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Antonio Chávez
En el marco del proyecto “Jóvenes Emprendedores en Ciudades Seguras”, prescription auspiciado por la alcaldía de Ciudad Delgado, viagra se realizó la caminata “Convivencia ciudadana libre de violencia”, clinic con la participación de más de cincuenta jóvenes acompañados de sus padres.
Previo a la salida, el agente Reyes, de la Policía de Turismo, exhortó a los exploradores a revisar su estado de salud, pues según él, personas con la presión alta, problemas cardíacos o niños menores de 12 años, no pueden participar de la misma.
“A veces los jóvenes llegan a la cima, quizás porque tienen bastantes energías, pero siempre se recomienda ser acompañados por un adulto. No tomar senderos desconocidos, pues es fácil encontrarse con culebras, extraviarse o que un animal salvaje les sorprenda”, dijo.
“Algunas personas no esperan a ser guiados y se arriesgan a ser asaltadas, sufrir alguna caída o ser picadas por algún animal”, agregó .
Cristina León y Marina Juárez, del equipo promotor del proyecto “Jóvenes Emprendedores en Ciudades Seguras”, de la municipalidad de Ciudad Delgado, con el apoyo económico del PNUD, manifestaron que esa actividad la planificaron desde el mes de abril.
Dos jóvenes cuyas edades no sobrepasaban los veinticinco años, sirvieron de “guía” a los turistas, con las respectivas recomendaciones de la Policía de Turismo, inició la caminata al filo de las 11 de la mañana, entre risas, emociones encontradas y un poco de incertidumbre al atravesar partes escabrosas, calles empedradas, resbaladizas o llenas de vegetación, la columna de jóvenes y adultos emprendió la travesía.
La meta era alcanzar la cima del volcán de Izalco. Irvin Campos, de 23 años, joven becario, comentó: “Esto nos sirve para hacer un alto en nuestra vida diaria y recapacitar en la existencia de otros modos de vida, pues podemos compartir y tener una relación más estrecha con nuestras familias y amigos”…
El becario agradeció a la municipalidad delgadense por visualizar en los jóvenes un futuro mejor al darles beca de estudio, así como por efectuar estas caminatas, pues contribuye a evitar el ocio mental.
Cristina León, como terapeuta consideró que “esto ayuda a liberar la contaminación y el miedo cotidiano. El temor a ocurrir una desgracia se mantiene, pero se puede visualizar que se puede convivir en armonía con uno mismo y la naturaleza sin caer en la violencia”.
Marina Juárez, trabajadora social, agregó que “tener la mente ocupada al descubrir y explorar acciones novedosas, ayuda a los jóvenes a disfrutar mejor cada instante de su vida; esto sin hacer uso de drogas o cualquier otro tipo de sustancias alucinógenas para escapar de su realidad”.
La actividad, de acuerdo a los promotores, llevaba dos objetivos: primero, unir más a la familia; segundo, mostrar a los participantes que existen otras formas de vivir sin hacer uso de la violencia que tanto luto y dolor causa al país.
Martha Hernández, madre de un becario, dijo: “Ha sido una experiencia emocional y espiritual, esto contribuye a fortalecer los lazos familiares y permite que padres e hijos nos conozcamos más como persona, como amigos, ayuda a los jóvenes a tener una mente y un corazón sano”.
Si bien la caminata inició con mucha alegría, a medida los participantes se adentraban en medio de la densa vegetación lucían aletargados, sin deseos de culminar la travesía. Leticia, una joven de piel trigueña y ojos almendrados, cuya edad no sobrepasaba la veintena de años, al observar que la niña Valentina Flores no detenía su paso, expresó: “tú eres mi inspiración”.
“Incluir a los jóvenes en riesgo, exclusión social, altos niveles de pobreza, que viven o provienen de hogares desintegrados, es darles otras formas de explorar opciones que inviten al sano esparcimiento y convivencia intercultural, es ayudarles a abstraerse del mundo en que viven para ampliar nuevos horizontes libres de violencia”, sostuvo Juárez.
Al caer la tarde, cada participante disfrutó de un suculento almuerzo preparado por madres voluntarias, entre ellas la señora Hilda Pineda… quien goza de mucha simpatía entre los jóvenes, ya que es muy amena y gusta de cantar rancheras para alegrar el ambiente.
“Me satisfacen los resultados del encuentro.
Los jóvenes compartieron con su familia junto a otros chicos que, pese a vivir en la misma comunidad, no comparten estos momentos porque sus padres, por el mismo nivel de violencia existente, no los dejan salir ni a la tienda, manteniéndolos encerrados”, acotó León.
