Isaac Bigio
Politólogo economista e historiador
El lunes 25 de marzo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó por primera vez una resolución instando al alto al fuego temporal en Gaza. Tras tres previas propuestas que fueron vetadas por EEUU, esta vez Washington se abstuvo, por lo que fue adoptada con el voto de sus otros 14 miembros.
Linda Thomas-Greenfield, embajadora de Washington en la ONU, tras haber dejado que pase esta resolución, sostuvo que «esta no era vinculante», aunque toda emitida por dicho Consejo lo es. Mientras tanto, su mega-potencia, sigue armando a Israel, lo mismo que también hace Londres quien votó a favor de dicha resolución.
Se supone que una tregua debiera darse ya con motivo del Ramadán, el mes sacro que siguen 1,600,000 musulmanes (en el cual no comen de día, pero sí de noche), Empero, este acaba el 9 de abril. Hasta ahora no hay grandes visos de que se logre dicho cese incluso antes de la Semana Santa cristiana.
Los palestinos han saludado este paso que agudiza las fricciones entre el premier israelí Benjamin Netanyahu y el presidente norteamericano Joe Biden. Mientras Tel-Aviv asegura que jamás reconocerá a un Estado palestino, Washington demanda que este sea implementado.
Chuck Schumer, el líder del gobernante Partido Demócrata en el Senado norteamericano, demandó el 14 de marzo que se anticipen las elecciones generales israelíes. Así, la más importante figura judía electa en la historia de EEUU, mostraba su hostilidad hacia Netanyahu y su pedido para que él sea removido.
El problema es que, aunque el 70% de los israelíes quisieran ello, Netanyahu dice que conceder a tal demanda es como pedir comicios anticipados luego del 11/9/2001. Además, hay otros problemas. La actual legislatura culmina el 7 de abril, y el Congreso se re-instala a fines de mayo, lo que no hace fácil llegar a una mayoría absoluta que produzca tal adelantamiento electoral.
Hoy hay dos figuras que pudieran reemplazar a Netanyahu y ambos son halcones del actual gabinete de guerra. Una es el ministro de defensa, Yoav Gallant, del Likud (partido de Netanyahu). Otro es Benny Gantz, el general que encabeza las encuestas y que podría hacer que la centroderecha eche a los más ultraderechistas del poder.
Empero, si Gantz se retirara de la coalición oficialista para precipitar dicho adelanto, Netanyahu se quedaría solo en el gobierno, encauzándolo durante un trimestre, tiempo durante el cual él quisiera enviar tropas a Rafa y Líbano, pues para él continuar la guerra es su mejor manera de sobrevivir.
Netanyahu afirma que va a atacar Rafa con o sin el aval de sus principales aliados. En esta ciudad fronteriza con Egipto se concentran 1,5 millones de palestinos, muchos de los cuales han llegado allí huyendo seis o más veces de otras zonas. Se trata del campo de refugiados más grande y densamente poblado del planeta. La vicepresidente norteamericana Kamala Harris indica que ha estudiado todos los mapas de dicha localidad y no encuentra ninguna parte donde estos civiles pudieran ir, por lo que EEUU veta tal inclusión militar.
Hay al menos 110,000 gazatíes muertos, desaparecidos y heridos (5% de los 2,300,000 habitantes de dicha franja). Entrar a esa urbe implicaría que dicha cifra pudiese multiplicarse aún más. Además, se corre el riesgo de provocar a Egipto y otros países musulmanes.
Dicha cantidad de bajas no son falsas. Las autoridades de Gaza colocan los nombres de todas ellas, las cuales son cotejadas por Israel. A fines de febrero, Lloyd Austin, Secretario de Defensa de EEUU, aseguró que había más de 25,000 muertos infantiles y femeninos, cifra que entonces era mayor a los 20,000 que reconocía Hamás. Esta no toma en cuenta otros miles de heridos y desaparecidos, ni a los 20,000 niños huérfanos.
