Múnich/Alemania/AFP
«No me sentaré nunca más en un banquillo en la Liga de Campeones»: con el corazón roto por la eliminación en Madrid, pero orgulloso por el trabajo realizado, el entrenador del Bayern de Múnich, Jupp Heynckes, se despidió de la mayor competición europea, que ganó dos veces en su carrera.
Justo tras el pitido final de un partido muy intenso en el Santiago Bernabéu, el anciano ‘gentleman’ del fútbol germano prefería no hacer balance de su historia de amor con la Liga de Campeones: «No tengo ninguna emoción especial porque haya terminado. Al contrario», aseguró.
«Únicamente tengo decepción por el resultado, especialmente por mis jugadores. Durante nueve meses hemos hecho un trabajo formidable. Es un grupo con carácter. Es una pena que no se haya visto recompensado», apuntó.
Heynckes sí había podido llegar en el pasado en tres ocasiones a la final de la Champions League, consiguiendo ganar dos de ellas, en 1998 con el Real Madrid y en 2013 con el Bayern de Múnich.
«Esta vez, lo sé, es definitivo. Y creo que está muy bien que sea así (…) Pocos hombres a los 72 años pueden todavía vivir una aventura así», reconoció.
La eliminación europea era todavía más dolorosa por el hecho de que el Bayern hizo un gran partido en Madrid: «No había visto jugar al Bayern a este nivel desde hace años. Es un fútbol de muy alta gama, un fútbol como se ve rara vez en nuestros terrenos de juego, ni siquiera en Europa».
El Real Madrid pudo clasificarse para la final gracias a dos errores importantes de jugadores normalmente suplentes.
En la ida, el lateral Rafinha, que ocupaba entonces el sitio del lesionado David Alaba, fue culpable de un mal pase que originó el 2 a 1 para los blancos en Múnich. En la vuelta, una mala cesión de Corentin Tolisso a su arquero Sven Ulreich, que no logró despejar el balón, permitió a Karim Benzema hacer el 2-1 provisional (2-2 finalmente) en el Bernabéu a puerta vacía.
Pero Heynckes, el hombre que devolvió la confianza desde octubre al vestuario del Bayern tras un inicio de curso sembrado de conflictos con el técnico italiano Carlo Ancelotti, mitigó la crítica: «Corentin ha jugado bien, hasta ese pase para atrás del 2-1, que no tenía razón de ser. Sven hizo una temporada formidable, únicamente tuvo una mancha».
Thomas Müller y Robert Lewandowski no pudieron marcar ni en la ida ni en la vuelta y el Bayern les echó de menos.
Aunque la temporada no esté terminada y quedé por disputar la final de la Copa de Alemania (19 de mayo, final Bayern-Eintracht Fráncfort), el partido del martes sabía a despedida para Heynckes, que dio las gracias a sus jugadores en el vestuario del coliseo blanco.
«Fue muy emocionante», aseguró Karl-Heinz Rummenigge, patrón del club, que consiguió convencer a Heynckes de que volviera al banquillo del club pese a estar retirado.
El Bayern pasó con él de ser un equipo desestabilizado a encadenar triunfo tras triunfo y conquistar un año más la liga alemana.
«Hay que ver de dónde venimos», recordó el director deportivo del Bayern, Hasan Salihamidzic. «En octubre nadie apostaba un céntimo por nosotros y por eso tengo que dedicar grandes elogios a Jupp Heynckes», afirmó.
Después de la doble confrontación con el Real Madrid en estas ‘semis’, «el mundo del fútbol va a mostrar el mayor respeto a nuestro equipo y a Jupp Heynckes», insistió Rummenigge.
La gran familia del Bayern intenta consolarse, pero será el Real Madrid el que dispute el 26 de mayo en Kiev la gran final europea.