El señor Luis Cardenal, presidente de la ANEP, dijo en el reciente evento de ENADE que “aprender a vivir en la democracia exige acatamiento del marco jurídico establecido”. Pero no había pasado un mes de haber dicho eso cuando el propio Cardenal la emprendió contra el marco jurídico al rechazar la elección de la representación privada en la SIGET.
En la elección de la SIGET, los candidatos de la ANEP obtuvieron el voto de 22 asociaciones empresariales y los de otros gremios y asociaciones privadas recibieron 63 votos. La ANEP alega que muchas asociaciones que apoyaron a los ganadores fueron creadas hace menos de un mes, pero si así fuese no hay irregularidad en la elección, pues una asociación empresarial gestiona su legalidad cuando sus integrantes lo desean, y si cumple con los requisitos que exige la ley debe ser legalizada.
¿Por qué la ANEP, que dice defender el Estado de derecho, se niega a aceptar que perdió en la elección de la SIGET? Porque sus directivos solo aceptan la legalidad cuando ganan; si pierden dicen que la legalidad falló y buscan el apoyo de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Eso hicieron cuando perdieron la elección en el Instituto de Acceso a la Información Pública y alegaron ante la Sala que las cooperativas no son sociedades empresariales.
La ANEP dice que como el señor Gregorio Sánchez Trejo, representante elegido por el sector privado en la SIGET, tiene un hermano con un cargo ejecutivo en una empresa distribuidora de energía, esa empresa tendrá privilegios. Pero la ley no prohíbe esa relación de consanguinidad y lo que la ANEP vaticina es una suposición, no un alegato jurídico. Lo que no dice Luis Cardenal es que como la empresa distribuidora de energía pertenece a la ANEP, lo ilegal sería que la misma ANEP tuviera un representante en la SIGET. El señor Trejo no representa a la ANEP.
Es indudable que los directivos de la ANEP tienen mucho sentido del poder. Eso es lo que explica que cuando la derecha gobernaba impusieron en los reglamentos de algunas tripartitas que solo la ANEP puede representar al sector privado. Pero a pesar de todas las maniobras de la ANEP para seguir controlando los espacios tripartitos, la situación se le está complicando. En el Consejo Nacional de Salario Mínimo (CNSM) ganaron la elección del sector empresarial pero por primera vez tuvieron competencia de dos asociaciones que presentaron su propia planilla. Y es por eso que en el documento de ENADE proponen reformar el Código de Trabajo para que se diga explícitamente que solo la ANEP puede estar en el CNSM.
Pese a que ganó la elección en el CNSM, los representantes de la ANEP tienen 11 meses sin asistir a las sesiones de ese ente tripartito porque no les agrada la nueva “representación” sindical que derrotó a sus antiguos aliados. La ANEP presentó un recurso contra la elección de la representación laboral, en clara violación de los convenios 87 y 98 de la OIT sobre libertad y autonomía sindical. Y pese a que la Sala no ha emitido resolución, la ANEP se mantiene ausente del CNSM, cuya existencia responde a un convenio de la OIT que fue ratificado por el Estado salvadoreño y es Ley de la República.
El comportamiento de la ANEP arroja una incuestionable moraleja: los directivos de esa gremial empresarial defienden el marco jurídico si les conviene y lo irrespetan si no les conviene.