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Gloria Silvia Orellana
@DiarioColatino
En un inédito encuentro, Pueblos Originarios y organizaciones sociales, celebraron una invocación indígena en una jornada de reflexión y oración en la Cripta de Catedral Metropolitana, en el marco de la lucha y defensa de la “ Casa Común y la Justicia Ambiental”.
Las flores, velas de colores, piedras y plumas era la invocación que reflejó los poderes de la naturaleza y los ancestros, simbolizando una sola alma y su innata dependencia, en el entendimiento que la pérdida de una significaba el fin de la otra.
“Pedimos permiso al corazón de la tierra, al agua, el aire, al sol y a el corazón de la vida. Y damos gracias al gran formador de la vida”, resaltó en su invocación Manuel Fernández
“Es un día especial para nosotros. Porque vamos a poder conectar con nuestros ancestros según nuestro calendario, y que bonito estar acá y pedir al espíritu romeriano que nos acompaña y poder conectar con ese gran espíritu que es San Oscar Romero de América”, agregó Fernández,
“Te pedimos perdón por aquellos que creen ser tu dueño. Y te pedimos madre tierra que nos enseñes a todos cuidarte y respetarte. Pedimos por los bosques para que no sigan siendo talados, no expropiar los cerros, ni secar ni contaminar el agua”, expresó Fernández.
En la Semana de la Resistencia Indígena, Negra y Popular del Abya Yala, se realizó la Jornada de Oración “La Casa Común Clama Justicia Ambiental”, a cargo de los Pueblos Indígenas, organizaciones y diversas iglesias históricas, que se aglutinan en la Federación de los Pueblos Originarios del Sur (FEPO Sur), Caminata Ecológica y JPIC.
Santiago Rodríguez, de la Iglesia Luterana y miembro de la Caminata Ecológica, citó al “laudato Si”, un mensaje del papa Francisco, sobre la urgencia de resguardar y sanar al planeta frente a los intereses voraces del modelo económico consumista.
“Dios creó al ser humano con una dignidad especial -a su imagen y semejanza- y esta dignidad es inherente a cada ser humano, y debe ser respetada en cualquier época y lugar. Y esa dignidad debe estar presente en todas sus dimensiones vitales y relaciones sociales, económicas, políticas, espirituales y ambientales”, afirmó.
“Y cuando se propone una visión de la naturaleza únicamente como objeto de interés esto tiene serias consecuencias en la sociedad. Esa visión que consolida la arbitrariedad del más fuerte que ha propiciado inmensas desigualdades, injusticias y violencia para la mayoría de la humanidad”, dijo, citando el mensaje del Papa Francisco.
Para el religioso, esta carta papal los interpela como cristianos, y como Caminata Ecológica elevaban una oración y clamor hasta el cielo, “para que la sangre de Abel no vuelva a ser derramada injustamente por su propio hermano Caín”, acotó Rodríguez.
Ernesto Velasco de la Iglesia Episcopal Anglicana, encargado de la Iglesia San Lucas Evangelista en San Miguel, indicó que desde hace muchos años El Salvador vive una grave crisis de desigualdad social, como resultado de las violaciones a derechos humanos y el menosprecio de los ricos a una inmensa mayoría empobrecida.
“Encontramos el intento de despojo a comunidades de su derecho humano al agua, en municipios como Soyapango, Apopa, Ciudad Delgado, Panchimalco, Quezaltepeque y otras más. En ellas se reduce drásticamente el suministro del agua para beneficiar a residenciales de familias económicamente privilegiadas”, sostuvo.
“Denunciamos que esto es totalmente reprochable y no permite la consecución sustentable y sostenible del bien común nacional, que termina perpetuando en la desigualdad social y ambiental”, aseguró Velasco.
En cuanto a la Ley General de Recursos Hídricos, la hermana Zayra Gutiérrez, apostólica del Corazón de Jesús de la Conferencia de Religiosas de El Salvador, Comisión de Justicia y Paz (JPIC), señaló que la normativa sobrecarga el pago del canon de las pequeñas Juntas de Agua Comunitarias.
Que en consecuencia, termina favoreciendo sólo a “sociedades de renombre institucional”con mejores servicios privados y a un bajo costo, que consideró de “gran preocupación” las consecuencias e impactos del actual modelo de desarrollo económico.
“Sacrifican la poca riqueza ambiental que le queda al territorio nacional, exigiendo la tala de árboles, la deforestación de áreas protegidas como la Cordillera del Bálsamo, los mantos acuíferos de Valle El Ángel, los manglares de Oriente y la Octava hidroeléctrica en el río Sensunapan”, indicó la religiosa.
“Pedimos unirnos en el fluir de la vida y la oración y como un símbolo que queremos seguir cuidando y defendiendo nuestros recursos hídricos, sus mares, sus ríos y sus aguas subterráneas que nos dan vida. Porque todo lo que en ella representa también es la justicia y la paz”, sostuvo hermana Gutiérrez.
Las hermanas franciscanas Sofía y María Dolores, abogaron en sus oraciones por las personas defensoras de derechos ambientales y humanos, señalando que la persecución y criminalización de estas personas que defienden la vida es injusta e inhumana.
“Nos preocupa la posible reversión de la Ley de Prohibición de la Minería Metálica en El Salvador, vigente desde 2017, que fue un logro histórico y fruto de luchas y denuncias de organizaciones sociales, religiosas ambientalistas, educativas y de comunidades”, dijo la hermana Sofía.
La religiosa agregó que “seguimos de cerca el caso de la detención de cinco de nuestros compañeros ambientalistas de ADES y líderes de la Comunidad Santa Marta, y condenamos su criminalización y exigimos su pronta liberación”, acotó.
“Con estas oraciones que han precedido, que han sido hermosas, agradecemos a Dios estar conectados con la vida”, agregó la hermana María Dolores, al señalar que “Dios dijo que vino para darnos vida en abundancia y, pedimos perdón por no haber sido hermanos de la naturaleza como nos pide san Francisco”, puntualizó.
