¯Por Marlon javier López y Luis Guzmán
La tendencia hacia la confrontación militar en este segundo milenio se percibe no solo por el incremento en el presupuesto militar estratégico, sino también por la ansiedad de poder geopolítico, cuyo trasfondo es el ansia de saquear los recursos de las regiones en pugna. Usualmente las guerras son vistas desde la perspectiva étnica, nacionalista o ideológica, pasando de lado lo fundamental: la dinámica socioeconómica del capitalismo en su fase imperialista.
Tras las decisiones políticas de las grandes potencias están los intereses de las poderosas multinacionales. Hoy en día vemos incrementadas las posibilidades de una escalada violenta a nivel mundial. Hay que tener en cuenta que la política exterior norteamericana está fuertemente influenciada por el complejo militar-industrial quien se beneficia enormemente de las guerras e intervenciones externas y por tanto las promueven. Esto ha dado lugar al desarrollo de una política externa corrupta que pone por encima los intereses del Lobby militar que el bienestar de los pueblos (Jeffrey D. Sachs, 2024).
En un mundo gobernado por el imperialismo norteamericano, colosales sumas de dinero se invierten en guerras fallidas, en lugar de atender problemas apremiantes como la pobreza, el hambre y enfermedades endémicas. Todo esto, por supuesto, acompañado de un enorme aparato propagandístico que sirve para promover la necesidad del conflicto bélico y al mismo tiempo oculta los intereses económicos directamente comprometidos. Los conflictos militares que enfrentan a Rusia y Ucrania por un lado y el genocidio palestino llevado a cabo por Israel por el otro, implican cuantiosas ganancias para empresas como Haliburton, Booz Allen Hamilton y CACI (Jeffrey D. Sachs, 2024). El actual orden reinante en el mundo funciona para una minoría que se lucra con el sufrimiento y la muerte de las grandes mayorías.
No es casualidad por tanto que ahora nos encontremos ante la amenaza cada vez creciente de una nueva guerra mundial. A lo largo de su historia, los Estados Unidos han construido un legado de expansión imperialista, sustentado en una ideología de superioridad y justificación divina. Conceptos como “El destino Manifiesto” y La Doctrina Monroe dan cuenta de ello, constituyéndose en poderosos instrumentos ideológicos y políticos para justificar acciones violentas y atrocidades en contra de diversos pueblos, en aras de favorecer los intereses económicos y corporativos que siempre han regido políticamente al imperio (Vega Cantor, 2023).
El ADN del fascismo ha corrido por las venas de los grupos económicos que han controlado la política interna y externa norteamericana. Desde sus orígenes estos grupos de poder se han autopercibido como una raza superior con la misión divina de moldear al mundo a su imagen y semejanza. Figuras como John O’Sullivan, Walt Whitman, John Kerry y John Bolton, se encargaron de promover la idea de que los Estados Unidos ha sido la nación escogida por Dios para regir los derroteros del mundo (Vega Cantor, 2024). Esto implicaba establecer el dominio de aquella nación a nivel global. Dicha visión ha servido como marco para abalanzarse violentamente sobre otros pueblos catalogados como moralmente inferiores.
Por supuesto, cualquiera que sepa un poco de historia sabrá que la guerra y agresión han sido elementos vitales en la cultura e identidad de los Estados Unidos desde su fundación. La ideología fascista que hemos descrito ha legitimado desde el exterminio de pueblos nativos, intervenciones militares en América Latina hasta el uso de la bomba nuclear en la segunda guerra mundial.
Desafortunadamente todo esto no es simplemente cosa del pasado. En un mundo unipolar aún gobernado por el imperio, la actitud belicosa persiste, no solo en el ámbito abiertamente militar, sino político y mediático. Casos como la prohibición de TIk Tok y medios afines a Rusia, demuestra cómo los Estados Unidos son una nación totalitaria, alejada del ideal democrático que dicen defender.
Sin embargo, esta visión ideológica y política que ha regido a dicha nación desde su fundación ha dado un giro en el siglo XXI, cuando ve amenazada su hegemonía tras el ascenso de China y otras potencias emergentes. Actualmente los Estados Unidos buscan mantener su influencia y dominio a través de diversas estrategias, entre las cuales, por supuesto, no se descarta la guerra abierta. Asimismo prevalece la ideología imperial fascista acorde a la cual dicha nación debe impedir la influencia de otras culturas en virtud de su inferioridad moral y cultural, esto se ve reflejado en la expansión de la OTAN impulsada por el anhelo de evitar la influencia rusa en Europa oriental, así como en el apoyo al Estado de Israel como enclave estratégico para mantener el control geopolítico del mundo árabe. Otro tanto acontece con el caso de Taiwán, sin mencionar las numerosas bases militares que bordean el mar de China.
