Samuel Amaya
@SamuelAmaya98
El sacerdote Guillermo Palacios presidió la homilía de este domingo en la cripta de catedral metropolitana de San Salvador, en su mensaje sostuvo que los feligreses deben descansar en el señor y no en otros sitios para intentar llenar esos vacíos.
“En la vida de la iglesia y en la predicación del evangelio no hay descanso, sino que el cristiano debe trabajar por su salvación, debe estar siempre sudando la camisa por el reino de los cielos”, manifestó el padre durante la homilía de este domingo.
No se vale entonces decir, “me voy a tomar un descanso de la iglesia, no voy a ir cierto tiempo, voy a descansar, es que la iglesia no te puede cansar, Jesucristo no te puede cansar; es normal que el cuerpo se canse y se puede solucionar con dormir un rato, eso no es permanente, es momentáneo y puede ser muy peligroso caer en la tentación de darle vacaciones a la vida espiritual”.
Lo anterior, tomando en cuenta la constancia que a veces se pone en duda. Para lograr la salvación, los creyentes deben trabajar constantemente para ello.
Por eso, el Señor invita a descansar, pero en el sentido cristiano, es decir, descansar en Jesucristo. “Cuando descansas en Jesucristo es confiando en él y entregándole todo lo que te preocupa, que sea él quien tome las riendas, que sea él, precisamente, que nos ayude y consuele en las cargas; por eso, en el Salmo hemos dicho que el señor nos lleva a las praderas tranquilas, que me hacen reposar y reparar las fuerzas, ahí está la eucaristía”.
Según comentó el padre Palacios, no se renuevan en cualquier otra cosa del mundo porque eso “te cansa más”, “te deja más agobiado y encuentras únicamente el vacío que no se puede llenar”. En cambio “si vienes a Jesucristo que nos invita ahora, a descansar en él, pues entonces bendito sea Dios, has encontrado tu descanso, piensa cuántas veces has venido a la eucaristía y te has sentido fortalecido; piensa cuántas veces has ido al confesionario y has salido aliviado de tus pecados, es Jesucristo que nos limpia y tranquiliza, que nos devuelve lo que el mundo no nos puede devolver; nos devuelve la gracia que por nuestros pecados hemos perdido”.