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Por Rim Haddad/Karam Al Masri
Damasco/Alepo
Siria vive una jornada crucial para la tregua, que llega a término este lunes según el ejército mientras que Rusia y Estados Unidos, los impulsores del alto el fuego, tienen que decidir si se prolonga tras un fin de semana sangriento.
Este lunes los cañones continuaban tronando cerca de Damasco y de Deir Ezor, en el este, mientras que el envío de ayuda humanitaria a las ciudades sitiadas se hacía a cuentagotas.
En los barrios rebeldes de Alepo, prioritarios según el acuerdo de tregua, seguían sin recibir ayuda humanitaria.
«La situación es muy complicada», resumió el lunes el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, sin querer pronunciarse sobre la eventual prolongación de la tregua.
Para Moscú, aliado clave del gobierno de Bashar al Asad, «el ejército sirio sigue siendo el único que respeta el cese al fuego».
«Y además, hubo este incidente monstruoso, quiero hablar del ataque aéreo efectuado según el Pentágono por error sobre posiciones del ejército sirio. Todo esto pone en peligro el cese al fuego», agregó.
La fragilidad de la situación debería dominar los debates al margen de la Asamblea General de la ONU, que comienza el martes. Y desde este mismo lunes estará en el centro de las discusiones de la primera cumbre de la ONU consagrada a las migraciones.
Incertidumbre
La tregua entró en vigor hace una semana luego de violentos combates entre el gobierno de Damasco de un lado y los rebeldes y yihadistas de otro, principalmente en Alepo. Termina este lunes a las 19H00 (16H00 GMT), indicó a la AFP una fuente militar siria.
«El ejército sirio había decidido efectivamente una suspensión de los combates hasta el domingo por la noche, pero Rusia decidió prolongar el alto el fuego y (este) finalizará el lunes por la noche a las 19H00 (16H00 GMT)», afirmó este alto responsable bajo anonimato.
«No sabemos si la tregua será prolongada después», agregó.
La tregua en Siria quedó fragilizada el sábado por los ataques de la coalición dirigida por Estados Unidos contra el ejército sirio en la región de Deir Ezor, en el este del país, que dejaron al menos 90 militares muertos.
Aprovechando este ataque los yihadistas lograron tomar la colina Thurda, que domina el aeropuerto de Deir Ezzor controlado por el gobierno, según una fuente militar. Con esta posición los yihadistas pueden impedir los movimientos de aviones y helicópteros.
«El ejército lanzó una nueva ofensiva para retomar esta posición», precisó esta fuente.
La coalición afirmó que bombardeó al ejército sirio por error, pero para la consejera del presidente sirio, Buthaina Shaaban, «este ataque fue deliberado. Todo era premeditado».
Ayuda a cuentagotas
Además se registraron violentos enfrentamientos el lunes en Jobar, un barrio periférico del este de Damasco. «El ejército bloqueó una ofensiva de los rebeldes y lanzó un contraataque», indicó una fuente militar en el terreno.
El domingo fue el día más sangriento para los civiles desde el comienzo de la tregua, con un muerto en Alepo en los primeros bombardeos contra esta ciudad y otros once muertos en la provincia meridional de Deraa por el largado de barriles de explosivos.
En total, en una semana de tregua, 26 civiles, entre ellos 8 niños, murieron, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
El envío de ayuda humanitaria se hace en tanto a cuentagotas.
«Un primer convoy de la ONU, del CICR y de la Media Luna Roja debe entregar este lunes una ayuda múltiple a 84.000 personas en Talbisé», una ciudad rebelde en la provincia de Homs, afirmó a la AFP David Swanson, un portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
Otra caravana debe emprender la ruta de Orum al Kubra, una localidad en el oeste de la provincia de Alepo, en donde viven 78.000 personas.
«Estamos por supuesto frustrados por la falta de progresos con respecto a Alepo, y la ONU está lista a hacer lo posible para poner fin al sufrimiento del pueblo sirio», dijo Swanson.
Rusia y Estados Unidos se responsabilizan mutuamente de que no llegue la ayuda humanitaria a Alepo, cuyos habitantes son víctimas de un asedio. Los rusos acusan a los rebeldes y los estadounidenses al gobierno de no querer retroceder en la carretera estratégica de Castello por donde deben pasar los camiones cargados de víveres y medicamentos de la ONU.
