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La América latina de la esperanza

Licda. Norma Guevara de Ramirios
@guevara_tuiter

Hubo un tiempo no muy lejano que en nuestro continente latinoamericano surgían pocas noticias, prostate porque una buena parte de países vivía bajo regímenes dictatoriales, viagra y hacia fuera las dictaduras parecían quietas, sin movimiento; aunque quienes vivimos en esos países y en esas épocas sabemos que la quietud no existe para los pueblos que las padecen, el sufrimiento se oculta y las noticias negativas tampoco, están en medios de comunicación. Pero esa etapa quedó atrás, un proceso político esperanzador se abrió paso, cambio y democracia van de la mano en nuestros países, aunque cada vez más las fuerzas reaccionarias se articulan buscando un regreso al pasado.

Los gobiernos revolucionarios y progresistas han transformado en mucho la realidad de sus países: Millones de habitantes de nuestra América han salido de la pobreza, del analfabetismo, han registrado crecimiento de sus economías aún en el tiempo de la mayor crisis del capitalismo (2008-2009); se han recuperado para sus pueblos importantes recursos naturales, se han articulado alianzas que impulsan la cooperación para el desarrollo como CELAC, MERCOSUR, UNASUR, PETROCARIBE y más. Los procesos de decisión democrática se han afirmado, dando lugar a una mayor inclusión y participación política de segmentos de población en otros tiempos excluidos, como los  pueblos indígenas, las mujeres y la juventud.

En Sur América hay tres mujeres en la Presidencia, Argentina, Brasil y Chile; ha crecido la representación femenina en la vida pública, por todo ello, de  ser un continente que miraba hacia Europa, ha pasado a ser una referencia en otras latitudes. Son grandes aún los desafíos, pero el movimiento indica que nuestra América Latina está labrando un propio camino en el que se busca el bienestar de la mayoría. Muchos de sus gobernantes asumen con firmeza y patriotismo los desafíos de una relación con el mundo de manera nueva con brillo de soberanía.

Desde otra perspectiva, y por primera vez en la historia de la iglesia católica existe un papa latinoamericano, progresista que promueve cambios importantes en la iglesia; algunos salvadoreños  y salvadoreñas pensamos que ha sido providencial su nombramiento y que gracias a ello, Monseñor Oscar Arnulfo Romero fue proclamado Beato y sin duda será reconocido como Santo. Ahora su Santidad el Papa Francisco, nacido en Argentina, visita Latino América, llega a “la mitad del mundo”, a la República de Ecuador, país que ha tenido un impresionante cambio económico, cultural y político; visitará Bolivia y Paraguay. Esto ocurre en un momento importante, cuando se extiende una suerte de amenazas en contra de esta corriente progresista.

La visita del papa al continente que lo vio nacer, crea una expectativa positiva sobre sus mensajes, por cuanto se ha apreciado de él, una visión coherente con el cambio y la esperanza que debe movernos a actuar para preservar la vida; así se comprende su defensa del planeta, su exhortación a la juventud, su conducta en contra de la violencia dentro de la propia iglesia, en favor de la solución de conflictos, de solidaridad con quienes sufren hambre, epidemias o violencia. Es ampliamente conocido el papel jugado por Su Santidad en el diálogo abierto entre Cuba y Estados Unidos, que ojalá produzca el levantamiento del bloqueo injusto contra el pueblo cubano.

Nuestro país tiene la dicha de que el papa  declarara “Mártir por odio a la fe” a Monseñor Romero y con ello facilitar el proceso de beatificación, el 26 de mayo recién pasado tuvo lugar el acto maravilloso de beatificación  de Monseñor Romero con presencia de delegaciones de gobiernos y  de la jerarquía católica; entre los acompañantes especiales estuvo con nosotros el Presidente Rafael Correa de Ecuador.

Los cambios que hasta hoy hemos logrado en nuestro continente han estado, están y sin duda seguirán estando amenazados por quienes se niegan a ver la relación directa existente entre desigualdad y subdesarrollo, estarán amenazados por quienes creen haber perdido privilegios y buscan afanosamente recuperarlos. Así surgen acciones desestabilizadoras contra la revolución ciudadana en Ecuador y contra la revolución venezolana; o se explica el golpe de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras.

Desde nuestro  terruño debemos contribuir a que esta tendencia de cambio y esperanza se afirme, se convierta en la palanca que permite el despegue del desarrollo humano, social, democrático y económico. Trabajar por disminuir la desigualdad, erradicar la pobreza y el analfabetismo, eliminar la impunidad son tareas que nos colocan y mantendrán en esa corriente de cambio positivo de nuestra América Latina. Deseamos  que la visita del Papa Francisco, fortalezca a los pueblos todos, y especialmente a los que recibirán su visita. La esperanza y el cambio, deben seguir siendo determinantes en Latinoamérica para más de 500 millones de habitantes.

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