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La administración Biden contra Cuba: ¿qué hay de nuevo y peligroso esta vez?

Tomado de la Época
En estos días, fuentes anónimas en Washington han asegurado que organismos de inteligencia panameña, en complicidad con la estación local de la CIA en ese país, desarrollan una provocación contra la isla de Cuba para afectar las relaciones entre el gobierno de Miguel Díaz-Canel y su par Laurentino Cortizo.
Las mismas fuentes atestiguan que se ejecuta una operación de desinformación a través de varios gobiernos de América Latina y el Caribe vía fachada de la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos (Comitel) y algunos voceros del Pentágono. Han mencionado que, para variar, el promotor de todas esas acciones es el cubano americano Marco Rubio, miembro del selecto club de Inteligencia del Senado, espacio que utiliza para desplegar sus influencias en las agencias de inteligencia y el Departamento de Estado.
Esta vez la inteligencia de Panamá difunde, a través de fake news, que desde la capital de la mayor de las Antillas se estaría secundando las manifestaciones contra empresas mineras canadiense que han cobrado masividad en la república centroamericana. Para dar sustento a su calumnia emplean periodistas al servicio de la Embajada norteamericana insertados en medios como Glosas de noticias, al tiempo que tratan de crear divisiones al interior de las manifestaciones, señalando a supuestos agentes cubanos. Resulta llamativo que incluso se vincule al Embajador cubano por una reunión con el Canciller de ese país, solo por el hecho de coincidir en la fecha. Este es el mismo guion usado por los norteamericanos tratando de enlazar a diplomáticos cubanos en un sinnúmero conflictos.
En la misma dirección, fuentes familiarizadas con el tema han denunciado que existen múltiples agencias federales norteamericanas involucradas en capacitaciones en Panamá, principalmente en sectores de la oposición, donde opera la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y la Fundación Nacional para la Democracia (NED); organizaciones que oxigenan con financiamiento a la oposición, que se beneficia de las manifestaciones.
Las campañas de descréditos contra Cuba, tratándola de implicar en protestas sociales, vienen a distraer y desalentar las mismas apuntando a un enemigo externo, como comúnmente lo ha hecho la Casa Blanca. En este caso es de destacar las protestas de Black Lives Matter, donde acusaban a un actor extranjero o grupo ficticio como Antifa.  Al final del mandato de Trump se intentó vincular a Caracas con la supuesta manipulación de las elecciones en los Estados Unidos. También se mencionó que Cuba, un país bloqueado y limitado por el uso de dólares, había financiado esta paranoia de Trump.
Por supuesto que los hechos que más han evidenciado el respaldo de estas campañas contra Cuba por parte de los Estados Unidos son los casos de Bolivia y Perú.
América de golpe
Durante el golpe de Estado de noviembre de 2019 en Bolivia la Embajada norteamericana participó directamente, con sus funcionarios y activos en el gobierno de facto, para la expulsión de los médicos cubanos que participaban en la colaboración médica en nuestro país. Agentes norteamericanos con fachada de diplomáticos verificaron en persona la expulsión de los galenos. Medios al servicio de Washington intentaron implicar a médicos cubanos con el pago a las manifestaciones contra Janine Áñez. Y hasta llegaron a encarcelar, sin pruebas, a doctores para amplificar el show.
En el caso de Perú, se utilizaron todas las vías para tratar de ligar a representantes diplomáticos cubanos con agencias de seguridad. Allí sobresalieron las declaraciones del excanciller Rodríguez Mckay en diario La Razón, o las de la congresista de Avanza País (AP), Patricia Chirinos, quien vertió elementos infundados en el diario
Expreso contra el Embajador cubano por visitas oficiosas a instancias gubernamentales.
La situación más incongruente fue la de la congresista Yessica Rosselli Amuruz Dulanto, también de AP, quien en su cuenta de la plataforma X (exTwitter) acusó al funcionario cubano de estar en Cusco, señalando un numero de pasaporte falso, resultando ser otra persona. Pero, aún sin pruebas, igual  solicitó una moción para pedir la expulsión del diplomático.
