German Rosa, s.j.
La Unión Europea termina su confinamiento y poco a poco va activando su economía, después de dos meses y medio de “lockdown” como protocolo de emergencia que restringió la libre circulación de las personas a causa del COVID-19 o coronavirus. Los tiempos y cronogramas de la apertura han dependido de cada uno de los países miembros.
Una vez confirmada la tendencia de la curva a la disminución de personas contagiadas diariamente y de personas fallecidas a causa de esta calamidad, poco a poco se comienza tímidamente la reapertura de los negocios, tiendas, bares, restaurantes, museos, parques, escuelas, iglesias, etc. En los estadios de futbol vuelven a jugar los equipos de primera división, pero sin aficionados presentes. Los trabajadores vuelven a la actividad productiva manteniendo las medidas de seguridad requeridas. Así no se reproduce el contagio ni se multiplican las muertes. No obstante, se observa un leve aumento de personas afectadas por la pandemia, pero la población toma sus precauciones. Sale de sus hogares conservando la distancia social, protegiéndose con las mascarillas, evitando las concentraciones masivas, y asumiendo que se puede echar marcha atrás si surge un rebrote del coronavirus. Pues, entre la seguridad y la incertidumbre se está apostando a una reactivación económica sostenible que supere la crisis económica que ha provocado la pandemia.
Hay una conciencia en la población de que el COVID-19 ha llegado para quedarse. Debemos aprender a vivir con el virus, avanzar lo más pronto posible para encontrar un tratamiento y una vacuna que controle los contagios y no ocurran más muertes de personas.
Los inversionistas están conscientes que si hay un rebrote del coronavirus se tiene que echar marcha atrás, hay una sensibilidad social y ciudadana de los empresarios comprometidos con el desarrollo y el bienestar de sus países. En los momentos más críticos de la pandemia, favorecieron el teletrabajo o el “smart work” para que los empleados laboren en casa utilizando las altas tecnologías de la informática. Ahora, han ajustado los espacios de producción según las normas adecuadas de distancia social y seguridad sanitaria. Además, prefieren mantener una sana disciplina de las medidas preventivas esperando una evolución positiva del control del COVID-19, porque sería más costoso en términos económicos financieros continuar produciendo asumiendo los costos sanitarios y las indemnizaciones de los empleados en casos de accidentes o demandas judiciales por los riegos y muertes a causa de la pandemia.
1) Los desafíos del Brexit y el corona-desempleo
La Unión Europea no estaba preparada para enfrentar esta pandemia. Los países miembros han reaccionado de modos distintos. Pero se han creado las infraestructuras sanitarias y se han activado los dispositivos institucionales gubernamentales, de la sociedad civil y la sensibilidad social con la consciencia que esta calamidad solo puede ser vencida si existe una verdadera disposición a superarla como pueblo, país y como Unión Europea.
La Unión Europea se enfrenta a los más grandes desafíos después de su fundación: las negociaciones con el Reino Unido después del Brexit y la pandemia del COVID-19 con sus consecuencias.
Las negociaciones con el Reino Unido están empantanadas; y la crisis sanitaria y la recesión económica a causa de la pandemia del coronavirus ponen a prueba el liderazgo de los políticos europeos (Ver https://www.diariocolatino.com/pandemia-corona-desempleo-y-grandes-cuestionamientos-a-la-economia-global/).
Al parecer, los líderes políticos están dispuestos a superar ambos desafíos aprovechando al máximo las oportunidades que éstos les brindas para fortalecer y consolidar el proyecto de la Unión Europea. La Comisión Europea, el Parlamento y demás organismos e instituciones de la Unión Europea se han puesto en marcha a una velocidad inesperada respecto a otras ocasiones.
Los ciudadanos europeos han enviado un mensaje claro a sus líderes: o se consolida el proyecto y el sueño de la Unión de los Estados miembros o existe el riesgo real de que otros Estados miembros puedan seguir los pasos del Brexit. Los líderes están respondiendo enviando un claro mensaje a sus ciudadanos: la Unión Europea va adelante y se consolidará el proyecto europeo haciendo lo necesario con la flexibilidad y la eficacia que requieren los desafíos del momento.
2) La recesión económica y las inversiones de la Unión Europea
Las perspectivas de la reactivación económica van en la dirección de afrontar y salir al paso a la recesión económica. Se pretende la inclusión y la solidaridad con todos los estados miembros.
