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Kenia quema la mayor cantidad de marfil de la historia

Por Nicolas Delaunay

Nairobi/AFP

Kenia prendió fuego este sábado a  105 toneladas de marfil en el parque nacional de Nairobi, generic la mayor cantidad de «oro blanco» jamás incinerado en una sola vez, mind un acto simbólico para luchar contra la caza furtiva de los elefantes.

Frente a las cámaras del mundo entero, generic el presidente keniano Uhuru Kenyatta y su homólogo gabonés Ali Bongo Ondimba, en cuyos países viven la mitad de los elefantes de selva en África, introdujeron cada uno una antorcha ardiendo en una pirámide formada por colmillos de elefante.

En total diez pirámides de marfil y una pila de cuernos de rinocerontes también fueron incineradas, cerca del 5% del marfil mundial.

«Nadie, repito, nadie tiene que comerciar con el marfil, porque este comercio es sinónimo de muerte para nuestros elefantes y de muerte para nuestro patrimonio natural», declaró Kenyatta durante esta ceremonia destinada a promover la lucha contra la caza furtiva y la prohibición del comercio del marfil.

«Para nosotros, el marfil no tiene ningún valor salvo (que esté) en nuestros elefantes», insistió el mandatario.

Dirigiéndose a los cazadores furtivos, el presidente Bongo advirtió: «Vamos a poner fin a vuestro negocio y lo mejor que podéis hacer es jubilaros».

Los 16.000 colmillos incinerados el sábado representan casi toda la reserva de marfil keniano, constituida desde 1989, cuando se prohibió el comercio internacional del «oro blanco».

«Perder nuestros elefantes es perder una parte esencial de la herencia que hemos recibido. Simplemente, no lo permitiremos», declaró el viernes el presidente keniano en una cumbre internacional contra la caza furtiva, que se llevó a cabo en Nanyuki, en el centro del país. «No seremos los africanos los que nos quedemos parados viendo como perdemos a nuestros elefantes», advirtió el mandatario.

Kenyatta hizo un llamamiento para que se prohíba totalmente el comercio de marfil para evitar la extinción de esta especie en estado salvaje. Actualmente entre 450.000 y 500.000 elefantes viven en África.

El país cuenta con una larga tradición en estas cremaciones de marfil y ha hecho que este tipo de actos simbólicos se celebren a menudo en otros países.

Pero hasta ahora no había organizado una cremación de esta magnitud.

Cada año, cerca de 30.000 elefantes son abatidos por los cazadores furtivos para recuperar sus colmillos. Las consecuencias de estos actos criminales son dramáticas: si se suman las muertes a manos de los cazadores y las muertes naturales la cifra es superior al índice de reproducción de la especie.

1.000 euros por kilo

Con este acto simbólico sin precedentes, Kenia quiere enviar un mensaje «claro», el mismo que lleva proclamando desde hace tiempo: el marfil sólo tiene valor cuando se encuentra en un elefante vivo.

Durante la ceremonia, el famoso paleoantropólogo Richard Leakey, que dirige el servicio keniano de la fauna (KWS), defendió la iniciativa de Kenia: «Es una muy buena operación de comunicación. Si quiero llegar a 6.000 millones de individuos, tengo que hacer este tipo de actos», explicó a la AFP.

Pidió a los países africanos que «nunca más, hagamos comercio con el marfil o con el cuerno del rinoceronte», tachando de «vergonzosas» las naciones que siguen guardando sus reservas, en referencia a varios países del África Austral.

«Son especuladores de una mercancía ilegal y diabólica», sentenció.

Leakey hizo un llamamiento a los países de África austral para que se desprendan de sus reservas de marfil.

«Mientras tengan estas reservas, sugerirán que hay un nuevo mercado en el futuro», advirtió.

El tráfico de marfil, cuyo comercio está prohibido desde 1989, se apoya sobre todo en la demande asiática, en especial de China, donde el kilo de marfil se paga a unos 1.000 euros.

Por su parte, China endureció recientemente su legislación respecto a las importaciones de marfil, pero permite revender el «oro blanco» adquirido antes de la prohibición internacional de 1989. Según los defensores de los elefantes, este comercio legal sirve para ocultar importaciones clandestinas.

Si bien la ceremonia pública del sábado durará unas horas, la incineración en sí misma puede alargarse varios días. «De hecho, el marfil no se quema», explicó a la AFP Robin Hollister, responsable pirotécnico de la cremación.

«Si intenta quemarlo con una cerilla o echándolo a una hoguera, no funcionará. El exterior estará carbonizado pero el interior seguirá intacto», asegura. «Para reducirlo a cenizas, el marfil tiene que ser sometido a temperaturas muy elevadas», precisa.

Para conseguir estas temperaturas tan elevadas se inyectará, a presión, una mezcla de diésel y keroseno en el centro de cada una de las pirámides.

A pesar de estar en plena estación de lluvias y con un alto riesgo de que llueva, como la tromba de agua que cayó el viernes sobre la capital, Richard Leakey prometió que las pirámides de marfil «arderán, aunque nieve».

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