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La Amazonía: un fuego que enciende otros fuegos…

German Rosa, s.j.

Los recientes incendios en la Amazonía durante el mes de agosto han hecho arder la piel y los corazones de indignación en gran parte de la humanidad. Estos incendios causaron la pérdida de 2.5 millones de hectáreas de ese ecosistema que comparten nueve países (Cfr. https://sostenibilidad.semana.com/impacto/articulo/incendio-en-la-amazonia-alcanzo-25-millones-de-hectareas-en-agosto/46636). La Amazonía se ha convertido en el vértice de la confrontación de todas las posturas económicas, políticas e ideológicas de nuestro mundo globalizado.

Ante el grito de la tierra y los clamores de la humanidad, no nos podemos quedar contemplativos pasivamente. El Sínodo de la Amazonía responde a estos clamores, y desde el 6 hasta el 27 de octubre del presente año se concentrará para escucharlos. La fe cristiana tiene una palabra que decir y muchas obras que realizar para cuidar la creación, nuestra casa común. Así lo formula el Intrumentum Laboris del Sínodo de la Amazonía que consta de tres partes: “la primera, el ver-escuchar, se titula La voz de la Amazonía y tiene la finalidad de presentar la realidad del territorio y de sus pueblos. En la segunda parte, Ecología integral: el clamor de la tierra y de los pobres se recoge la problemática ecológica y pastoral; y en la tercera parte, Iglesia Profética en la Amazonía: desafíos y esperanzas, la problemática eclesiológica y pastoral” (Sínodo de los Obispos. 2019. Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Instrumentum Laboris. Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, nº 4).

El Sínodo de la Amazonía es un paso más en el compromiso expresado y asumido en la encíclica Laudato Si, publicada el 24 de mayo del año 2015. Ante el clamor universal del cuidado de la creación y la gran preocupación de la humanidad por el cambio climático con sus graves consecuencias ya en el presente, el Sínodo escucha este clamor con una esperanza proféticamente activa y acoge las tantas manifestaciones de los pueblos afectados, que sufren en carne propia los efectos de dicho cambio. El fuego de la Amazonía ha provocado otros fuegos…

1) Un fuego que enciende la sensibilidad social que denuncia la ideología del crecimiento ilimitado y sus graves consecuencias…

De esta manera, el Sínodo esta en el corazón del conflicto de los juegos de poder de los grupos económicos, financieros y políticos en la actualidad que tienen intereses bien definidos en la región amazónica. Con el Sínodo, la Iglesia busca así nuevos caminos sin evadir el conflicto con los grupos más poderosos del planeta. El proyecto amazónico de la Iglesia tiene dimensiones eclesiales, sociales, ecológicas y pastorales, y con frecuencia conflictuales con los intereses de otros grupos e instituciones. El Sínodo sobre la Amazonía nos hace caer en la cuenta de que todos estamos implicados, tanto por los efectos positivos que sentimos de esta región del mundo, como por las amenazas a la sobrevivencia, producto del funcionamiento de la economía global que propone el paradigma del crecimiento ilimitado en la economía y las finanzas, el cual concibe al medioambiente como un botín a ser saquearlo, bajo el protagonismo de grandes empresas multinacionales que buscan la maximización de sus beneficios o utilidades al más corto plazo y que estimulan un estilo de vida consumista.

La esperanza profética activa del Sínodo de la Amazonía se basa sobre tres pilares: 1) El fundamento ético de la solidaridad global, porque todos vivimos en la casa común que es nuestro planeta; 2) El compromiso del reconocimiento de la dignidad humana, el desarrollo humano integral y la disminución del impacto del cambio climático; 3) La atención y el cuidado de las generaciones presentes y futuras (Cfr. Michael F. Czerny, S. 2019. Il clima, la chiesa e la COP24 di Katowice. La Civiltà Cattolica, p. 455).

No se puede pensar en conservar y cuidar la casa común si mantenemos una perspectiva de islas o países individuales. Se requieren políticas globales. Tampoco se puede vivir sin hacer uso de los bienes que nos ofrece la naturaleza, pero es imprescindible una relación armónica con ella y el uso de manera proporcional de los mismos para un desarrollo humano integral, sostenible para el presente y también para las futuras generaciones.