En el contexto inmediato de la crisis sanitaria y la recesión en el territorio europeo, ha surgido la primera propuesta de inversión presentada a la Comisión Europea por la alianza franco-alemana que consiste en un plan de desembolso de 500.000 millones de euros, planteando una visión global de la recuperación económica. El planteamiento del eje París-Berlín es que el fondo debería canalizar principalmente los recursos hacia “los sectores y regiones más afectados, sobre la base de los programas presupuestarios de la Unión Europea y en consonancia con las prioridades europeas”. Francia y Alemania están a favor de las subvenciones solicitadas por España e Italia y otros países, y no por los préstamos patrocinados por los gobiernos del norte de Europa. El programa propuesto presenta cuatro puntos: el primero es la recuperación de la “soberanía sanitaria”, entendida como el desarrollo de la industria de la Unión Europea en el sector médico y una vacuna europea, así como un grupo de trabajo comunitario; el segundo es precisamente el fondo de 500.000 millones descrito anteriormente; el tercero es la transición ecológica y de las tecnologías de la información, manteniendo el curso del nuevo acuerdo ecológico de la Unión Europea y acelerando en las redes de quinta generación; el cuarto hace referencia a promover la “soberanía económica” de la Unión Europea para estimular el nacimiento de “campeones industriales”, evitando vetos que obstaculicen fusiones empresariales y se diversifiquen (Cfr. https://www.ilsole24ore.com/art/macron-merkel-piano-500-miliardi-la-ripresa-ue-AD358PR).
Otras voces de líderes gubernamentales europeos están expresando su solidaridad con los países más afectados por el COVID-19 en términos de empréstitos, pero no muestran su disposición a compartir las deudas para financiar estas economías más afectadas.
El paquete económico para el próximo semestre según lo plantea la Comisión Europea está diseñado en función de dos ejes fundamentales: invertir fuertemente en el sistema de salud de los países miembros; y también, invertir en las empresas y micro-empresas para contrarrestar el desempleo en la zona euro. En una encuesta de la EuroFound, el 28 % de los europeos dijeron que habían perdido sus trabajos temporal o definitivamente desde el comienzo de la crisis (Cfr. https://es.euronews.com/2020/05/20/el-desempleo-en-europa-podria-duplicarse-en-2020-debido-a-la-pandemia-del-coronavirus). Sin la garantía del control del coronavirus y el cuidado de la salud de los ciudadanos no se podrá reactivar económicamente la Unión Europea. De ahí la importancia de la inversión en el sistema de salud.
3) El COVID-19, un aliado accidental del medioambiente
Las expectativas de los ciudadanos de la Unión Europea son: que la respuesta de la Comisión Europea sea ambiciosa al grado de afrontar la recesión y que mejore la calidad de vida de los países miembros.
Una tendencia obvia es obtener el mayor beneficio en términos productivos económicos de la pandemia. Se piensa darle mayor protagonismo a la producción agrícola “bio” o conocida como agricultura ecológica, orgánica o biológica para contribuir a la salud pública y del medio ambiente porque no emplea productos químicos sintéticos, u organismos genéticamente modificados (OGMs).
Además, conviene destacar que la reducción de emisiones de dióxido de carbono de efecto invernadero ha sido sorprendente como resultado de la cuarentena de la población y de la producción industrial. La pandemia del coronavirus disminuyó aproximadamente el 25 % en las emisiones de CO2 en China durante el período de cuatro semanas, lo que equivale a una reducción del 6% global (Cfr. https://www.bbc.com/mundo/noticias-51664432). En Europa las emisiones contaminantes emitidas han bajado en un 60 %. En Nueva York el monóxido de carbono, principalmente de los automóviles, se había reducido en casi un 50 % en comparación con el año pasado (Cfr. https://sostenibilidad.semana.com/actualidad/articulo/coronavirus-la-contaminacion-del-aire-y-el-co2-disminuyen-rapidamente-a-medida-que-el-virus-se-propaga/49137).
Los satélites de la NASA han detectado caídas de entre el 20 % y el 30 % de las emisiones de dióxido de nitrógeno en algunas regiones de países golpeados fuertemente por el coronavirus, como Italia, China y Estados Unidos. El dióxido de nitrógeno es un gas nocivo emitido por motores de vehículos, plantas de energía y complejos industriales. La pandemia se ha convertido en un aliado inesperado a favor de la purificación del aire y el medio ambiente (Cfr. https://www.bbc.com/mundo/noticias-52596472). Las emisiones de CO2 para calentar el planeta también han disminuido considerablemente. Ante esta tendencia a la baja del CO2, la Unión Europea proyecta acelerar la transición del uso de combustibles fósiles a las energías renovables que no son contaminantes del medioambiente.
Seguiremos analizando la evolución y la agenda política de la Unión Europea para afrontar la crisis sanitaria y económica de la pandemia.