La azul cuscatleca cayó 2-0 ante los samuráis azules que, a fuerza de velocidad, desnudaron las debilidades defensivas y ofensivas de los salvadoreños.
Santiago Leiva
@DiarioCoLatino
El Salvador cayó fulminado sobre el césped del estadio Miyagi ante una selección de Japón imperial, que apenas lo dejó respirar y que no le dio chance ni siquiera de poner las manos. Los samuráis azules asestaron apenas dos estocadas (2-0), pero dieron una lección de disciplina táctica y velocidad para atacar y defender cuando no se tiene el balón.
No hubo una imagen que pillara al estratega de la selecta, Carlos de los Cobos, tomando nota, pero de seguro su libreta estará llena de aspectos a corregir con miras a su participación en la Copa Oro 2019.
El duelo
Ante los nipones, el míster azteca apostó por su once de gala y su habitual 4-1-4-1; no obstante, desde muy temprano se evidenció que Henry Hernández, bajo los tres palos, y la zaga Roberto Domínguez-Iván Mancía y los carrileros Jonathan Jiménez-Bryan Tamacas tendrían problemas con la velocidad de los asiáticos.
Japón, por su parte, colocó un ambicioso y asfixiante 3-4-3 que no solo impidió que la zaga tuviera salida limpia; sino que, a fuerza de velocidad, bloquearon las subidas de Óscar Cerén y Jaime Alas por los carriles, y dejaron sin balón en el medio campo a Marvin Monterrosa, Darwin Cerén y Narciso Orellana.
De ahí que Nelson Bonilla era un fusil sin cartuchos en la delantera y su misión pasaba más por defender y cerrar fisuras, que por desdoblarse al ataque.
Al ‘19, en una jugada relampagueante, Kensuke Nagai se sacudió las marcas de Mancía y Domínguez para vencer de zurda a Henry. Quince minutos después (al ‘35), el mismo Nagai hizo volar a “H.H” para evitar el segundo.
La historia, sin embargo, no terminaría ahí: antes de que se cerrara el primer acto, Takami Minamino salvó un balón en la línea de fondo y Nagai se encargó de poner el 2-0 antes del descanso.
Hasta ese momento lo más grave no era el resultado, sino la falta de reacción e ineficacia de El Salvador para plantar cara y ofender a un rival en renovación, pero a todas luces superior.
Fue tan evidente la superioridad japonesa, y la distancia abismal en el ranking FIFA, que el portero Daniel Schmid ni siquiera ensució su suéter.
Y es que, a pesar de que la azul mostró en algunos tramos del partido talento y tocó bien el balón, jamás tuvo comodidad para probar a marco. No sumó ni una acción de peligro y el panorama tampoco cambió con los hombres de refresco.
Por el contrario, Japón tuvo ocasiones claras para ampliar la cuenta, pero se toparon con Henry y Juan Carlos Portillo, quien salvó al equipo del 3-0 al sacar un balón en la línea de gol en el ‘76.
A la postre, madrugar para ver el juego finalmente valió la pena, pues permite poner los pies en la tierra y deja varias lecciones para De los Cobos y su armada.
La azul volverá a la acción este próximo 17 de junio, cuando debute en la Copa Oro frente a Curacao. Japón, por su parte, ha sido invitado a la Copa América y jugará ese mismo día ante Chile.