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Izquierda y derecha en guerra abierta a dos días de elecciones en Francia

Por Luis Torres de la Llosa
Paría/AFP

A dos días de las elecciones municipales, derecha e izquierda están en guerra abierta en Francia en torno a las escuchas realizadas por orden de la justicia contra el expresidente Nicolas Sarkozy, investigado por corrupción.

El ex mandatario de derecha lanzó un contraataque tras la divulgación de las escuchas, denunciando desde una columna publicada el viernes en Le Figaro la «ausencia de escrúpulos sin precedentes» de los jueces que ventilaron los pinchazos telefónicos, práctica que Sarkozy comparó a las de la Stasi, la policía política de Alemania Oriental.

El presidente socialista François Hollande, que hasta ahora había evitado comentar el caso de las escuchas a Sarkozy, reaccionó a su vez calificando de «inaceptable» que su predecesor se defendiera comparando a Francia con una dictadura.

Los franceses celebrarán el domingo la primera vuelta de las municipales. Se trata de los primeros comicios desde la llegada al poder en 2012 de Hollande, cuya impopularidad alcanza niveles récord.

Pero la derecha tradicional no capitalizará fácilmente ese descontento, envuelta escándalos y divisiones internas desde la derrota electoral de Sarkozy, del partido UMP.

Las denuncias de tráfico de influencias, abuso de poder y acusaciones de espionaje político revolvieron las aguas de una campaña donde el ultraderechista Frente Nacional (FN), de Marine Le Pen, espera también sacar partido, presentando una cantidad récord de candidatos con la meta de conquistar entre diez y quince alcaldías.

El primer ministro Jean Marc Ayrault, la ministra de Justicia Christiane Taubira y el ministro del Interior, Manuel Valls, ya habían reaccionado con indignación a las acusaciones de Sarkozy, cuyos teléfonos estaban intervenidos desde hacía más de ocho meses en el marco de las investigaciones por corrupción.

En conversaciones privadas, cuyo contenido fue divulgado en parte esta semana por la publicación online Mediapart, Sarkozy trata de «bastardos» a los jueces que lo investigan y en un diálogo con su abogado evoca maniobras con contactos amigos dentro del poder judicial.

A Nicolas Sarkozy «le vino una especie de rabia destructora», dijo Manuel Valls, al tiempo que los diarios parisinos editorializaban sobre la salida al ruedo del ex jefe de Estado.

«Al igual que sus predecesores François Mitterrand y Jacques Chirac, que nunca vacilaron en recurrir a grandes proclamas o a grandes mentiras cuando estaba en juego su supervivencia política, Nicolas Sarkozy busca impactar dirigiéndose directamente a los franceses», escribió el diario.

El diario popular Le Parisien afirma que, «a pesar de las insinuaciones [de Sarkozy], François Hollande prefirió ayer no entrar en una lucha cuerpo a cuerpo. Por el momento…»

«La vida de los otros»

El ex jefe de Estado se había mantenido en una relativa reserva desde su salida del poder, aunque de tanto en tanto enviaba señales para mantener en vilo las versiones sobre su posible retorno al ruedo de cara a la elección presidencial de 2017.

«Los jueces escuchan las discusiones que tengo con los responsables políticos franceses y extranjeros. Las conversaciones con mi abogado fueron grabadas sin el menor escrúpulo. Y todo ha sido objeto de transcripciones cuyo destinatario podemos fácilmente imaginar quién es», escribió Sarkozy en su columna.

Los jueces buscan determinar si Sarkozy y su abogado Thierry Herzog intentaron intervenir en una de las investigaciones en su contra para influenciar una decisión de la Corte de Casación, máxima instancia judicial de Francia, a través de un magistrado, Gilbert Azibert.

Herzog anunció el jueves que iniciará una demanda por violación del secreto judicial. Para Sarkozy, Francia está viviendo una secuela «de la extraordinaria película ‘La vida de los otros’ sobre Alemania Oriental y las actividades de la Stasi (…) Estamos hablando de Francia», insistió.

«¿Acaso no tengo derecho a hacerme preguntas sobre lo que se hace con la transcripción de mis conversaciones?», increpa el ex mandatario.

Para Hollande, «dar a pensar que nuestro país, nuestra República, pueda no estar fundada en las libertades es introducir una duda que no tiene lugar y cualquier comparación con dictaduras es necesariamente inaceptable».

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