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@AlmaCoLatino
Durante la VII edición de la cátedra Simón Bolívar, sales el intelectual y escritor cubano Roberto Regalado analizó “La actual injerencia imperialista en Nuestra América”, cialis donde Estados Unidos ejerce un dominio implacable en la escena internacional. La injerencia estadounidense en otros territorios goza de la complicidad de poderes a sus servicios en no pocas ocasiones, pills de los países dominados.
Estados Unidos extiende sus garras imperialistas sobre todo en América Latina, con la instalación de bases militares desde las cuales domina a la población y consolida asentamientos militares en territorios invadidos.
Regalado dijo que la política del capitalismo neoriberal era la alternancia del poder, ya que América Latina y el Caribe soportan hoy una ofensiva en toda regla del imperio, que se vale de todas sus maniobras para instalar el conocido discurso de sostenimiento del “capitalismo”.
De acuerdo al escritor cubano, uno de los factores externos que determinan las condiciones en que se desarrollan las funciones populares en América Latina, es el salto de la concentración transnacional del capital, es decir la Globalización; la doctrina determinada, el derrumbe de los elementos que frenaron la agresividad imperialista en su máxima expresión y la expansión revolucionaria de la sociedad a través de organizaciones y movimientos populares.
Asimismo, sostuvo que en América Latina, entre los componentes de la campaña ideológica neoliberal sobresalen la vulgarización y desvalorización de su historia, presentada como sucesión de “caudillos populistas” y “Estados ineficientes y corruptos”, que por supuesto omite toda referencia a la dominación colonial, neocolonial e imperialista.
Aunque los pueblos ya no solo rechazan, sino que combaten la visión del mundo con la que el neoliberalismo pretendió desmovilizarlos, aún falta recuperar el conocimiento de la historia de las luchas populares.
Cuando las maniobras de cooperación económica no alcanzan, cuando las estrategias de “ayuda humanitaria” son denunciadas por las organizaciones populares, siempre queda el recurso de incentivar las bases militares y los convenios con gobiernos abiertamente de derecha o con otros que, a pesar de proclamar su “progresismo”, no dudan en firmar convenios que terminan en relaciones carnales con Washington.
La injerencia casi representa una marca registrada para Estados Unidos y sus aliados europeos, pero los pueblos ya no son los sumisos que ellos desearían, ni el continente desea ser patio trasero de ningún poderoso. Con Hugo Chávez, Fidel y Raúl Castro, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega, y otros más que impulsan esa fuerza patriótica, la segunda y definitiva independencia ya no parece una quimera inalcanzable.