Desde luego, tal política exterior no está y no puede estar exenta de problemas. A lo largo de su historia, Estados Unidos ha experimentado la resistencia de diversos pueblos en su lucha por la soberanía y su propia autodeterminación. En el presente momento la ambición desmedida por acorralar a las potencias rivales, está incrementando las tensiones hasta un nivel no visto desde el siglo pasado. Como ya apuntan muchos analistas (Sisó, 2024) esto puede conducir a un conflicto de escala mundial cuyas consecuencias devastadoras apenas podemos imaginar, pero que claramente tendría un impacto directo en la pérdida de millones de vidas humanas, así como en el medio ambiente, lo cual haría insostenible la civilización humana sobre la faz de la tierra. Ello sin mencionar las repercusiones inmediatas en la economía mundial. Un conflicto de tal magnitud sin embargo es deseado y estimulado por los señores de la guerra, los grandes beneficiarios de la escalada bélica que hoy estamos viviendo (ALDAMA/COLPISA, 2023). Tanto Rusia como los Estados Unidos y su apéndice la OTAN han declarado su voluntad de utilizar armas nucleares, lo que ante la perspectiva de una victoria rusa en territorio ucraniano parece cada vez más realista. Esto se ve reforzado por las declaraciones del secretario de Estado norteamericano quien manifestó que Ucrania será miembro de la OTAN (Blinken, 2024).
Así pues, ante un escenario como el que estamos viviendo cabe preguntarse ¿hay alguna alternativa? Parecería que no hay lugar para el optimismo en un contexto de regímenes totalitarios, crisis económicas y guerra. Ciertamente el panorama es cada vez más sombrío. No obstante, sería de utilidad recordar cómo los comunistas han respondido en el pasado ante situaciones similares. Lenin estudió cómo la dinámica del capitalismo en su fase imperialista conduce inevitablemente a la guerra (Lenin, 1977). Los bolcheviques también señalaron que la única salida es la revolución proletaria, una movilización total de parte del pueblo (quien sufre las consecuencias de la guerra) que produzca un cambio de raíz, estableciendo un orden democrático marcado por la soberanía, cooperación y respeto entre los pueblos. Serán los pueblos quienes con sus acciones, organizándose y movilizándose le impriman a la época una nueva dirección. A medida que las crisis económicas y políticas se agudizan también crecerá el grado de consciencia de los sectores populares. Solo resta esperar que esta respuesta no llegue demasiado tarde.
Referencias bibliográficas
Blinken, A. (5 de abril de 2024). Ucrania será miembro de la OTAN, afirma Blinken en la cumbre de la OTAN. Euronews. https://es.euronews.com/2024/04/05/antony-blinken-ucrania-sera-miembro-de-la-otan
Jeffrey D. Sachs (2024, January 1). La política exterior estadounidense es una estafa basada en la corrupción. https://rebelion.org/la-politica-exterior-de-ee-uu-es-una-estafa-basada-en-la-corrupcion/
Lenin, V. I. (1977). Obras completas (Vol. XXIII). Madrid: Akal Editor.
Sisó, Paula V. (2024, 3 de febrero). ¿Estamos en la Tercera Guerra Mundial? La OTAN prepara las mayores maniobras militares desde la Guerra Fría. https://www.antena3.com/noticias/mundo/estamos-tercera-guerra-mundial-otan-prepara-mayores-maniobras-militares-guerra-fria_2024020365be8beac3cb3000012216de.html
Vega Cantor, R. (2023). Estados Unidos y la Doctrina Monroe, dos siglos de muerte y desolación. Rebelión. https://rebelion.org/estados-unidos-y-la-doctrina-monroe-dos-siglos-de-muerte-y-desolacion/
Vega Cantor, R. (2024). Estados Unidos: Dos siglos de criminalidad imperial. https://rebelion.org/estados-unidos-dos-siglos-de-criminalidad-imperial/
ZIGOR ALDAMA/COLPISA (2023, 2 de mayo). Estados Unidos, el gran beneficiado económico de la guerra en Ucrania. Heraldo. https://www.heraldo.es/noticias/internacional/2023/05/02/estados-unidos-el-gran-beneficiado-economico-de-la-guerra-en-ucrania-1648795.html