(De la Revista El Rosacruz, de la Gran Logia Española, para Europa, Asia y África, de Octubre-
Diciembre de 2004) No. 2
¿Altruismo o egoísmo?
Se decía al término de la entrega anterior: Consideraremos también al Karma desde un punto de vista neutral: que no es ni negativo ni positivo, ni bueno ni malo. Continúa así:
En un primer ejemplo pienso que podemos estar de acuerdo en que dar alimento a la gente hambrienta y necesitada no solo es un acto noble, sino vitalmente importante. No obstante, aquí se esconde un principio esencial. Supongamos que las personas que donan alimentos a los necesitados lo hacen porque eso les hace sentirse bien, o simplemente porque saben que existe gente hambrienta, y entonces el hecho de dar es precisamente eso, un acto que se realiza sin siquiera pensarlo. ¿Qué ocurriría si lo que esas personas humanitarias estuvieran haciendo en realidad es ayudar a fomentar las debilidades de otros, actuando de tal manera que las personas que reciben sus favores no se ayudan a sí mismas? Entonces, ¿seguiría siendo este acto altruista y positivo, o se convertiría en egoísta y negativo, sean en forma consciente porque el que da se siente culpable y desea eliminar el remordimiento, o inconsciente porque la ignorancia no le permite comprender la verdadera situación que puede no ser clara si no se aplica el conocimiento y la comprensión?
Podemos ver que nuestro ejemplo del Karma positivo, altruista, se transforma en nuestro segundo ejemplo –el egoísmo y la negatividad de dar solo por eliminar el remordimiento. Aun la persona que actúa por ignorancia inconscientemente tiene un problema a pesar de su noble propósito. Por ejemplo, consideremos una situación que muy probablemente nos ha sucedido a todos en determinado momento. ¿Recuerdan la última vez que los detuvo en la calle una persona que, por su apariencia, quizá consideraron era un vagabundo? Probablemente esa persona les solicitó dinero diciéndoles que necesitaba comprar alimento, pero ustedes tuvieron la impresión de que lo que en realidad deseaba era comprar licor. Estuvieron en una situación en la cual se les pedía ayuda. ¿Qué hicieron, y qué sintieron?
¿Debían ignorar a esa persona? ¿Sintieron la tentación de darle dinero solo para deshacerse de ella y aliviar cualquier incomodidad que podrían haber sentido? ¿Se rehusaron a ayudarla pensando que probablemente malgastaría el dinero y que en realidad no tenían por qué ayudarla a mantenerse en el vicio del alcohol? ¿Pensaron quizás en forma errónea que si la ayudaban podría cargar con su Karma? O, ¿le dieron el dinero pensando en que lo que hiciera con él era su problema? Y, finalmente, ¿le dieron el dinero o le negaron la ayuda debida a un sentimiento sincero y genuino de compasión por la otra persona? Solo ustedes saben lo que sintieron en realidad.
Las Personas que Critican
Desafortunadamente, cierta gente usaría esa situación en su propio beneficio, esto es, ridiculizaría otra menos afortunada a fin de establecer una falsa confianza en su propia dignidad. Irónicamente, esa gente está presta a señalar en los demás lo que parecen ser faltas y actos de egoísmo. “¡Qué bien educado es usted, cuántos esfuerzos hace para lograr el éxito, y tendrá más éxito siempre y cuando me dé dinero para que yo pueda alimentar a los hambrientos!”. En verdad, ¿son nuestros intentos para ser mejores simples actos egoístas? ¿No crea acaso el proceso de egolatría y de auto-perfeccionamiento un medio que permite la oportunidad de servir en forma más efectiva? Si una persona asume tal actitud, ¿no se convierte el acto aparentemente egoísta en un acto desinteresado? Quizás no damos conscientemente en una forma como otros esperan de nosotros, pero tal vez nuestra sabiduría trasciende la comprensión normal de los demás. De ser así, ¿no se convierte el acto aparentemente egoísta en un acto altruista? Aún más, ¿es realmente la sabiduría que hemos adquirido la que nos hace actuar de la manera como lo hacemos?