Otro de los países afectados con falsas acusaciones de apoyo a agencias de defensa cubana es México, donde sesionó la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) y agentes de influencia del Departamento de Estado como Orlando Gutiérrez Boronat se encargaron de viciar con mensajes alegóricos a la guerra fría supuestos nexos de Cuba con la KGB rusa y la Stasi alemana.
Campaña contra los médicos cubanos
Parte de la estrategia de los Estados Unidos y Usaid, fachada de la CIA y el Departamento de Estado, es demonizar a las Brigadas Médicas Cubanas que asisten a poblaciones desprotegidas o con limitado acceso a servicios de salud. En este sentido, el propio Gutiérrez Boronat fue enfático en apuntar a estas brigadas como parte de la estrategia cubana de “adoctrinamiento a los mexicanos”, lo cual dista de la realidad objetiva.
El diputado mexicano Salvador Caro Cabrera, integrante del grupo parlamentario de movimiento ciudadano, es uno de los que vinculan las brigadas médicas con acciones de inteligencia; ideas al parecer sacadas de la película de Hollywood o de la mencionada Comintel.
Por último, Ecuador, un país apuntalado por la administración Biden, custodiado por la CIA y la Administración de Control de Drogas (DEA), donde campean la drogas y el crimen organizado, utilizó en su momento el periódico de extrema derecha La República, haciéndose eco de Clarín, emporio que responde al guion informativo de Washington. Trató de relacionar con Cuba la supuesta fuga hacia Venezuela de María de los Ángeles Duarte, exministra de Trasporte y Obras Públicas del gobierno de Rafael Correa. Esta manipulación, sin pruebas, bajo el pretexto de conspiraciones, responde al interés de afectar la información de la masa de lectores usando medios con determinada reputación y alcance. Evidentemente aquí fue Natasha Niebieskikwiat, corresponsal de Clarín, la agente de influencia que utilizó el Departamento de Estado para propagar información falsa.
La obsesión de Marco Rubio con Cuba
Todas esas campañas tratan de magnificar las capacidades de Cuba para influir sobre situaciones en otros países. Aprovechan situaciones de crisis como la ocurrida en Chile en 2019 para insertar las matrices de sospechosos agentes externos y demonizar a las corrientes progresistas.
El interés principal de Marco Rubio es minimizar la actitud altruista y solidaria de Cuba con los países de América Latina y el Caribe, además de ocultar las operaciones de influencia y sesgo que aplica el Gobierno norteamericano para coaptar la libertad y democracia en su “patio trasero” –como nos han definido ellos mismos–. Ejemplo de esto fueron las supuestas bases militares chinas emplazadas en Cuba, para lo cual se apoyaron en fotografías a una base militar abandonada en San Antonio de los Baños, distante a unos 60km de La Habana.
Recordemos también los tristemente famosos “ataques sónicos” a diplomáticos norteamericanos que habría propiciado el “régimen comunista”, parte de la poca inventiva de la administración Trump. En esta campaña “goebbelina” el artífice fue, una vez más, Marco Rubio, asesor principal de Trump contra la Revolución, en su intento de limitar al máximo el prestigio cubano en la arena internacional.
La historia de América Latina es elocuente e irrebatible, y confirma cómo los gobiernos norteamericanos han financiado con ingentes recursos a grupos de oposición como el venezolano, nicaragüense, brasileño, mexicano y cubano por medio de contratistas como la Usaid, NED y el entramado de organizaciones fachada de la Comintel. Esta práctica colonialista está sustentada por el Congreso de los Estados Unidos con fondos federales públicos y se aloja en el presupuesto del Departamento de Defensa.
Finalmente, a todo lo anterior hay que sumar las acciones de coacción, influencia y penetración sobre entidades gubernamentales, políticas, legislativas y militares en todo el mundo, y en especial en países donde domina la ultraderecha, donde mejor se desenvuelven los Estados Unidos.  Solo basta señalar cómo han manipulado a Europa por medio de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y cómo influyen en la economía mundial con el Banco Mundial (BM) y sus bancos transnacionales.

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