Según «The Economist», Gaza está a por ser declarado como el tercer lugar del mundo que en los últimos 20 años esté oficialmente bajo una hambruna severa. Los otros dos son Somalia 2011 y Sudán del Sur 2017, ambos en el África negra,rural y pobre. Esta es la primera vez que esto se daría en un país occidentalizado, altamente industrializado y que figura entre los que tienen los más adelantados sistemas médicos y agro-exportadores.
Para la «Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria», hay 4 niveles. La Franja de Gaza tiene los dos más altos. El 50% sobrevive en el peor nivel (catastrófico) y el 35% en el segundo más alto (emergencia). De cada tres familias, dos han pasado sin comer nada durante 24 horas, unas 10 veces en el último mes. De los 300,000 palestinos que aún viven en la capital gazatí, el 70% está con inanición.
«The Economist» reporta que muchos camiones de ayuda no pueden cruzar la frontera norte. Además, de las restricciones oficiales hay decenas de activistas oficialistas que quieren impedir el paso de estos buscando expresamente matar de hambre a los palestinos. A todos ellos, no se les reprime, lo que sí se hace con muchas manifestaciones contra la guerra que promueven los familiares de los rehenes, que exigen que la prioridad sea un intercambio de cautivos.
Los gazatíes tampoco pueden producir sus propios alimentos, pues sus zonas de cultivo han sido arrasadas o están militarizadas o despobladas y se limita la pesca. Muchos de ellos debe alimentarse de pasto, hierbas o alimento para animales. Más de un centenar de palestinos hambrientos han sido disparados a morir por ir a recoger comida.
EEUU y aliados regionales han ido lanzando alimentos desde el aire, el cual es insuficiente o cae en el mar. Lo que los palestinos le piden a Washington es que dejen de armar a Israel y les permitan producir sus propios alimentos en paz.
Al enterarse de la resolución pro-tregua del Consejo de Seguridad, el ministro de seguridad nacional israelí, Itamar Ben-Gvir, acusó a Naciones Unidas de ser «antisemitas». Este adjetivo ha venido siendo burdamente prostituido.
«Antisemitismo» es lo que sufrieron los judíos europeos que eran segregados como ciudadanos con menos derechos, recluidos en guetos o asesinados en pogroms. Todo esto es lo que hoy viene impulsando Tel-Aviv contra los palestinos, que son el pueblo semita cuyo ADN se parece más al de los antiguos israelitas de la Biblia.
Según Josep Borrell, alto representante de la Unión Europea para Seguridad y Asuntos Externos, Gaza ha pasado de ser la mayor prisión abierta al mayor cementerio del mundo. En Cisjordania se aíslan a los distintos pueblos palestinos en guetos, cuyos moradores deben pasar por numerosos controles militares para poder comunicarse entre sí (los cuales han aumentado en unos 140 más desde esta guerra).
Varias de estas aldeas han sufrido pogroms por parte de colonos sionistas, a los cuales ahora Ben-Gvir viene distribuyendo decenas de miles de armas. Abiertamente, él justifica ello diciendo que hay que privilegiar a los hebreos sobre los árabes.
Cuando se produjo la matanza de 1,200 israelíes el 7/10/2023, Eylon Levi, portavoz oficial del gobierno israelí, aseguró que esas acciones eran «genocidas». EEUU acusa de genocidio a China y Birmania por el trato dado a los musulmanes de sus respectivos países. Sin embargo, el nivel de masacre de niños (en Gaza hay más infantes muertos que en todas las guerras de esta década en todo el planeta), de destrucción de todos los hospitales, universidades y del 70% de las viviendas y los niveles de hambre orquestado, son tragedias aún mayores que la de esos casos.
Si no se implementa ya ese cese al fuego, hay el riesgo de que las matanzas se extiendan a Líbano-Siria. Israel, mientras tanto, se viene quedando sola. Colombia pide que si Tel-Aviv no da tregua se deben romper relaciones con esta. Al final, esta devastación humanitaria puede acabarse extendiendo al propio Israel si es que no se acaba esta locura.