Recientemente, la comunidad jesuita en El Salvador y las máximas autoridades de la UCA, en tanto ofendidas por el múltiple asesinato de los sacerdotes jesuitas y sus dos colaboradoras, pidieron la conmutación de la pena al coronel Alfredo Benavides, único enjuiciado en el caso.
El coronel Benavides fue el militar de mayor rango que dirigió el pelotón del Batallón Atlacatl, que irrumpió el campos de la UCA y asesinara a los jesuitas, entre ellos al rector Ignacio Ellacuría.
A principios de los años 90 Benavides fue capturado y condenado, junto a dos oficiales más, y tras pasar tres años en prisión de 30 a los que había sido condenado, fue liberado al entrar en vigencia una ley de amnistía, que buscaba, en última instancia, salvaguardar a los que dieron la orden para cometer la masacre. Es decir, los autores intelectuales.
Al ser derogada la Ley de Amnistía se ordenó la captura de Benavides para que cumpliera la pena, es por ello que se encuentra en prisión y que la UCA y la comunidad jesuita han pedido el indulto o conmutación de la pena.
Los otros militares que eran los superiores de Benavides, los que se considera son autores intelectuales, huyen de la justicia, luego que la Audiencia Real de España solicitara orden de captura, por lo que solicitó la “Alerta Roja”, y quienes al quedar abolida la ley de amnistía, también pueden ser procesados.
La UCA justifica el indulto para Benavides, luego de afirmar que “La Compañía de Jesús no quiere venganza. Si bien es cierto el juicio del 91 no fue con todas las garantías, pero, se llegó a un proceso donde se conoció parcialmente la verdad, porque solo se conoció de los autores materiales. Nunca se ha responsabilizado a los autores intelectuales”.
Además, agrega el sacerdote José María Tojeira, que en el caso de Benavides hay razones humanitarias, por la edad del militar retirado, pero hay también razones jurídicas, pues, “si no hubiera habido amnistía, habría salido ya de la cárcel, decir que ahora le quedan 26 años de cárcel cuando tiene 74 (años de edad), me parece desaforado”.
Sin lugar a dudas, la posición de la UCA con respecto al único acusado del asesinato de los jesuitas, no solo es coherente con la línea a favor de la justicia y la verdad de ese centro de estudios y de la Compañía de Jesús en Salvador, sino como una muestra concreta que la justicia no debe tomarse en ningún momento como sinónimo de venganza.
Ojalá que todos pensemos, cuando hablamos de justicia de hechos del pasado, más en la línea de la “justicia transicional” o Restaurativa, pues, el principal componente es conocer la verdad y luego que las víctimas perdonen.