Luis Antonio Chávez
Escritor y Periodista
Son las cuatro de la tarde de un viernes de mayo. Con Renán Alcides Orellana hemos quedado de vernos a las cuatro en un restaurante de comida rápida en un centro comercial muy populoso. Las razones son obvias, buy queremos hablar de su más reciente libro titulado Juicio Paralelo. Llegué –por el tráfico- diez minutos después. Buscamos un sitio algo solitario, cialis antes pedimos dos tazas de café. Mientras nos sirven lo solicitado preparo mi grabadora. El libro del cual hablaremos es un homenaje a sus 50 años de vida periodística y literaria. He aquí sus opiniones:
P-Renán Alcides Orellana, unhealthy acabas de publicar tu más reciente libro, ¿cómo se titula esta nueva obra?
R-Mi más reciente libro se titula Juicio Paralelo. Esto es una reseña autobiográfica profesional. Pareciera que los aniversarios sólo gozan del aprecio de la persona que los vive y la familia; pero en este caso, son mis cincuenta años de periodismo. Yo ingresé al periodismo en marzo de 1964 y, por tanto, este año 2014 cumplí medio siglo de labor. He querido dejar plasmado parte de lo que ha ocurrido durante medio siglo de trabajo periodístico.
P-¿Por qué del título Juicio Paralelo, me suena más a algo escrito por un abogado y no por un periodista?
R-No necesariamente puede ser de un abogado, pudo haberlo escrito cualquiera, de lo que se trata es de relacionar el quehacer de la prensa a la par del accionar en el área judicial. Si hay un juicio que está detenido, adelantado u olvidado, la prensa puede descubrirlo, apoyar… pero a veces hay exceso de la prensa que también puede entorpecer el proceso. El juicio paralelo es eso, que a la par de un juicio que llevan los juzgados está el trabajo de la prensa para ayudar a esclarecer crímenes, para dejar sentada alguna posición en cuanto a alguna injusticia que se esté cometiendo contra una o varias personas, y lo otro es que ayuda cuando los juicios están adormecidos intencionalmente o no, pero retardados, la prensa acelera exigiendo que se le dé el debido proceso.
P-Estaría Renán, con este libro, recordando cuando estaba en la Facultad de Derecho, estudiando Jurisprudencia, y se dio cuenta que eso no era lo suyo sino el periodismo en sí.
R-Es aceptable eso. Yo llegué en el año 64 a Tribuna Libre cuando era estudiante de Derecho, pero yo no sabía de este concepto y, sin querer queriendo, hice un juicio paralelo en el caso de un campesino que estaba preso acusado de un crimen que no cometió. Ceferino Pérez López, estaba detenido en 1964 porque en el Buen Pastor, un centro religioso para menores cerca del Parque Zoológico, un vigilante mató a una persona, adjudicándosele el delito a Ceferino, por el parecido extraordinario con el verdadero hechor. Llega un momento en que cae el propio hechor, mientras Ceferino Pérez López estaba preso, el parecido era extraordinario. Los dos estaban presos por un mismo caso y, por algún enredo judicial, no salía libre Ceferino. Se hizo una campaña, ahí participé con cuestiones literarias y periodísticas, y se unieron a la campaña algunas iglesias y periodistas solicitando: “saquen de la cárcel a Ceferino Pérez López”. Incursioné en un juicio paralelo, y aun estando yo iniciándome en la Facultad de Derecho, no sabía del significado. Juicio Paralelo era lo que estábamos haciendo nosotros al decirle a la justicia acelere el caso; sin embargo, Ceferino pasó dos años preso, hasta que se logró su libertad.
P-No hay duda de que desde tus inicios como periodista en la década de los 60 al 2014 ha pasado mucha agua por el río. En tu libro hay temas que interesarán a muchos, dinos ¿qué temas encierran este libro?
