Por Anne Beade
Tokio/AFP
Los datos publicados este viernes en Japón, con precios en caída libre y un consumo de las familias que sigue bajando, confirman la debilidad de la economía japonesa pocos días antes de una reunión del banco central.
El banco central de Japón (BoJ), que el martes publicará sus nuevas previsiones, podría aplazar de nuevo su objetivo de alcanzar una inflación del 2%.
Cuando Haruhiko Kuroda llegó a la cabeza de la institución a principios de 2013 soñaba con lograr ese objetivo en dos años. Pero hoy parece muy lejos: los precios al consumo, excluyendo los productos perecederos, cayeron en septiembre por séptimo mes consecutivo (-0,5% interanual).
Aunque la situación podría mejorar con la subida reciente de los precios del petróleo y el fortalecimiento del dólar frente al yen, según los analistas, el objetivo del BoJ de alcanzar su objetivo en 2018 se anuncia poco realista.
«Parece probable un nuevo aplazamiento, que sería el cuarto desde que el banco central empezó su política acomodaticia», explicó la consultora británica Capital Economics en una nota.
A pesar de esto malos datos, los economistas no esperan nuevas medidas del BoJ para respaldar la economía y solo una pequeña proporción de analistas preguntados por Bloomberg auguran decisiones la semana que viene.
No sólo las empresas dudan en invertir sino que los hogares tampoco son optimistas, con una caída del consumo del 2,1% en septiembre tras otra del 4,6% en agosto.
Yasunari Ueno, jefe economista de Mizuho Securities, dijo recientemente que la economía se ha visto afectada por los seis tifones de agosto y septiembre y que podría mejorar en los próximos meses, aunque no cree en milagros.
«El consumo de los hogares no se convertirá en el motor de crecimiento que necesita la economía», augura.
El consumo está en números rojos desde hace meses en la tercera economía mundial a pesar del «Abenomics», el ambicioso plan de choque del primer ministro Shinzo Abe.
La economía japonesa tampoco puede contar con sus exportaciones, que volvieron a caer en septiembre, según los datos anunciados esta semana.
A pesar del débil crecimiento (+0,2% en el segundo trimestre), Shinzo Abe sigue defendiendo su política de compra masiva de deuda lanzada en 2012 y destaca los buenos datos del empleo, los más bajos dese 1995.
En septiembre, la tasa de desempleo volvió a bajar en 0,1 puntos, hasta el 3% de la población activa, y las condiciones de trabajo siguieron mejorando, con 138 ofertas por cada 100 demandas.
Sin embargo estos datos no tienen en cuenta las personas que no trabajaron durante el periodo estudiado ni tampoco reflejan la precariedad laboral, con salarios muy bajos.
Según Capital Economics, no hay indicios de que los salarios aumenten en breve y ayuden a estimular el consumo. Tras el pequeño aumento de sueldos de este año, la caída de los beneficios de las empresas hacen poco probable una subida en 2017, indica la consultora.
La economía japonesa se había contraído en el último trimestre de 2015 antes de recuperarse en el primero de 2016 (+0,5) y crecer luego un 0,2% en el segundo.