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Bruselas/AFP
El presidente del Consejo italiano, cialis sale Matteo Renzi, buy viagra criticó a sus colegas de la Unión Europea su falta de solidaridad por la avalancha de inmigrantes que llegan por el Mediterráneo al sur de Europa, en una cumbre marcada por las divisiones sobre cómo frenar y gestionar el flujo migratorio.
Fuentes diplomáticas revelaron que la reunión de los jefes de Estado y de gobierno de los 28 países de la Unión Europea fue «cada vez más emocional», con Renzi acusando a sus pares de mirar sólo sus propios intereses.
«Si ésa es su idea de Europa, quédensela», dijo Renzi, furioso, según la confidencia que reportó una fuente diplomática.
«O nos dan solidaridad o no nos hagan perder el tiempo», agregó Renzi, según esta fuente.
«Soy un hombre tranquilo», dijo Renzi a periodistas al terminar la cumbre.
«Pero dije que si Europa es sólo un lugar en que se habla de presupuesto, no es la Europa que pensamos», agregó.
Los mandatarios debatieron la propuesta de la Comisión Europea de instaurar un mecanismo de reparto de los solicitantes de asilo que llegan a Italia, Grecia o Malta sobre una base de cuotas por país obligatorias.
La Comisión propuso repartir entre los 28 países miembros de la UE a 40.000 solicitantes de asilo originarios de Siria o Eritrea, y pidió asimismo acoger a 20.000 personas que ya tienen el estatuto de refugiados.
El objetivo es aliviar a los países más expuestos al flujo migratorio, superados por el fenómeno, para gestionar las solicitudes y organizar su acogida.
El debate en la cumbre «fue suscitado por la voluntad de que este esfuerzo se haga sólo sobre una base voluntaria», precisó Renzi, y duró varias horas.
Numerosos países de Europa central y del este querían que este reparto propuesto por la Comisión fuera de manera voluntaria.
La palabra «voluntaria no está en las conclusiones» de la cumbre, se ufanó Renzi.
Italia debe gestionar un flujo incesante de inmigrantes que intentan llegar a su territorio cruzando el Mediterráneo, y que a veces terminan en tragedia.
El acuerdo estipula que los dirigentes de la UE «den su acuerdo a la reubicación por dos años de 40.000 personas llegadas a Italia y Grecia (…) y la reinstalación de 20.000 refugiados».
No impone ninguna obligación, a diferencia de lo que pedía la Comisión, pero la fórmula en que fue redactado el texto supone un compromiso vinculante, explicó una fuente europea.
«La discusión fue larga y hubo momentos de tensión muy legítimos», reconoció el presidente francés François Hollande.
«Dada la importancia del fenómeno, ofrecer una perspectiva de vida a 60.000 personas es un esfuerzo modesto», dijo el presidente de la Comisión y autor de la propuesta, Jean-Claude Juncker.
«Esto prueba que Europa no está a la altura de los principios que reclama», lamentó.
Según la agencia europea de fronteras Frontex, más de 100.000 migrantes llegaron a Europa este año cruzando el Mediterráneo o a través de Turquía. Más de 60.000 llegaron a Italia por mar.
Sin consenso
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, había afirmado antes de la cumbre que no había acuerdo entre los Estados en cuanto a las cuotas obligatorias de inmigrantes.
Tusk apoyó la idea de un mecanismo voluntario, aunque advirtió que éste «sólo podrá ser creíble si los Estados adoptan compromisos creíbles y significativos de aquí a final del mes de julio».
«Un mecanismo voluntario no puede ser una excusa para no hacer nada», insistió. «Una solidaridad sin sacrificios es hipocresía», apostilló.
Estonia y muchos de sus vecinos del este del bloque, así como Gran Bretaña, se oponen directamente a las cuotas por la oposición creciente en sus países a la inmigración.
La «reubicación» supone para los países que participen en este mecanismo en el tratamiento de las solicitudes y la acogida de las personas el tiempo que ello dure. La «reinstalación» parte del principio de recibir en suelo europeo a las personas que ya obtuvieron el estatuto de refugiados.
