Santiago/AFP
El sacerdote Fernando Karadima, condenado por el Vaticano por abuso sexual de menores, declaró el miércoles ante la justicia en el marco de una demanda civil en la que sus víctimas acusan a la Iglesia Católica chilena de encubrir los crímenes del religioso.
Karadima declaró por unas dos horas en la Corte de Apelaciones de Santiago durante las cuales negó tajantamente haber realizado abusos sexuales a menores cuando era párroco de una iglesia en un exclusivo barrio de Santiago, donde llegó a ser un influyente sacerdote.
«No reconozco los abusos, con niños nunca», dijo Karadima en la parte más sobresaliente de su declaración, la cual fue difundida por medios locales.
El sacerdote «ha insistido en su posición de negar los graves abusos por los cuales ha sido condenado por la iglesia hace cinco años», dijo el abogado del arzobispado de la capital chilena, Nicolás Luco, a periodistas a la salida de la sede judicial.
Esperábamos que «después de este largo tiempo hubiera venido a reconocer esos actos frente a las víctimas, frente a la iglesia y frente al país», agregó el profesional.
El arzobispo de Santiago fue demandado por víctimas de abuso sexual cometidos por Karadima, quienes exigen una indemnización de unos 450 millones de pesos (652.000 dólares), además de una declaración pública de pedido de perdón.
La denuncia busca dejar en evidencia la lentitud y posible encubrimiento de la iglesia chilena ante los abusos del religioso, que oficiaba de formador de obispos.
«Fue una declaración que estuvo marcada por muchos ‘no me acuerdo'», comentó Juan Pablo Hermosilla, abogado de las víctimas.
La justicia chilena consideró en 2010 que la causa había prescrito, pero el Vaticano declaró a Karadima culpable de abuso sexual, condenándolo a «retirarse a una vida de oración y penitencia».
Ante el revés judicial, las víctimas acudieron a una demanda civil contra el arzobispado.
En el marco de la denuncia, la semana pasada el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, declaró ante la justicia en calidad de representante legal de la sede religiosa.
El caso tomó fuerza meses atrás con la filtración de una serie de cartas entre jerarcas de la iglesia, en las que se dejaban entrever intentos eclesiásticos de encubrir a Karadima.
El caso de Karadima estremeció a la Iglesia chilena, que pidió perdón en abril de 2011 por las acusaciones de pederastia sobre una veintena de sacerdotes.