el enriquecimiento de uranio en centrifugadoras, que permite a partir de cierto punto fabricar el combustible para una bomba atómica.
Según dicha fuente, «la principal dificultad» en las negociaciones es la capacidad de enriquecimiento que tendrá Irán después de un eventual acuerdo.
La República Islámica de Irán quiere mayor capacidad para alimentar al conjunto de los reactores que producen energía nuclear para uso civil.
Un acuerdo provisional, cerrado en noviembre, prevé la posibilidad de prolongar de común acuerdo las discusiones durante seis meses más, aunque esta opción tiene riesgos políticos.
En Estados Unidos, expone al presidente Barack Obama a tener que lidiar con el próximo Congreso que será renovado en noviembre y que, seguramente, será más reacio a un acuerdo con Teherán.
Mientras en Irán, los sectores más conservadores presionan al presidente iraní, Hasan Rohani, preocupados por el futuro del programa nuclear.