Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
Mercedes Monge, de la comunidad Santa María, La Esperanza, departamento de La Paz, pertenece al Centro de Desarrollo Comunal de Comunidades Unidas de Santiago Texacuangos (CEDESCO-CU) e integra la Mesa Soberanía Alimentaria, con quienes ha venido trabajando junto a sus familia en el tema de la agroecología.
“He trabajado desde la práctica y la experiencia, para dar ejemplo a la comunidad y familias, así como al país, sobre una experiencia de cultivar tus alimentos en un pequeño espacio y sin agroquímicos”, comentó.
¿Qué es la agroecología? Documentada por diversas organizaciones pro-ambiente a nivel internacional esta disciplina, de reciente data, propone reemplazar a la “agronomía convencional”, mediante la aplicación de principios y criterios ecológicos, en la búsqueda de una gestión de sistemas agrícolas sostenibles.
El hogar de Mercedes está rodeado de 300 metros cuadrados de patio, que ha convertido en su huerto casero, en donde florecen guías de güisquil, pepinos y tomates, hierbas aromáticas, frijoles, albahaca, loroco, challa, mora así como árboles de naranja, aguacate, maíz, café y limones. Y la miel como sustituto de azúcar en los platillos o bebidas que prepara. Adosado al patio de sus padres una granja de aves de corral, que son alimentados con insumos orgánicos, que permite huevos y carne de ave, libres de sustancias químicas, explicó Mercedes. La iniciativa de la Agroecología no solo es un proyecto de largo plazo de la Mesa por la Soberanía Alimentaria, también la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en su reciente Conferencia sobre Comercio y Desarrollo, señaló que el camino hacia la erradicación del hambre, que llega a los 800 millones de personas en el planeta, es pasar de una “agricultura industrial a un modelo basado en el desarrollo rural y el protagonismo de la agricultura ecológica local”, (pag. Oficial de Naciones Unidas).
“Todo lo que he puesto sobre esta mesa es lo que consumimos en la familia, sin necesidad de ir al supermercado a comprar o estar en otros espacios para obtener alimento. Desde 2006 venimos trabajando con esta experiencia, primero con el acompañamiento que me ha dado la UNES, RACDES y Tierra Viva, que nos han apoyado. Ahora seguimos con la Mesa de Soberanía Alimentaria y la experiencia que hemos obtenido, desde estos diferentes espacios, es entender el tema, porque se debe entender bien qué es Soberanía Alimentaria, sino es así, no podemos implementar nada, porque esto no solo debemos practicarlo, debemos vivirlo, no basta tener los conceptos en el papel”, manifestó.
La agroecología es fuente de salud, agregó Mercedes, al mencionar que el cáncer, insuficiencia renal y otro tipo de enfermedades se debe al consumo excesivo de comidas consideradas “chatarra”, que no aporta a la salud de la población. Así como, el conocimiento en los últimos tiempos sobre la incidencia del cáncer por glifosato, que se usa como madurante en la caña de azúcar y como herbicida.
“Desde mi propia vivencia les puedo asegurar que sí podemos. A pequeña escala la agroecología es suficiente para mantener la vida de una familia, es importante que nuestro país vaya valorando y construyendo desde la Asamblea Legislativa, a tomar acciones y que aprueben la Ley de Soberanía Alimentaria, para proteger a los pueblos.
Esta experiencia nos puede enseñar que si se pueden hacer cambios, y evitar así, intoxicaciones químicas, la agroecología es base fundamental para seguir viviendo de manera sana y amar la tierra ”, reseñó.
Adela Bonilla, de la Red de Ambientalistas Comunitarios de El Salvador (RACDES) de la Mesa por la Soberanía Alimentaria, hizo eco de la petición de Mercedes, para que la Asamblea Legislativa saque del archivo la Ley de Soberanía Alimentaria y Nutricional, que fue abordada, pero se mandó archivo en donde permanece desde hace siete años. “Como Mesa por la Soberanía Alimentaria, queremos que vuelva a la mesa de discusión y también se aprueben las reformas que tenemos en esta materia. Es necesario volver nuestra mirada atrás, a esos conocimientos de nuestros ancestros que cultivaban sin agroquímicos, que le daban valor a las tierras y el sentimiento de respeto a las semillas. Queremos crear ese cambio de tecnologías y técnicas de cultivo, volvamos al machete, la cuma, dejemos los agrotóxicos para descontaminar la tierra para que respire y se limpie, para que pueda dar un fruto libre de químicos”, sugirió.
En cuanto a los desafíos frente a la agroindustria y los monocultivos, como la caña de azúcar, que avanza desplazando los cultivos agrícolas de sobrevivencia de la población rural, Doris Evangelista opinó que la ganancia económico-mercantilista que tiene mayor poder en uso de suelos y consumo de agroquímicos, pueden ser cuestionados y como tal regulados.
“No podemos seguir celebrando como logros las noticias que hablan que el país endulza a Taiwán, China, Estados Unidos y Canadá, cuando presenciamos la muerte de la población salvadoreña en la zona rural por insuficiencia renal, que está siendo cercada por el monocultivo de la caña de azúcar, de las pérdidas de cosecha por la sobreexplotación del recurso hídrico, que afecta a los pequeños agricultores. El Salvador puede ofrecer una alternativa de un cultivo sano, de un cultivo limpio y podemos demostrar que si hay alternativas; el gobierno y la Asamblea Legislativa, pueden contribuir por la soberanía alimentaria y nutricional”, puntualizó.