Mauricio Vallejo Márquez,
Suplemento cultural 3000
José Amaya es uno de los grandes titiriteros salvadoreños, alumno del mítico Roberto Franco (Tapia) y reconocido por manipular hasta tres títeres de forma continua e imitar sonidos de animales. En sus inicios fue conocido como un ruiseñor, ahora es uno de los mayores promotores del títere en El Salvador, además de ser organizador y creador de festivales de títeres. Nos cuenta un poco de sus inicios y la creación del Festival Internacional de Títeres que se acaba de realizar en El Salvador.
P- ¿Cómo fue tu inicio en el mundo de los títeres?
R-Trabajaba en el ActoTeatro, un centro cultural de Roberto Salomón que tenía en la sala de teatro con funciones, talleres y muchas actividades artísticas y ahí estaba un restaurante donde comencé a trabajar. Venía del Bajo Lempa por las situaciones que se dieron en la guerra civil, fuimos desplazados y desplazados y me encontraba ahí en el Acto Teatro cuando vengo de las faldas del volcán Chinchotepec donde la familia de parte de papá y me vine a San Salvador donde mi hermano cuando me empleé como mesero, lavaba trastos, platos. El lavadero estaba a la par de la sala del Acto Teatro y de ahí veía ensayar a Roberto Salomón y a sus actores, solo nos dividía una cortina de terciopelo. Ahí lavaba y cantaba, como venía del campo imitaba mucho los pájaros. Estaban haciendo una obra de títeres, ahí en el Acto Teatro, me recuerdo con Manuel Molina veía que construía los títeres, no lo conocía mucho pero sabía que era parte del elenco, y Edwin Pastore y a un amigo llamado Daniel, no recuerdo su apellido, se fue a México y murió muy joven. Resulta que me pidieron hacer el silbido de un pájaro, me escucharon silbar y a mi me gustaba imitar los pájaros y quedamos, y el día de la actuación fui con Edwin y el teatrito de títeres. Le ayudé a armar el teatro. Estábamos esperando a Daniel, pero no llegó. Había que hacer la obra, me pidió que le ayudara. Entonces solo me explicó como se manejaban los títeres, y le pregunté ¿qué digo? Él me dijo que solo le contestara. Así que comenzamos la presentación. Después le pregunté al oído, ¿cómo estuve? Él me dijo, nada que ver con el texto. Me agarró de la mano y me dijo, venite vamos a saludar al público. De ahí comenzamos a desarmar. La gente nos pidió que nos sentáramos a la mesa para compartir con ellos, un vinito. Comenzaron a platicar de marionetas, de Francia. Cuando regresamos, en el camino, Edwin me dijo que le iban a decir a Roberto para que entrara en el taller que impartía Roberto Franco en el Acto Teatro. Vos tenés madera, me dijo. Eso no lo entendí, no sé si era ignorante o falta de léxicos, quizá. Entonces, íbamos y nos paró la policía, nos tuvo como media hora. Claro íbamos varios artistas. Yo venía huyendo después, me daban los tubos, me hacían preguntas. Así fue el inicio comenzamos con el taller de Roberto Franco. Siempre trabajando en el Acto Teatro, comenzamos a montar obras. Desde que recibí el taller con Franco ya no me le despegué y él también me tutorió, me iba a la casa de él a trabajar, me quedaba por el toque de queda, después me iba a Ilopango donde vivía cuando lograba agarrar bus, era parte de esa situación que se vivía. Ahí me enseñaba, no perdíamos tiempo. Creo que el me enseñó.
De ahí reabro la sala del Acto Teatro y armo un elenco grande, íbamos a ser siete personas; hago talleres y tengo la sala del Acto Teatro permanente con espectáculos para niños y una presencia a nivel nacional e internacional vamos al Sur, cuando regreso trabajamos con la fundación 16 de Enero con desmovilizados del FMLN trabajamos con títeres como terapia, luego a Europa con la compañía hasta el 98, me desplazo a Guatemala a trabajar, luego en el 2001 me regreso a El Salvador por los terremotos. Sentí el llamado y estuve participando en varios lados. En 2009 me traslado a Guatemala a trabajar en todo el país haciendo diferentes actividades con los títeres en centros culturales, en el área de menores. Con jóvenes desde 2011, tengo presencia en tres municipios, en el sector de Occidente, en la Universidad de San Carlos y con el Ministerio de Educación. Hemos hecho una incidencia bien grande y seguimos trabajando El Salvador y Guatemala.