R-Puedo decirte que mis cincuenta años de labor periodística son un doble ramaje, pues han ido ligados el periodismo y la literatura. Eso lo manejé desde niño. Yo publiqué mi primer poema a los 9 años en los periódicos, viviendo en mi apartado rincón natal del país: Villa El Rosario, en Morazán. Luego, desde joven yo he trabajado en los medios impresos de mayor circulación en el país, de tal manera que hasta fui reportero fundador de Diario El Mundo en 1967. He trabajado también en radio. En televisión lo he hecho muy poco, he sido docente universitario, fui director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de El Salvador. Ha sido una amplia labor periodística como docente, catedrático, editorialista y redactor; también, como dirigente gremial fui presidente de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), sin dejar de mencionar la cobertura de casos relevantes, como el terremoto de 1965, la guerra con Honduras, en 1969, y la guerra civil de El Salvador, 1980-1992. Además de lo costumbrista que menciono en mi libro, aparece una crítica a los actuales procesos políticos que vive el país, y un recordatorio de los procesos políticos en que yo participé, aunque discretamente, como estudiante universitario en 1960 durante la administración y derrocamiento del presidente José María Lemus. También tuve vivencias políticas como estudiante, después como periodista y como docente cuando trabajaba en la Universidad de El Salvador; para llegar hasta los procesos de corrupción de antes y de hoy, señalando hasta el último caso como el actual del ex presidente Francisco Flores, quien hasta este momento aún no ha sido capturado, mientras la sociedad honesta se pregunta ¿por qué? y ¿hasta cuándo? Quiero manifestar que lamenté mucho que el día que salía el libro moría Gabriel García Márquez, Premio Nobel 1982 y precursor del realismo mágico literario. Sin embrago, hay menciones especiales en el libro, por su enorme quehacer periodístico y literario.
P-Al margen de lo que se ha dicho sobre diversas aristas de nuestro acontecer nacional, en el campo literario ¿abordas temas muy escabrosos Renán?
R-En periodismo literario hay un caso que narro aquí sucedido en 1944, yo aún no andaba por aquí, pero como trabajé en La Prensa Gráfica, vi un caso y me resultó de Juicio Paralelo. Adelina Sunsín y Altagracia Kalil… dos valientes mujeres, asesinadas por la policía en 1944, caso del cual el recordado poeta Oswaldo Escobar Velado escribió un lindo poema, en homenaje a las dos mujeres… y otros, que sería largo enumerar…
-¿Qué esperas del público lector o de tus propios colegas como periodista?, que adquieran el libro supongo, pero que a la vez hagan su propio juicio de valor, porque alguien que tiene más de 50 años dedicados al periodismo tiene mucho que decir. ¿Es así?
Quiero decirte que es un intento didáctico, porque narro cómo eran las dificultades que vivíamos los periodistas y los procesos que ha sufrido el periodismo en El Salvador, de 1964 a la fecha, las limitaciones, las máquinas que usábamos, el carecer de grabadora… en fin, el objetivo es decirle al estudiante el proceso que ha tenido el periodismo, las limitaciones que había para publicar las notas locales e internacionales y las fallas, decir que habíamos muchos periodistas empíricos, sin que sea dicho con menosprecio; al contrario, muchos que sin ser entonces profesionales graduados, éramos periodistas con gran sentido de la profesión, tanto que en mi libro hay una dedicatoria “para los periodistas que dejaron huella”. Muchos también, nos graduamos después. En una entrevista reciente para una radio me dijeron que el libro cubría todas las áreas, no quiero decir que así sea del todo, pero hay una amplia reseña histórica sobre el periodismo. No se debe pensar que la profesión surge después de la guerra como sostienen algunos, antes hubo que superar muchos obstáculos, basta con recordar las limitaciones, los bajos salarios, los portazos que nos daban los malos funcionarios, privaciones hasta de “comer salteado”… Eso y más… Lo importante es tener por seguro que, quien tiene vocación de periodista -el verdadero periodista- desde el instante en que, con pasión, se llena las manos de tinta de imprenta, inicia una carrera profesional para hacer periodismo por siempre y para siempre…
Mayo de 2014
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