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La Atlacatl celebra un nuevo año entre buenos recuerdos y nostalgia

Iván Escobar
Colaborador
@DiarioCoLatino

En la víspera de la noche buena de 1959, muchas familias fueron beneficiadas con un nuevo hogar por parte del Instituto de Vivienda Urbana (IVU). Para 1960 habilitó la entrega oficial de las casas y apartamentos del Centro Urbano “Atlacatl”, ubicado al norte de la ciudad de San Salvador, y el cual formaba parte de un plan de vivienda digna que impulsaba el gobierno central.

Familias de escasos recursos, que venían esperando desde mucho tiempo atrás una solución al problema de vivienda, tuvieron acceso a una a finales de la década de los 50´s, en un país donde a la fecha aún se siguen teniendo carencias de hogares dignos. En aquellos años, los vecinos de la colonia Atlacatl, comenzaron una nueva vida.

Esta colonia se edificó a partir de los proyectos urbanísticos de la administración del Coronel Oscar Osorio, presidente de la república de aquel entonces, y quien estuvo en el cargo entre 1950 y 1956. Este centro urbano fue producto de una planificación estratégica y de largo plazo del que fuera el IVU y la Dirección de Urbanística y Arquitectura (DUA).

Dichos proyectos habrían sido ejecutados por la administración del Presidente José María Lemus, quien estuvo en el cargo posterior a Osorio, pero, que en octubre de 1960 sufrió un golpe de Estado, dando paso a una Junta de Gobierno de civiles y militares.

Ante este panorama, muchos vecinos siempre comentan que la colonia estaba diseñada para ser habitada por familias de militares. Y no es de extrañarse, desde los años 30´s altos mandos del ejército en el país tuvieron acceso a importantes proyectos de bienestar social, y la vivienda no era la excepción. Además, a finales de la década de los 50´s los problemas políticos no faltaban, y los golpes de Estado igual estaban presentes.

No obstante, tanto el IVU como la DUA señalaban que estos proyectos urbanísticos eran “con el fin de dar respuesta al creciente déficit habitacional”, por lo cual buscaban en las “intervenciones los principios del ideal moderno y buscando satisfacer las necesidades intrínsecas al ser humano: individualidad (vivienda digna), libertad (escuelas, casas comunales, parques recreativos, entre otros), y universalidad (conjuntos urbanos/ciudad)”, se señala en el ensayo de Andrea Alejandra Barahona, publicado en la Revista Realidades, en 2017.

Una colonia con mucha simbología

A parte de ser una de las colonias con importantes espacios para el desarrollo integral de las familias, y de las más antiguas de la capital, como son también colonias como: Monserrat, la 5 de Noviembre, la Zacamil, entre otras, estos centros urbanos cuentan con iconos y personalidades.

Este próximo fin de semana se cumplen 64 años de que la colonia fue inaugurada. Con la rifa de las llaves, sorteo que realizaron las autoridades en la plaza Quiché, mejor conocida como el “Redondel del Indio”. ¿Pero, por qué se le dice el indio?

La respuesta puede encontrarla cuando llega a este espacio, donde se encuentra la escultura del “Indio Atlacatl”, obra del escultor salvadoreño Valentín Estrada. Muchos, hoy en día, desconocen el origen de esta escultura, y que representa una de las piezas artísticas más importantes en el desarrollo de esta rama del arte, en nuestro país.

Estrada trabajó y logró traer la pieza al país con mucho esfuerzo. La misma la hizo en los años 20’s, en España. Al llegar acá, se le denominó “el Indio Atlacatl”. Aunque nada tiene que ver con la ancestralidad indígena de nuestro país, comenzado por su nombre, que está en mexica (mechica) y por su apariencia más es la de los apaches del norte, que a los nativos centroamericanos, por ello enfrentó burlas en sus inicios y hasta aprovechamiento de parte de las autoridades gubernamentales para impulsar una falsa identidad.

Pero hay que tener en cuenta, como recordara años atrás el escritor salvadoreño, Manlio Argueta, en un artículo de opinión en un periódico local, “…algo que no supieron los políticos y urbanistas de barriada es que Estrada posó de modelo frente a un espejo. ¡Y Atlacatl es Valentín Estrada! Él lo asumió ante sus vecinos, y el olvidado se eterniza mientras dure el bronce de su obra”. Este dato, lo confirma también el pintor salvadoreño Armando Solís, en su libro: “Yo, Atlacatl, memorias de un escultor”.

