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Jefe de las fuerzas especiales de Estados Unidos, a juicio por asesinatos en Irak

Los Angeles / AFP

Laurent Banguet

Matar a puñaladas a un prisionero adolescente, colocar en la mira de un rifle a una joven y un hombre mayor y abrir fuego con una ametralladora contra una zona residencial son algunas de las acusaciones a las que se enfrenta un miembro de las fuerzas especiales estadounidenses en un juicio por crímenes de guerra en Irak.

El jefe de operaciones especiales Edward Gallgher, un condecorado de 39 años y veterano de las misiones en Irak y Afganistán, todavía es un héroe a ojos de muchos estadounidenses y de la cadena de derechas Fox News, y su caso podría convertirse en un factor clave en las elecciones presidenciales del año próximo.

Cerca de una cuarentena de republicanos del Congreso escribieron una carta abierta exigiendo que Gallagher, quien niega los cargos en su contra, sea puesto en libertad hasta que sea juzgado. Uno incluso ha pedido al presidente Donald Trump que intervenga y que se desestime el caso.

Trump comentó el asunto en Twitter y reconoció que había intervenido para garantizar que Gallagher, nominado para la Estrella de Plata por su servicio militar, «pronto será trasladado a un confinamiento menos restrictivo mientras espera su día en el tribunal».

El presidente aseguró que tomó esa media «en honor a su servicio» al país en el pasado.

Gallagher, comandante del pelotón Team 7 del SEAL, la principal fuerza de operaciones especiales de la Armada estadounidense, será juzgado por un tribunal militar en la base naval de San Diego el 28 de mayo.

El militar fue detenido en septiembre pasado y desde entonces permanece en ese recinto militar.

Fue arrestado tras ser denunciado por hombres que estuvieron bajo su mando horrorizados por sus acciones, aunque se les advirtió que sus acusaciones podrían dañar sus carreras, según informaron The Navy Times y The New York Times esta semana.

El acusado se enfrenta a los cargos de asesinato premeditado, intento de asesinato y obstrucción de la justicia, delitos que le podrían costar a Gallaghe cadena perpetua en caso de que le declaren culpable.

Gallagher cometió los supuestos hechos por los que se le acusa en 2017, durante un despliegue en la ciudad de Mosul, en el norte de Irak. Las fuerzas especiales de Estados Unidos luchaban entonces junto a las tropas iraquíes para recuperar partes de la ciudad controladas por el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Su abogado no respondió a consultas de la AFP.

– «El maná de propaganda desde el cielo» –

Según un testimonio durante una audiencia preliminar en noviembre pasado, los miembros del pelotón Alfa de Gallagher estaban tan perturbados por su comportamiento que manipularon su rifle de francotirador para hacerlo menos preciso, y acordaron realizar disparos de advertencia para provocar que los civiles huyeran antes de que pudiera abrir fuego contra ellos.

«Aseguraron que pasaron más tiempo protegiendo a los civiles que luchando contra el EI», dijo a la corte militar el agente especial Joe Warpinski, del Servicio de Investigación Criminal Naval.

Su jefe presuntamente se jactó de la cantidad de personas que había matado, incluidas mujeres, según The New York Times.

Las tropas iraquíes capturaron en mayo de 2017 a un adolescente herido del EI que parecía tener alrededor de 15 años.

Dos miembros del equipo SEAL afirmaron que cuando un médico le estaba tratando las heridas, Gallagher dio un paso al frente sin mediar palabra y apuñaló varias veces al prisionero en el cuello y en el costado del torso.

Luego posó para una foto con la cabeza del adolescente en una mano y el cuchillo en la otra, dijeron los dos testigos. Más tarde se puso de pie sobre el cuerpo del joven y realizó una ceremonia de realistamiento mientras otro miembro del equipo sostenía una bandera de Estados Unidos, dijeron.

Según la hoja de cargos, los soldados de su unidad intentaron sin éxito alertar a sus superiores sobre los presuntos crímenes de guerra. Siete de ellos dijeron que les advirtieron que podían enfrentar represalias si el caso se hacía público, aunque finalmente lograron denunciarlo a un oficial de rango mayor.

El teniente Jacob Portier, el oficial al mando de Gallagher, supuestamente posó en la foto con el adolescente muerto, por lo que se enfrenta a cargos por no informar de los crímenes y por destruir pruebas.

El fiscal de la Armada Chris Czaplak dijo que Gallagher había «dado el maná de propaganda de EI desde el cielo» al decidir «actuar como el monstruo que los terroristas nos acusan de ser».

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