@SilviaCoLatino
“Jon Cortina fue un testigo del amor a Jesús y dejó una huella”, reseñó José María Tojeira, al recordar la vida del sacerdote Jesuita que estuvo siempre comprometido en servir a los desposeídos.
“Él, como la Virgen María o Jesús, que vinieron a servir y no a servirse de los demás, nació un 8 de diciembre, Día de la Virgen de la Inmaculada Concepción y falleció el 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe, que es una feliz coincidencia”.
Jon Cortina Garaigorta, Sacerdote Jesuita, fue conocido como “Sacerdote del Pueblo”. Dedicó su vida a la docencia y al trabajo social, este último lo hizo de forma permanente e incansable y que ahora tendría 82 años de edad. Siempre abanderó las causas justas de los más pobres y excluidos.
“Recordamos a Jon como un hombre de esperanza, y creo que esto nos mantiene el recuerdo de él, que invita a vencer el mal y la promesa de salvación del Señor, y Jon creyó en esa promesa y entró en la Compañía de Jesús para buscarla y la encontró en la gente sencilla de El Salvador, primero al lado de Rutilio Grande encaminado a su
Beatificación y a sus dos laicos; y tras la muerte de Rutilio descubrió como el pueblo salvadoreño, que con su dolor, opresión que sufría, y su espíritu de lucha lo terminó de enamorar”, predicó Tojeira.
Padre Cortina nació el 8 de diciembre de 1934, en Guernika, en Bilbao, País Vasco, donde como niño experimentó la represión, persecución y éxodo forzado por tropas españolas durante su guerra civil donde Franco fue apoyado por la Fuerza Aérea Nazi.
Esta dura experiencia le llevó a unirse a la Compañía de Jesús a muy temprana edad y vino por primera vez, a El Salvador, a sus 20 años de edad siendo aún un novicio, destacándose en la instrucción de diversas disciplinas humanísticas en filosofía y teología, así como un doctorado en ingeniería del cual, presentó una tesis sobre
“movimientos sísmicos en El Salvador”. Y fue por un largo período docente de la Universidad Centroamericana (UCA) .
“Habían tres aspectos que dominaban la vida de Jon, era un hombre muy inteligente, una gran racionalidad; era un hombre de corazón generoso tenía una gran capacidad de compasión y de sentir con los demás, y simultáneamente era un hombre científico, un hombre de ciencia con su doctorado de ingeniería. Y esas tres realidades las ponía al servicio de los demás”, reiteró.
No se puede hablar de Jon Cortina sin mencionar a Pro Búsqueda, proyecto insignia que dio la vuelta al mundo y permitió que miles de madres, padres y familiares de niñas y niños desaparecidos de manera forzosa durante el conflicto armado de 12 años, pudieran ser reencontrados con sus familias biológicas y romper en parte, esa larga
separación que sufrieron por el Estado y elementos del ejército nacional.
La Fundación de Búsqueda de Niños y Niñas por el Conflicto Armado (Pro-Búsqueda) inició luego de la firma de los Acuerdos de Paz, firmados en enero de 1992, que ha permitido reivindicar los derechos de las víctimas a la verdad, resarcimiento y la justicia. Su trabajo incansable le valió una serie de reconocimientos a nivel mundial por
organizaciones no gubernamentales que defienden los derechos humanos
de los pueblos.