2) Un fuego que hace arder los ídolos de la riqueza y del poder

El mensaje del Sínodo es muy claro: no a la indiferencia, ni a la resignación o al pesimismo que sostienen posiciones pasivas, porque piensan que el cambio climático y sus graves consecuencias son irreversibles y no se desea cambiar ni tener una profunda conversión ante los ídolos de la riqueza y el poder. Quienes adoptan esta actitud no tienen nada que esperar, solamente una catástrofe de gran envergadura o de carácter universal. Es una especie de suicidio causado por la pasividad impotente ante el reto de la sobrevivencia de la humanidad y el cuidado de nuestra casa común. ¿Por qué no hacer del mundo un jardín y un huerto que nos alimente y nos dé la salud a todos los que habitamos en la casa común?

El territorio amazónico tiene una superficie de siete millones de kilómetros cuadrados. El Río Madeira tiene más de 3000 km de largo y es el afluente más largo de nuestra Madre Tierra.

La Amazonía es una región con una rica biodiversidad; es un territorio multiétnico, pluricultural y plurireligioso, un espejo de toda la humanidad que exige cambios estructurales y personales de todos los seres humanos, de los Estados e incluso de la Iglesia misma.

Decir “Amazonía” es decir agua, minerales, flora, fauna, biodiversidad. La Amazonía es la región del mundo en donde está una de las reservas más importante de los recursos naturales del planeta y su influencia es fundamental para la producción del aire puro. En la Amazonía se concentra un tercio de la biodiversidad mundial y es el quinto lugar de reserva de agua dulce del planeta. La región de la Amazonía está compartida por nueve países: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Surinam, Guyana y Guyana francesa. Zona rica en diversidad de ecosistemas, con una cantidad importante de plantas medicinales que han sido empleadas durante siglos por los habitantes originarios y que tienen una tradición curativa ancestral. Dada la extensión y la riqueza natural de la Amazonía, esta se considera como uno de los pulmones más grandes del mundo, porque captura el carbono del planeta y devuelve oxígeno. El agua y la riqueza de la biodiversidad convierten a esta región en un lugar estratégico para el desarrollo de la vida sobre la tierra. Desafortunadamente su riqueza de minerales e hidrocarburos hace que sea explotada irracionalmente.

Las grandes amenazas de esta gran reserva natural son: la deforestación, la contaminación de las fuentes de agua, el extractivismo de los minerales, así como los grandes proyectos de infraestructura que intervienen en el curso de las aguas con el dragado de los cauces de los ríos sin medir sus consecuencias. No se puede obviar la existencia de redes de narcotráfico, grupos armados que controlan parte del territorio de la Amazonía, y la colonización incontrolada de población proveniente de distintos países latinoamericanos, la explotación ilegal de minerales, la utilización de elementos tóxicos que dañan el medioambiente, la utilización ciega del plástico que se desecha y contamina las fuentes de agua (Cfr. Fernando Roca, A. Javier 2019 – nº 4256. Les ressource menacées de l’Amazonie. Études, pp.19 – 28).

El Sínodo parte del hecho real del reconocimiento de la injusticia. Por esta razón denuncia los modelos extractivistas del crecimiento económico; suma su voz a la propuesta de una reforma agraria que promueva la agricultura orgánica y agro-forestal; promueve los derechos humanos de los pueblos de la Amazonía; escucha el clamor de la Madre Tierra que esta siendo destruida por un modelo económico de desarrollo depredador y ecocida; promueve una conciencia ecológica anticonsumista y contra los hábitos del descarto; y asume la opción preferencial por los pobres, los pueblos indígenas, las comunidades tradicionales, los migrantes, los jóvenes. Todos ellos configuran el perfil de un Iglesia misionera amazónica (Sínodo de los Obispos. 2019. Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. Instrumentum Laboris. Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, nº 146).

La crisis ecológica es consecuencia también de una modernidad técnica científica que ha llevado al límite el desgaste de los recursos naturales del planeta.

Pero también la Amazonía enciende un fuego misionero del que trataremos en la próxima ocasión.

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