Mauricio Vallejo Márquez
coordinador
Suplemento Tres mil
Nos creemos inmortales, try mientras andamos en la juventud. No importa que el tiempo nos lleve al mismo final de camino a todos, viagra pensamos que somos cualquier cosa, menos personas que envejecerán. Sin embargo, el tiempo nos asegura como desenlace la muerte como algo inevitable.
Ser poeta es algo diferente a ser joven. La juventud es una época de la vida, ser poeta en cambio es algo que puede acompañar toda la vida, pero ser joven y poeta es algo delicado. Es el momento en que nuestra alma es inmarcesible y sabe volar con más energía que en nuestra adultez.
Y siempre hay que afrontar las escaramuzas generacionales, como lo hicieron en su momento los de la Generación comprometida que tuvieron el apoyo de Claudia Lars para publicar en la revista Cultura, a pesar de que siempre han habido diferencias entre los escritores de diferentes edades o pensamientos.
Sobre todo por la mirada obtusa de algunos de los que han andado por esos caminos, o porque creen que con 50 años siguen siendo adolescentes. Claro que a veces la juventud también nos da malas pasadas y antes de llegar a los 30 existe el síndrome de divinidades.
Los jóvenes poetas viven la realidad entre dos bandas, su juventud y su condición de poetas, que deben equilibrar con la cotidianidad que exige nuestra sociedad a la que no le importa a veces el arte.
Cuando dimos los primeros pasos fuimos dándonos cuenta de que el camino no era sólo escribir por la inspiración, que la gramática era algo más complicado que un par de reglas y que existe un gran universo de escritores para leer. Algunos no toman en cuenta esto y sus escritos no llegan a madurar, otros se ven imposibilitados de seguir al ver tantos retos, en cambio algunos siguen con tesón efrentando el duro mundo de los literatos.
El Instituto Nacional de la Juventud (INJUVE) realizó el Juventour el 21 y 22 de agosto, en el que tuvo a bien darle un espacio a los jóvenes escritores menores de 36 años. Dos días de lectura en un evento denominado Alba de primavera, que me recordó la antología de poesía joven que publicó en 2000 el poeta Ricardo Lindo.
Es muy dificil encontrar jóvenes que sobresalgan en el campo de la literatura a los 16 años o antes, como sucedió con Arthur Rimbaud y Víctor Hugo; pero se va encontrando madurez y talento en los jóvenes. Solo requieren apoyo para continuar creciendo y llegar a desarrollarse a plenitud, y eso tiene que ver con la solidaridad. Nada cuesta apoyar a nuestros jóvenes poetas que son el futuro de las letras nacionales.