Recientemente, el Presidente Electo Nayib Bukele, difundió en las redes sociales que el Gobierno de Japón, estaba interesado en financiarle obras estratégicas establecidas en el Plan Cuscatlán. Suponemos que se trata del tren rápido y un nuevo y moderno aeropuerto internacional en el oriente del país.
Sin lugar a dudas, obras de gran envergadura pueden ser construidas mediante préstamos internacionales, si son administradas por el sector públicos o por medio de concesiones, si son administradas, y por ende usufructuadas por privados.
Y dado que Japón ha mostrado interés en financiar obras del nuevo gobierno, sería oportuno iniciar negociaciones para que Japón condene la deuda de $200 millones, que concedió a principios del año 2000, aproximadamente, para la construcción del Puerto de la Unión; ahora llamado Puerto de la Unión Centroamericana, porque fue hecho en un sitio que las arcas públicas tienen que desembolsar $20 millones de dólares para tratar el asolvamiento, y que es una de las causas por las que desde que fue inaugurado o finalizada su construcción, en junio de 2010, no ha podido ser concesionado. Además de haberlo construido sin antes tener demandas de la infraestructura.
El primer estudio de prefactibilidad del puerto de Cutuco, lo hizo el Gobierno de Armando Calderón Sol, en 1994, con apoyo del JICA la institución de cooperación de Japón en El Salvador.
En 1999 la Asamblea suscribió el convenio de préstamo con el Banco de Cooperación Internacional de Japón (JBIC), en 2002, gana la licitación de construcción la empresa Toa Corparation/Jan de Nul por un monto de $145,768,313.28.
Es decir, la inoperancia hasta hoy del puerto de Cutuco o Unión Centroamericana, tiene un problema de origen que no previeron ni las autoridades de CEPA ni los que hicieron el proyecto de factibilidad ni quienes otorgaron el préstamo, es decir, Japón.
Por esos yerros en el país, además de la deuda del préstamo por la construcción de la infraestructura, por las erogaciones anuales por el asolvamiento, creemos que el nuevo gobierno debería iniciar conversaciones con Japón, para que nos condonen la deuda, y darle un destino distinto a ese “elefante marino”.