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Julio Cortázar: “comprende a Toño Salazar”

Caralvá

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Suplemento Tres mil

Julio Cortázar refiere los siguientes autores: Durrell, sovaldi   Beauvoir, drugstore Duras, Douassot, Queneau, Sarraute y afirma estar fuera de las tendencias de René Crevel, Antonin Artaud, Edgar Varèse y niega ser un Mondrian… en el artículo “París, último primer encuentro” fechado 1952-1977… pensar que durante ese tiempo América Latina se debatía en las luchas revolucionarias o contra las dictaduras militares, que aún ahora tienen huellas profundas en nuestro modelo de vida, como la desaparición de miles de salvadoreños durante los regímenes militares. En ese relato detalla palabras que “tuercen el aburrimiento” en los vapores de un café crème de Saint-Germain-des Près, indica los nombres de Lawrence George Durrell El cuarteto de Alejandría; Simone de Beauvoir considerada fundadora del feminismo; Marguerite Duras,  novelista, guionista y directora de cine francesa; Fred Deux (seudónimo de Jean Douassot) surrealista; Raymond Queneau fue un escritor y novelista; Nathalie Sarraute escritora francesa de origen ruso; Piet Mondrian pintor vanguardista, simbolista y abstracto, éste último con influencias de Wassily Kandinski y Kazimir Malévich… Julio Cortázar no solo reconoce éste contexto sino que rechaza ser un argentino afrancesado (“horror horror”) fuera de onda, que ignora los diálogos de jóvenes en América Latina… con esto basta para comprender su interés por la pintura o caricatura, así reseñamos su mención a Toño Salazar: “Yo hice de sismógrafo, o de gallina-testigo; no sé si sabes que las gallinas prevén los sismos. Cuando quieras erudición sobre eso, interroga a Toño Salazar, que pasó su infancia en un volcán. ¿No sabías? Tengo el relato por Carmela, su mujer. Toño se  crió con unas tías  en El Salvador, y al lado de la casa había un pequeño volcán, un volcancito de bolsillo. Las tías miraban el cráter, y si todo estaba en calma, metían allí a Toño para que jugara. De vez en cuando una de las tías mandaba: “Toñín, vente a casa que hoy el volcán tiene mal aspecto”… “Uno comprende que a los veinticinco años Toño se entregara a la marihuana.” En nuestra nación Toño Salazar fue miembro de la Academia de la Lengua Salvadoreña, al fallecer Rolando Elías ocuparía su lugar, él anotó: “Tuve la gratísima suerte de trata con Toño Salazar años antes de su fallecimiento. Toño, espíritu superior, fue sin duda uno de los miembros de esta Academia que en forma por demás significativa prestó las luces de su ingenio y la preeminencia de su valía intelectual, a toda causa del bien, de belleza y de justicia. El ocupar su sillón ahora no solo me honra, sino que me compromete de por vida en un empeño que deseo realizar con el máximo de mi modesto saber”… Alfredo Martínez Moreno también anotó: “En alguna ocasión, él definió la caricatura como el zumo amargo de una conciencia recta y de un espíritu, incluso ingenuo, que sueña con un mundo mejor y es que Toño Salazar era un soñador, que anhelaba la redención del pueblo, la dignificación del hombre y la humanización del arte y de la ciencia”… acá entre tertulias nada aburridas y subversivas bebemos café, mencionando esos nombres marfilinos…

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