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“Tantos años de buscarte…” expresó suave y entre un llanto conmovedor Ana María Portillo a su hijo Orlando Mendoza López. Fundido en un abrazo con su madre, cialis el joven respondió: “Pero ya estoy aquí….”.
Treinta años de separación entre esta madre y su hijo llegaron a su fin, cialis el pasado 4 de febrero, seek gracias al reencuentro propiciado por la Comisión Nacional de Búsqueda en la Isla Montecristo, jurisdicción de Tecoluca, Departamento de San Vicente.
Ana María Portillo, una mujer de 76 años, de carácter firme, tez blanca y ojos claros, estaba despierta desde horas de la madrugada, no era para menos, esa mañana se reencontraría con su hijo, al que ella llamó Oscar, pero que ahora retorna a sus brazos con otra identidad e historia.
Ana María recordó que ella se incorporó a la guerrilla muy joven, pasó toda la guerra en diferentes campamentos en la zona de San Vicente, cumpliendo diversas tareas: cocinar, coser, lavar, entre otras; eran las actividades propias del área de logística. Ahí conoció a Juan López, también combatiente, y ambos procrearon un hijo que nació aproximadamente en agosto de 1984. Ella, con grandes esfuerzos y limitaciones cuidó a su bebe durante siete meses, hasta que el padre propuso que lo mejor era sacar al niño de la zona de combate, pues corría mucho riesgo de morir, porque eran momentos de constantes enfrentamiento con el ejército.
Es así que, a mediados de 1985, la madre debió separarse de su hijo para que fuera entregado a miembros de la familia paterna, quienes eran originarios del Cantón El Carao, Tecoluca, con el objetivo de preservar su vida. Tiempo después de la separación el padre muere y la madre nunca más supo de su hijo.
Al finalizar el conflicto armado Ana María buscó a la familia de Juan López, con el fin de recuperar a su hijo, pero le fue imposible localizarla. La familia había sido desplazada y desconocía su paradero. Por su parte, Orlando creció en el Cantón Cangrejera, Municipio del Puerto de la Libertad, bajo los cuidos y el afecto de su tía paterna Juana López, quien lo amó como su hijo. Él creía que su padre y su madre, de quien desconocía su identidad, habían muerto en la guerra y que no tenía más familia.
En mayo del año 2013, Ana María solicitó la búsqueda de su hijo a la Comisión Nacional de Búsqueda, que luego de un año y medio de investigación localizó al joven residiendo en San Salvador. El joven visiblemente impactado con la noticia accedió a realizar la prueba de ADN, con el fin de comprobar dicha maternidad.
El 2 de noviembre del año 2014, el Instituto de Medicina Legal emitió el informe en el cual se leía “Maternidad probada”, lo que reafirmaba el vínculo materno entre ambos.
A partir de ese momento, la CNB inició el proceso de atención psicosocial con el joven y la madre, a fin de realizar el reencuentro lo antes posible.
“Yo me siento muy feliz de tenerlo aquí a mi lado y le doy gracias a Dios, porque yo siento que al llegar a las manos de ellas (Comisión) ligero me lo encontraron….” Expresó, Ana María, durante el emotivo momento.
Y con mucha humildad dirigió unas palabras a la mujer que cuidó de su hijo durante tantos años: “Yo estoy agradecida que me lo ha cuidado…”, a lo que Juana respondió: “Yo lo he querido como a mi hijo, él es lo más preciado que tengo yo…” y fundidas en un abrazo, ahora ambas madres comparten el amor de su hijo Orlando.
La CNB desde su creación, en el año 2011, registra 253 casos, de los cuales ha resuelto 55, de estos, 19 ya fueron reencontrados con su familia biológica, 11 se encuentran localizados y en proceso de reencuentro, 15 fueron localizados fallecidos y 10 casos se cerraron.