Mónaco/dpa
La Juventus puso un pie en la final de la Liga de Campeones del fútbol europeo en Cardiff al vencer como visitante por 2-0 al Mónaco gracias a un doblete del argentino Gonzalo Higuaín en el partido de ida de la semifinal.
En un duelo que los italianos dominaron a partir de la seguridad de su arquero Gianluigi Buffon, el doblete de Higuaín a los 29 y a los 59 minutos, tras sendas asistencias del brasileño Dani Alves, puso una diferencia clara de cara a la revancha de la próxima semana.
Los turineses arrancaron dominando pero los monegascos impusieron rápidamente su ritmo a partir de un juego fluido y alegre. Con laterales bien sueltos, sobre todo Nabil Dirar por el flanco derecho, los dirigidos por el portugués Leonardo Jardim pusieron pronto en aprietos a la mejor defensa del torneo.
Un cabezazo del joven Kylian Mbappé funcionó como primer aviso. Poco después, un avance de Dirar por la banda derivó en un centro que el propio Mbappé conectó pero que el arquero Gianluigi Buffon salvó en gran forma. En la plenitud del dominio monegasco, el colombiano Radamel Falcao casi marca de cabeza. Pero la tormenta pasó. O, en rigor, la “Juve” empezó a entrar cada vez mejor en el intercambio de golpes, en el partido abierto, intenso, de ida y vuelta, que proponía el local. Y una vez que se acomodó, no tardó en dar señales de que también podía hacer daño.
Ocurrió en una salida: el argentino Dybala sorteó la presión con un taco que dejó al brasileño Dani Alves a campo abierto. El lateral corrió hasta el área rival, esperó la llegada de Higuaín y, también de taco, dejó el balón servido al borde del área para que el goleador abriera el marcador con un tiro cruzado.
El gol dejó zumbados a los monegascos, que se entregaron a un cuerpo a cuerpo denso, sin apenas claridad, que redujo el fútbol del equipo local a centros inútiles, ahora controlados fácilmente por la defensa que solo ha permitido dos goles en lo que va del torneo.
Los de Allegri llevaban el partido al terreno que más prefieren: sacar una ventaja, esperar armados atrás y lanzar salidas rápidas, expeditivas, para eventualmente aumentar la ventaja. Ante el ímpetu inicial del Mónaco, los italianos hacían un gran negocio.
Pero el arranque de la segunda parte pareció decir lo contrario. Apenas al minuto, Falcao tuvo el gol tras pase de Bernardo Silva. Después fue Mbappé, que no llegó al mano a mano con Buffon. Sin embargo, todo fue un espejismo, o una repetición del esplendor de los primeros minutos del acto inicial.
La Juventus volvió a acomodarse, a presionar más arriba y a provocar los errores del local. Dio entonces un primer aviso cuando, tras una mala salida, el volante Claudio Marchisio estuvo a punto de aumentar. Pero poco después, la “Vecchia Signora” no perdonó.
Tiemoue Bakayoko, tan dinámico en el arranque, perdió un balón que cayó en los pies de Dani Alves. Otra vez con campo. Otra vez con espacio. Esta vez no fue necesario un recorrido, sino un centro a las espaldas de la defensa monegasca.
Allí estaba Higuaín, puntual a los 59’, para poner el 2-0 casi un golpe de gracia.
El resto del partido fue casi un trámite, o una imagen repetida: la Juventus abroquelada atrás y el Mónaco intentando con otros tantos centros inútiles. Un par de barullos en el área no dieron rebotes favorables al local. El cabezazo de Joao Moutinho fue sacado al corner por Buffon, cuando faltaba un minuto para el final. No era, en definitiva, la noche del Mónaco.