Con ello, dejamos en claro, el misterio y hasta atractivo que fue para las primeras generaciones de la colonia Atlacatl la pieza que aún se conserva en la plaza Quiché, algo dañada por el tiempo y con la carencia de piezas como: el arco y las flechas. Cabe recordar que la escultura estuvo en la parte oriente de la ciudad, en la Avenida Independencia por mucho tiempo, y fue en 1961 que llegó a la colonia para luego entronizarse como símbolo de la comunidad.

Este último dato, se confirma en una fotografía del periodista Adrián Aldana, que captó en 1961, cuando la escultura aún estaba en proceso de ubicarse. En la imagen aparecen unos niños, entre ellos José María Galeano, quien es uno de los fundadores de la comunidad y ha sido una persona muy activa en el rescate de la memoria y trabajo comunitario de la misma.

Nos recordó, que en 2010, la administración del entonces alcalde Norman Quijano, intentó llevarse la imagen. “Pero la comunidad no dejó”. En una carta que tiene fecha del 30 de noviembre de 2010, la municipalidad expresa entre otras cosas “…que después de constatar el valor e importancia que todos los ciudadanos de la Colonia Atlacatl han demostrado hacia el monumento hemos determinado suspender dicho proyecto…”, ello, asegura Galeano, fue un logro. Muchos vecinos que han llegado a vivir a la zona últimamente desconocen este tipo de situaciones, por lo cual, las generaciones anteriores piden que se cuide y se mantenga en orden la comunidad, por el bien de todos.

También en la colonia habitó un Presidente de la República

Como ya se dijo, la colonia estaba diseñada en un inicio para militares. Y en los años primeros, vivieron algunos importantes jefes militares que forman parte de la historia política y militar de este país. Uno de ellos, fue el ex Presidente Arturo Armando Molina, quien residía en la Avenida Atlacatl, también vivió en la zona el General Medrano, conocido como “el chele Medrado”, quien fue director de la entonces Guardia Nacional, que estaba ubicada en las cercanías de este centro urbano.

Otro de los vecinos fue el Mayor Perdomo, entre otros. Además han vivido y viven en el lugar, artistas, escritores, periodistas, músicos, políticos, entre otros, menciona Galeano.

Muchos de sus fundadores ya partieron

A las nuevas generaciones de la colonia les cuesta pronunciar los nombres de algunos pasajes, o no entienden el porqué de ellos. Como los pasajes: Singüil, Goascorán, Michapa, o la Diagonal Cypatly o la calle Cypatly, o espacios cercanos como la “Casa Maya”, Chimalapa, Jaltepeque, Urbina, entre otros pasajes ubicados en los alrededores, que son mezcla entre nombres náhuatl (mexicano) y en nahuat (en nuestra lengua ancestral).

Sus primeros habitantes no obstante, se alegraban que la comunidad contara con esta variedad, pues sentían un tanto de identidad.

Con el correr del tiempo, la comunidad ha ido perdiendo a muchas personas, entre ellas, “mi padre que trascendió en 2010, él junto a mi madre fueron de los primeros que llegaron a habitar la colonia, él me contaba cómo un 16 de diciembre se hizo la rifa de las casas en el redondel, y esa misma Navidad de 1959 llegaron a la nueva vivienda, sin nada, pero felices de contar con un hogar”.

Hurgando entre sus cosas, encontré recientemente un llavero con el número de la casa y el nombre del pasaje, que recibió en aquella oportunidad.

Esta misma situación vivieron, las familias Cacao, Albayero, Galeano, Castillo, Fagoaga, entre otras.

Entre los que ya partieron recuerda Galeano a: Juan García, Fabio Evelio Palacios, Luis Martel, Tito Quinteros, Carlos Escalante, Graciela Rivas, Concepción Quintanilla, “solo el señor Arnoldo Rivas está vivo, algunos de este sector”, comentó.

Este fin de semana, la directiva de la colonia realizará la tradicional fiesta, en el redondel, con piñata, payasos y pasteles para los chicos.

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