Florianópolis / AFP
La tensión estalló el jueves en la Comisión Ballenera Internacional (CBI) después de una votación que dio luz verde a una propuesta brasileña que salvaguardaría las ballenas a perpetuidad, tras un duro debate.
La reunión bienal del organismo compuesto por 89 naciones aprobó la «Declaración de Florianópolis» propuesta por el país anfitrión, y que considera que la caza de ballenas ya no es una actividad económica necesaria.
El acuerdo, que no es vinculante, fue respaldado por 40 países y rechazado por 27.
«Ahora tenemos un instrumento importante para guiar nuestro camino», dijo el comisionado brasileño Hermano Ribiero.
«Bienvenido al futuro», dijo Nicolas Entrup, de la ONG suiza OceanCare, calificando el voto como una «reorientación histórica» lejos de la explotación letal de las ballenas.
La declaración, destinada a consagrar una visión común para el organismo creado hace 72 años, fue rechazada por los estados favorables a la caza de ballenas que, en cambio, respaldaron una propuesta presentada por Japón que prevé una «coexistencia» entre la conservación y la caza comercial.
El comisionado de Antigua y Barbuda, Deven Joseph, rechazó airadamente la resolución brasileña por ser «una resolución no vinculante, irresponsable, anormal, inconsistente, engañosa y francamente incorrecta».
«Nunca llegaremos a ningún tipo de consenso», dijo en la reunión, denunciando la falta de consultas que, según dijo, deberían haber tenido en cuenta las opiniones de los Estados procaza.
«¡Que agarren esta organización y la manden al abismo donde van las ballenas cuando mueren!», exclamó.
La CBI inmediatamente comenzó a debatir la propuesta contraria de Japón para la organización. Titulado «El camino a seguir», el proyecto del país asiático contempla un futuro de doble vía para la conservación y la caza comercial de ballenas que sería administrado por un nuevo «Comité de Caza de Ballenas Sostenible».
«La ciencia es clara: hay ciertas especies de ballenas cuya población es lo suficientemente saludable como para ser faenadas de manera sostenible», dice la propuesta japonesa presentada por su comisionado en funciones, Hideki Moronuki. Su comisionado titular, Joji Morishita, es actualmente el presidente de IWC.
Actualmente, Japón respeta una moratoria internacional sobre la caza comercial de ballenas, pero explota una laguna legal para matar a cientos de ballenas cada año con «fines científicos», así como vender la carne.
Noruega e Islandia ignoran la moratoria y son partidarios clave de la apuesta de Japón por reanudar la caza comercial de ballenas.
Los países en ambos lados de la dividida comisión votaron el miércoles para renovar las cuotas de caza de ballenas limitadas para las comunidades indígenas en Alaska, Rusia, Groenlandia y el Caribe, teniendo en cuenta sus necesidades culturales y de subsistencia.
– «Gran victoria para las ballenas» –
Patrick Ramage, del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), dijo que la declaración del jueves era «una gran victoria para las ballenas y una clara señal de intención de la mayoría de los gobiernos miembro en reconocer que la conservación y protección de las ballenas es ‘el camino a seguir’ y que matarlas es innecesario y cruel».
«La CBI ha evolucionado de un antiguo club de balleneros a un organismo de conservación con visión de futuro. Las naciones a favor de la caza de ballenas no han avanzado, pero les instamos a que no intenten revertir esta relevante y funcional CBI del siglo XXI», agregó.
Y finalizó: «Esperamos que Japón tome nota, porque la mayoría no comparte su visión del futuro», dijo Ramage.
San Vicente y las Granadinas, el país caribeño cuya isla de Bequia tiene una cuota para capturar cuatro ballenas al año bajo el acuerdo aborigen de subsistencia ballenera, respaldó la propuesta de Japón como «un paso en la dirección correcta».
Su comisionado, Edwin Snagg, dijo que Japón había «abierto la ventana» al cambio dentro de la organización, pero que las naciones anticaza de ballenas estaban «cerrando la puerta».