Yanuario Gómez
@DiarioCoLatino
Gerardo Hernández sacerdote de la parroquia de San Julian en el departamento de Sonsonate ofició la misa de este domingo en la cripta de Catedral Metropolitana, durante su mensaje externó a los fieles católicos que Jesús manda a los cristianos a esparcir la noticia del reino de Dios, sin domesticar la palabra para agradar a un público en especial.
El párroco se refirió a que algunos representantes de la iglesia moldean la palabra de Dios de forma que no le genere incomodidad los sectores a los cuales se dirige, algo que no cumple con las directrices y el ejemplo dejado por Jesucristo durante su andar en la tierra.
“Estamos llamados a no domesticar la palabra y es lo que constantemente solemos hacer en las comunidades durante la eucaristía, para que no incomode o dañe y que todos nos vallamos a gusto, felices y regocijados en el espíritu como dicen algunos, pero no en Jesús”, dijo Hernández.
El religioso afirmó que Jesús entró en conflicto con la religión de su tiempo, porque estaba llena de falsedades e hipocresías, basada en reglas pero no en misericordia y lucha por los derechos de las personas.
Hernández sostuvo que por esta razón es que Jesús decidió buscar a gente de la calle para hacerlos sus discípulos, hombres y mujeres que tenían la fe en un Dios que liberara a su pueblo, que caminara junto a el haciendo historia.
“Por eso Jesús fue perseguido y los responsables de su asesinato fueron sacerdotes, hombres -entre comillas- de fe, practicantes de religión, quienes le advirtieron que cambiara su manera de predicar, hablar de Dios y enseñar a relacionarnos con él a través de lo humano”, afirmó el padre.
El padre de la iglesia de San Julian indicó que el hijo de Dios siempre conflictó con las reglas establecidas por los religiosos de aquellos días, algo que a su juicio la iglesia ha perdido en la actualidad.
Hernández se refirió a san Oscar Arnulfo Romero como uno de los sacerdotes que siguió al pie de la letra la enseñanza de Jesús, a tal grado que en múltiples ocasiones puso en riesgo su vida por la justicia, defendiendo los derechos de los demás y el bien común “a este hombre se le pasó la mano en ser un gran discípulo de Jesús” destacó. El sacerdote llamó a los presentes a que como el santo salvadoreño vivan una fe mucho más consiente, comprometida y liberadora que los lleve a darlo todo por la igualdad de derechos entre todos los seres humanos.