Washington/PL
El Congreso de Estados Unidos reinicia hoy sus sesiones tras las vacaciones estivales con dos temas candentes en su agenda: el pacto internacional sobre el programa nuclear iraní y el presupuesto fiscal para 2016.
El acuerdo firmado en Viena entre Teherán y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, sovaldi sale Rusia, China, Reino Unido y Francia), junto a Alemania, se encuentra bajo recias críticas de la mayoría republicana, que amenazó con boicotearlo.
La Casa Blanca llega a la discusión en el órgano legislativo con una posición fortalecida, pues al menos 36 senadores demócratas confirmaron su voto para sostener el anunciado veto presidencial, en caso de que la mayoría conservadora en el Senado intente descarrilar el entendimiento.
Mucho más difícil le será al Ejecutivo, sin embargo, alcanzar el respaldo de 41 senadores y evitar que pase la resolución de desaprobación al considerado como más importante logro en política exterior del gobierno del presidente Barack Obama durante sus seis años y medio de gestión.
A favor del proyecto republicano están los senadores demócratas Charles Schumer, Robert Menéndez y Ben Cardin, este último el miembro de mayor rango de ese partido en el Comité de Relaciones Exteriores.
De los restantes cinco demócratas que aún están indecisos se espera el apoyo de la senadora Maria Cantwell, quien no se ha manifestado, pero su distanciamiento previo de una legislación para aumentar las sanciones contra Teherán casi da por sentado que apoyará a Obama.
En el campo de los indecisos que pueden evitar que Obama tenga que recurrir al veto se encuentra Richard Blumenthal (Connecticut), quien es de lo que creen que el problema es si hay un mejor acuerdo o una alternativa a éste, algo que la mayoría descarta, por lo que puede también dar su apoyo a la Casa Blanca.
Asimismo siguen sin fijar su voto los senadores Gary Peters (Michigan), Joe Manchin (Virginia Occidental) y Ron Wyden (Oregon), este último un legislador judío que probablemente vote en contra.
El año fiscal 2015 concluirá el próximo 30 de septiembre, pero los legisladores tendrán que ponerse de acuerdo antes para aprobar fondos discrecionales con el fin de sugragar las operaciones de las agencias federales, o afrontar la amenaza de un cierre parcial del gobierno.
Por si fuera poco, el Senado no ha aprobado ni uno solo de los presupuestos de doce agencias federales para el próximo año fiscal, que inicia el 1 de octubre.
De forma paralela, el órgano legislativo debe analizar un aumento en el techo de endeudamiento del país más allá de los actuales 18 billones de dólares, para evitar que el departamento del Tesoro entre en incumplimiento de pago para fines de año.
Obama exhortó el sábado al Congreso a aprobar el presupuesto para el próximo año fiscal y evitar el cierre de las operaciones del Gobierno, similar al ocurrido en 2013 durante 15 días.
Asimismo, el mandatario aseguró que vetará cualquier ley de presupuesto que signifique recortes de puestos de trabajo o alza de impuestos para la clase media.