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« Je suis Charlie »- sobre la libertad de expresión en FRANCIA

Philippe VINOGRADOFF
Embajador de Francia en El Salvador

Tras los atentados en contra de Charlie Hebdo y la comunidad judía francesa que han enlutado a mi país y  que provocaron la indignación del pueblo francés, pharmacy de los amigos de Francia y de aquellos que compartimos su lema –  Libertad, Igualdad, Fraternidad –,  ha llegado el momento de la reflexión.  Un necesario debate se ha abierto  sobre la convivencia de la libertad de opinión y de expresión  con la de religión o de convicción.  Este debate ha sacado a la luz distintas visiones y susceptibilidades. Es propio de nuestras democracias el permitir su expresión,  siempre que sea sin violencia, sin  insultos y  sin incitar al odio.  Este debate ha tenido ecos en el mundo entero, incluso en varios medios de comunicación  salvadoreños.

Con el fin de contribuir a este debate, considero útil precisar el marco jurídico dentro del cual está regulada la libertad de expresión en Francia.   Este marco pretende garantizar la libre expresión de todas las opiniones proscribiendo la incitación al odio y las manifestaciones violentas.  Es así como la libertad de expresión en Francia puede ser limitada, con el control de los jueces, en los casos siguientes :

Difamación e insultos contra las personas,  intromisión  en la vida privada,  el vulnerar la presunción de inocencia, la provocación a la discriminación, al odio o a la violencia  hacia las personas ;

Negación o apología de crímenes contra la Humanidad ;

Insultos y difamaciones  e incitación al odio, a la discriminación, o  a la violencia por razones con base religiosa, racial, étnica o nacional.

En el sistema democrático francés, las restricciones a la libertad de expresión no se aplican a la crítica de las religiones o de sus símbolos.  El concepto de blasfemia no está reconocido en el derecho francés.   Por lo demás, no existe en el plano internacional el principio  de « difamación de las religiones » o de « condena de blasfemia ».    Los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, tales están garantizadas por el derecho internacional  y en el derecho francés, protegen a los individuos y no a las religiones . El derecho francés establece una clara distinción entre por una parte la facultad de debatir sobre todo sistema de pensamiento, religión o convicción, lo que incluye la posibilidad de crítica, de humor, de escarnio y de impertinencia, y por otra parte la incitación al odio religioso, que debe ser combatida y lo es en mi país.  Le pertenece únicamente a los jueces determinar si la libertad de expresión ha sido ejercitada en el marco que la Ley establece.   Cada ciudadano si se siente perjudicado en sus derechos, tiene la posibilidad de acudir a la justicia, de pedir reparación, e incluso en los casos más graves demandar a los periódicos.  Es el caso de Charlie Hebdo, periódico satírico provocador con respecto a todos los poderes, religiones e instituciones, cualesquiera que sean,  que ha sido  remitido ante la justicia  unas cincuenta veces desde 1992 y  que ya ha sido condenado varias veces por insultos y/o injurias.

Para concluir, quisiera citar las palabras del Presidente François Hollande, pronunciadas este pasado 19 de enero: «El pueblo francés se levantó.  Millones de  compatriotas se manifestaron sin duda y ciertamente por Charlie,  pero también para afirmar una voluntad de vivir, un orgullo colectivo, una determinación para defender lo más valioso que tenemos. Si hubo  tales muestras de  solidaridad internacional, es porque no solo Francia fue atacada,  sino que lo fue el mundo entero a través de lo más hermoso que tiene : la Declaración Universal de los Derechos Humanos… Francia no da lecciones a ningún país, pero Francia no acepta ninguna intolerancia.  Nosotros no insultamos a nadie cuando defendemos nuestras ideas, cuando proclamamos la Libertad… La bandera francesa, es siempre aquella de la Libertad ».

Es este, el sentido profundo del «Je suis Charlie ».

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