P-¿Qué obras has montado?
R-He montado como Ocelot teatro unas treinta y dos obras a lo largo de mi carrera, que yo he hecho. También he estado en montajes de otras obras, con otros grupos. Surjo como Acto Teatro en el 81 cuando nos presentamos en el Teatro Nacional y estaba de director Ángel Cañas y él nos puso los Ruiseñores, y así funcionamos como los Ruiseñores hasta que regreso de sudamerica y le cambio nombre a Ocelot teatro
P-¿Por qué Ocelot?
R-Ocelot viene del tigrillo, del ocelote, un pequeño jaguar mítico tras nuestros ancestros. En mis inicios trabajaba como Acto Teatro, en el 81 cuando presentamos los Ruiseñores y estábamos independientes del Acto Teatro. Con Edwin Pastore trabajamos hasta 1983. De ahí decidí continuar, en 1987 cuando me voy a Perú a trabajar con el CICR divulgado los Tratados de Ginebra. A través de los títeres se puede penetrar en la sociedad civil. Al regreso a El Salvador, tenía deseo de tener un nombre autóctono y Ruiseñor no es nuestro, porque es el del planeta. Tenía deseo de cambiarle el nombre y me llamaba la atención y decido ponerle Ocelot, solo le quito la “e” al final al tigrillo.
P-¿Cómo comenzaste con el festival?
R-En los años 1992 que ando circulando allá por Venezuela. Vivía en Bogotá, trabajando con el CICR. Ahí se dan unas reuniones y estoy dentro de festivales de diferentes partes hablando de títeres. Y se realiza en 1983 en Caracas la primera jornada iberoamericana de teatro infantil que la organizaba CELCIT y comienzo a formar parte como representante de El Salvador. Y se organiza la segunda jornada en Bogotá, Colombia con teatro infantil y títeres. Después me hago responsable de organizar la tercera jornada iberoamericana en El Salvador, las organizamos Ocelot-CELCIT y hago gestiones con el gobierno con CONCULTURA, con Roberto Galicia y con unos amigos del 20 30. Logramos la tercera jornada de teatro infantil que fue un gran exitazo. Llegamos a tener cerca de quince actuaciones, en varias salas y lugares importantes. Así planteo la continuación de un festival, y así fundamos el Festival de Títeres FITI en El salvador, era un festival muy grande con bastante recurso, lo organizo por tres años y se lo dejo a CONCULTURA y lo realizaron hasta el 2010, queda un vacío desde entonces hasta este año que arrancamos y una de las preocupaciones de mi persona es volver a tener esto, que El Salvador sea una vitrina para mostrar el teatro de títeres, que es tan bueno para la población para profundizar en muchas cosas, para terapia. Así decidimos tirarnos al pozo nuevamente y esta vez de manera independiente, por eso le pusimos festival Internacional de Títeres OCELOT con la idea de hacerlo cada año, apoyada por diferentes sectores del país, sin levantar banderas, que la única bandera sea el arte, que nos une a todos los seres humanos. Así iniciamos esta gestión del festival y también de una manera que definimos durante todo el año algo en torno al tema de los títeres. Tiene tres componentes, trata en las actuaciones en sala, los talleres, en este festival se dieron tres, uno de teatro de sombras dirigidos a actores y actrices, el otro impartido por la compañera chilena son cajitas pequeñas a través de un edificio van viendo las presentaciones con títeres en miniatura; el otro con las colombianas que consistió en elaboración de títeres de esponjas; y el otro es el reconocimiento y homenaje a titiriteros nacionales, son tres categorías que otorgó el festival. La primera es a los nacionales, a la trayectoria nacional. En esta ocasión fueron reconocidos Dimas de Jesús Castellón, Narciso de la Cruz conocido como Chicho y a Francisco Ramos. Existe otra a la labor continua, en su país y tenga incidencia a nivel internacional, se le dio a Elizabeth Guzmán, de Chile, y a Alejandro Jara Villaseñor de México grupo Tipi. La otra categoría es a la labor internacional que consiste en que una compañía o persona tenga más de treinta años de labor nacional e internacional con incidencia fuerte, es el caso a la compañía Tanzarina de España y a la compañía Manicomio de muñecos de Colombia.
Y seguiremos.