JULIÁN

Luis Arnoldo Colato

En la víspera del domingo 12, la esposa de Julián Assange anuncio desde los tribunales donde se le sigue el caso para extraditarlo, que sufrió un accidente cerebro bascular derivado de las tensiones del proceso mismo.

Ello porque el caso revela con crudeza no solo el retorcido sentido de la justicia que los EU y sus afines tienen (Inglaterra, Israel, Francia y Alemania), como hasta donde están dispuestos a llegar por silenciar al denunciante de sus crímenes.

Recordemos que el quid de la persecución a Assange son las revelaciones que WikiLeaks hizo de los crímenes de lesa humanidad que las tropas aliadas cometieron en Irak y otros teatros intervenidos por ellos, en los que la prueba se sustentó con los videos que los mismos operadores militares grabaron de sus infamias, en los que se escucha con total claridad su risa, celebrando el asesinato de hombres, mujeres y niños civiles e inocentes.

Debemos acotar que los tales videos además revelan descarnadamente el elemento xenófobo y religioso que motivó a aquellos operadores, que actuaron contra aquellos civiles desarmados, cuyo delito aparente revelado en el video era el ser iraquíes y musulmanes.

Es el caso que Julián Assange hizo públicos tales atropellos, evidenciando además como las tropas aliadas presentaron tales masivos asesinatos de civiles como “crímenes de la insurgencia iraquí”, para sustentar emocionalmente ante el público norteamericano la intervención estadounidense en Irak, “…que así llevó la democracia a aquel pueblo gobernado por hidras…” /Paul Wolfowitz.

Como sea, a la fecha ninguno de aquellos pilotos y operadores, artilleros y personal de inteligencia, del ejército de tierra estadounidense ocupante de Irak ha sido sometido a juicio y condenado – salvo algunos pequeños alones de oreja que recuerdan los juicios por crímenes raciales en el sur de EU, donde a los ciudadanos blancos responsables de secuestros, torturas, linchamientos, ahorcamientos, violaciones y asesinatos de ciudadanos afroamericanos, se les condenaba de cara a lo avasallador de las pruebas en su contra, pero se les suspendía la pena en cárcel por “buena conducta” dejándoseles libre de inmediato – .

Entonces al ganar el juicio por extradición ante las cortes de Londres en contra de Julián Assange, persigue como último propósito el silenciarlo por evidenciar los delitos estadounidenses en contra de aquel pueblo de oriente medio, lanzando a la vez el mensaje público: “No te metas con nosotros o te ocurrirá lo mismo”.

Casi de inmediato luego de hacerse pública el resultado del proceso celebrado en contra de Assange, la comunidad de intelectuales, académicos, activistas y ciudadanos en general se movilizó en Inglaterra como en otros países de la UE, para denunciar lo que consideran un proceso viciado e interesado, dirigido a satisfacer la demanda estadounidense por encima del derecho, en evidente oposición a lo debido y con el propósito de silenciar a cualquiera, no solo al acusado, que se atreva a poner en evidencia la criminal conducta de alguna de estas potencias.

Al final, quienes observamos indignados o no, deberemos decidir si permitimos que estos gánsteres nos impongan su silencio.

   

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