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Juan Carlos Vargas, transmite sus experiencias a las nuevas generaciones de judocas. Foto Diario Co Latino/ Cortesía IMDER.

Juan Carlos Vargas, el “judoca del siglo XX”

@Bachiboxx55

Hablar o escribir sobre el pasado y presente del judoca Juan Carlos Vargas -”el orgullo de San Martín”- siempre resulta un reto atractivo, porque detrás de él hay una rica y mítica historia humana de un aguerrido campeón en las artes marciales y un voluntario y tenaz médico al servicio del deporte en general.

Deportivamente, sin tener los recursos integrales que posteriormente tuvieron los atletas salvadoreños de alta competencia, “el gato de las cinco décadas” fue un deportista de éxito, local e internacionalmente.

Tanto así que, junto a la ciclista Evelyn García, es el único atleta masculino salvadoreño que ha participado en tres Juegos Olímpicos (Los Ángeles 1984; Barcelona 1992 y Atlanta 1996). Además, en el transcurso de 1980 a 1999, participó con buen suceso en todos los juegos del Ciclo Olímpico manteniendo una supremacía centroamericana en las categorías de los 75 y 81 kilogramos.

El ex judoca Juan Carlos Vargas, es el único atleta masculino en la historia de El Salvador que ha participado en tres ediciones de los Juegos Olímpicos. Foto Diario Co Latino/ Cortesía IMDER.
El ex judoca Juan Carlos Vargas, es el único atleta masculino en la historia de El Salvador que ha participado en tres ediciones de los Juegos Olímpicos. Foto Diario Co Latino/ Cortesía IMDER.

Sus participaciones olímpicas, que pesaron mucho a la hora de su elección como “el judoca del siglo XX” -a cargo de una Comisión Especial integrada por célebres personalidades ligadas al mundo deportivo cuscatleco-, forman parte del baúl de sus recuerdos y de las páginas doradas del deporte salvadoreño, como un rico y lejano legado cada vez más difícil de igualar.

En lo deportivo, el actual doctor Vargas fue un atleta entregado totalmente al gimnasio y en cada presentación ofrecía su máximo rendimiento técnico, resolviendo la mayoría de combates por la vía del IPPON (una especie de nocaut en el judo) y cuando perdía lo hacía dejando hasta la última gota de sudor sobre el tatami.

Es que Vargas era una especie de pura sangre, un peleador nato revestido de alto espíritu deportivo y patriótico.

Y fue precisamente su presencia olímpica la que le permitió confraternizar y conocer mucho sobre la Carta Olímpica y posteriormente sobre la Ley General de los Deportes.

Ahora bien, aunque se retiró de la alta competencia en el año 2000, siguió y sigue activo como atleta Máster compartiendo su rica experiencia en el Judo con los tipos de su época y transmitiendo sus privilegiados conocimientos a las nuevas generaciones.

Pero Vargas no solo dedicó su tiempo al deporte, sino que lo aprovechó al máximo para estudiar medicina hasta graduarse localmente y después, antes del final del siglo, se especializó en medicina deportiva en Barcelona, España.

Y no lo hizo para salir de pobre, más bien para tomar en serio el juramento Hipocrático y servirle al deporte que tanto necesita de doctores competitivos y con paciencia.

Desde el año  2000 hasta hace un par de años, Vargas fue el médico oficial de los diferentes contingentes salvadoreños que compitieron en los principales eventos de los ciclos olímpicos.

Juan Carlos Vargas sigue vinculado al deporte prestando sus servicios médicos a las distintas federaciones.  Foto Diario Co Latino/Cortesía.
Juan Carlos Vargas sigue vinculado al deporte prestando sus servicios médicos a las distintas federaciones. Foto Diario Co Latino/Cortesía.

Y un dato curioso es que, a pesar de sus indiscutibles y profesionales conocimientos científicos en la materia del antidoping, no representa a El Salvador en la Agencia Internacional Antidrogas, en donde ya estuvo, pero esto no lo afecta a él, sino al país.

Asimismo, durante los últimos años y como fiel Siervo del Señor, el doctor Vargas con su carismática personalidad  y con toda la capacidad para estar en un alto cargo deportivo -como ya lo estuvo- sigue prestando sus servicios médicos a tantos atletas necesitados.

Y cuando un periodista deportivo lo necesita, también le mete mano, sin andar esperando remuneración.

Últimamente con la paciencia y profesionalismo de siempre, se le ha estado observando en las carteleras que la Federación de Boxeo ha presentado en el Cubículo de Boxeo del Palacio de los Deportes.

Una misión en donde constantemente confirma sus credenciales de buen Samaritano, querido por muchos y sin darle importancia a dos que tres detractores gratuitos.

De igual forma, en una especie de homenaje en vida, todos los años la Federación Salvadoreña de Judo organiza la Copa Yanira Vigil y Juan Carlos Vargas; un homenaje y reconocimiento a este “orgullo de San Martín” por su inigualable carrera deportiva al servicio del Judo.

Con todo su potencial deportivo, teórico, logístico la parte médica y otros ingredientes, Vargas posee el suficiente curriculum para clasificar entre los cinco mejores salvadoreños con capacidad integral para asumir la presidencia del INDES o del Comité Olímpico.

Aspiración que por su humildad y poco tiempo disponible nunca ha manifestado, pero que sin lugar a dudas, una mayoría de la gran familia deportiva del país vería con buenos ojos y le brindaría su total apoyo a uno de los mejores atletas del siglo XX.

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