Por Dave Clark/Biskek/AFP
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, llegó este sábado a Kirguistán, primera etapa de una gira por Asia Central en la que buscará tranquilizar a cinco exrepúblicas soviéticas preocupadas por el avance del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Apenas terminadas las conversaciones sobre Siria en Viena, el jefe de la diplomacia estadounidense inicia una gira que lo llevará a la capital de Kirguistán, Biskek, desde el sábado al martes, para luego seguir por Uzbekistán, Kazajistán, Tayikistán y Turkmenistán.
Su objetivo es tranquilizar a las autoridades de estos cinco países, preocupadas por las consecuencias de la retirada estadounidense de Afganistán y el avance del EI.
A la región, en la que rusos, chinos y estadounidenses buscan pesar económica y diplomáticamente, le preocupa la retirada programada – aunque retrasada – de las tropas estadounidenses de Afganistán.
En el terreno económico estas exrepúblicas soviéticas son víctimas colaterales de la recesión en Rusia, – consecuencia de las sanciones occidentales y de la caída de los precios del petróleo -, debido a su dependencia de su poderoso vecino en materia comercial y emigración laboral. A eso se suma la desaceleración en China, que ha invertido enormemente en la región en los últimos años.
Además, estos países están expuestos al problema creciente de los reclutamientos por parte del EI, que hace temer un aumento del extremismo.
Y Washington, haciéndose eco de algunas oenegés, teme que este fenómeno justifique un endurecimiento de estos regímenes, a menudo criticados por su falta de pluralismo y violaciones de los derechos humanos.
Entre 2.000 y 4.000 personas originarias de Asia Central se han unido a las filas del Estado Islámico, según International Crisis Group.
Rusia, que dirige desde hace un mes una campaña de bombardeos intensivos en Siria, sigue de cerca a estos países, al igual que Estados Unidos.
Uno de estos reclutas del EI llamó en particular la atención de Washington. Se trata de Goulmourod Khalimov, que no sólo es exjefe de las fuerzas especiales de la policía de Tayikistán, sino que también recibió formación antiterrorista en Estados Unidos.
Este coronel, que desapareció súbitamente, apareció hace poco en un video, con un fusil en la mano, llamando a sus compatriotas a unirse al EI.
¿Libertades amenazadas?
«Aquello conmocionó no solo a los tayikos, sino a toda la región», dijo una diplomática estadounidense antes de la visita de Kerry. «Siguió una de nuestras formaciones, su radicalización fue una sorpresa para todos».
En conjunto, no obstante, «no observamos ningún indicio real de actividad del EI en Asia Central». «Pero los reclutamientos son inquietantes y lo estamos vigilando», agregó.
Tayikistán prohibió recientemente al principal movimiento de oposición del país, el partido del Renacimiento Islámico, clasificándolo como organización terrorista cuando antes era considerado moderado. Una veintena de sus líderes fueron arrestados.
«Creo que el peligro que plantea el EI es menor respecto al que supone el régimen» tayiko, estima Edward Lemon, especialista en Asia Central de la Universidad de Exeter, denunciando «una regulación estricta de las prácticas religiosas».
El viernes, la ONG Human Rights Watch pidió a Kerry que advierta «claramente» a los países de Asia central que las violaciones de los derechos humanos son inaceptables para Estados Unidos.
Por su parte, Freedom House llamó al secretario de Estado a «no caer en la trampa de legitimar el régimen de los presidentes vitalicios a cambio de una ilusión de estabilidad».
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