Ing. Omar Salinas
Hoy en día la vulnerabilidad social, stuff ed además de representar una amenaza trascendental para la humanidad en torno a los fenómenos ambientales y desastres naturales que se han multiplicado en estos tiempos, and salve debe ser considerada un factor de importancia para la elaboración de políticas de desarrollo a nivel económico, social e institucional que permita alcanzar el objetivo de mejorar la calidad de vida de las personas. Si bien es cierto que la vulnerabilidad es una condición geopolítica que está presente en todo el planeta, sus impactos y consecuencias negativas inclinan la balanza en aquellos países subdesarrollados, que disponen de incipientes mecanismos de información, protección y previsión del desastre, instituciones débiles e inestables, precariedad del sistema político democrático y que además cuentan con una escasa capacidad financiera y técnica para recuperarse de cualquier catástrofe. En este contexto, las comunidades pobres y marginadas son especialmente vulnerables, no solo porque tienden a concentrarse en áreas de riesgo, laboran en tierras marginales donde se usan prácticas de cultivo depredadoras del ambiente, o tienen menos capacidades para enfrentar el problema, sino también porque el abordaje acostumbrado en la atención de los desastres se ha basado en estructuras y programas de corto plazo dirigidos a resolver temporalmente los daños y superar las crisis generadas. Usualmente estas modalidades solo suelen resolver parcialmente los estragos, dejando agendas pendientes para las cuales no se establecen mecanismos permanentes para su abordaje integral y tratamiento final, que nos permita responder oportunamente ante la ocurrencia de estos sucesos, no solo de manera reactiva sino también de forma previsora, que resulta ser la más fundamental. En nuestra realidad si traemos a cuenta que El Salvador es uno de los países con más vulnerabilidad no solo económica, alimentaria, socio-cultural y política, sino también frente a las inclemencias del cambio climático, ya que el 88.7% del territorio se considera zona de riesgo en la que habita el 95.4% de la población, políticas integrales de Estado deben implementarse y desempeñar un papel clave en la atención y reducción de la vulnerabilidad global, y aunque pareciera que en la práctica esta tarea podría resultar no solo titánica sino hasta imposible de emprenderla, ha habido señales positivas en el actual gobierno, como el trabajo del Ministerio de Obras Públicas (MOP), en la ejecución de obras de protección para 370 cárcavas ubicadas en diversos puntos del país, y la buena labor de la Secretaría para Asuntos de Vulnerabilidad – Protección Civil, institucionalizando un sistema informativo de alerta temprana, como instrumento de prevención de desastres, y la coordinación de planes de contingencia para la minimización de consecuencias negativas y la protección de vidas, como ocurrió en la Depresión Tropical 12-E y en la reciente emergencia nacional por la erupción del volcán Chaparrastique, que indican que se puede transitar en la dirección correcta.
Asimismo, en otra acción acertada en la línea de la reducción de la vulnerabilidad, debe situarse también no solo la articulación de esfuerzos y la gestión de acciones en conjunto entre actores comunales, municipalidades e instituciones del gobierno central, que se realizan en la zona del Bajo Lempa, como un mecanismo de participación ciudadana eficaz y transparente, sino también la atención e intervención oportuna que el Ejecutivo ha mantenido en esa zona de la cuenca baja del río Lempa, a la cual ha destinado una importante cantidad de recursos logísticos y económicos, alrededor de US$ 30 millones, provenientes del erario de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), para llevar a cabo diversas actividades de sensibilización, obras de mitigación de riesgos y tareas de reconstrucción post Depresión Tropical 12-E, como la rehabilitación y construcción de bordas de contención, limpieza y habilitación de drenajes, y la construcción de dos mega albergues en los municipios de Tecoluca y Jiquilisco, que recién ya se han utilizado por la población, que si bien es cierto no resuelve de manera total una problemática multicausal que existe en ese lugar, sin duda ha sido la inversión más generosa que ha llegado a ese sitio en los últimos tiempos.