Carlos E. Vela
Ingeniero-científico
Salvadoreño-americano
Desde Washington, DC.
El “hambre” por dinero, venga de donde venga, ha arrastrado al presidente Bukele a embaucar al país en una política de “bitcoinización” y a jugar desesperadamente con fondos del presupuesto nacional mediante la compra y venta no autorizada por el presupuesto de bitcóins. Este acto es ilegal y en su momento deberá ser judicializado.
El presidente Bukele optó por la bitcoinización del país de forma caprichosa y sin ningún análisis económico y de factibilidad técnica o de uso. Así procedió a declarar el Bitcóin como moneda de curso legal y a crear la Chivo Wallet para la utilización de la criptomoneda. El presidente ha manifestado que el Bitcóin representa un modelo de desarrollo que traerá al país inversión internacional de los “bitcoineros”.
Primero hay que diferenciar entre desarrollo de país y crecimiento de actividad de mercado e inversión extranjera. Si bien el crecimiento de ciertas actividades de mercado e inversión extranjera son parte de un modelo de desarrollo, por sí mismos no implican un desarrollo de país. Para que exista desarrollo de país primero tiene que existir una política de Estado orientada a la capitalización. Pero en El Salvador no existen políticas públicas integradas con planes de ejecución para el desarrollo; lo que existe es un cúmulo de decisiones espontáneas y series de shows mediáticos donde se atribuyen proyecciones infundadas.
Una Ley Sin Amigos
El premio Nobel, Nouriel Roubini, mantiene que el presidente Bukele merece ser impugnado por “llevar a la bancarrota” al país con su juego (gambito) del Bitcóin.
El artículo 7 de la ley respectiva convierte al Bitcóin en obligatorio para cualquier pago. Si bien ha habido otros premios Nobel, como F. A. Hayek, que siempre defendieron el derecho de los países o los individuos a la “elección de moneda” como recurso legal, también insistieron en que, históricamente, las leyes obligatorias sobre el tema han sido recurridas por gobiernos opresivos y hambrientos de ingresos.
Dror Goldberg, experto en la historia de la legislación monetaria, afirma que la ley de curso forzoso “atenta contra el corazón mismo de la libertad de intercambio y contrato”.
De acuerdo al New York Times, “la seguridad del Bitcóin está muy sobrevaluada. Se puede perder. De hecho, según algunas estimaciones, el 20% de todo el Bitcóin que existe ya no es accesible porque las contraseñas se han perdido u olvidado. En 2018, más de 100,000 personas perdieron el Bitcóin u otras monedas virtuales que habían confiado a una empresa canadiense (Quadriga) después de que el fundador muriera repentinamente, sin dejar constancia de la contraseña de la caja fuerte virtual de la empresa”.
Steve Hanke, del Instituto Cato, ha catalogado de “estúpida” la decisión de El Salvador de adoptar Bitcóin como moneda de curso legal y ha alertado que dicha decisión bien podría hacer colapsar la economía.
Otro premio Nobel, Paul Krugman, ha catalogado al Bitcóin y la criptomoneda como un juego de Ponzi que tarde o temprano se va a desplomar.
A principios de este mes, la empresa de servicios financieros Moody’s rebajó la calificación crediticia de El Salvador a “muy, muy riesgosa” (very very risky) y le informó a Bloomberg que el riesgo de crédito de El Salvador puede crecer si continúa comprando bitcóins.
La ley del Bitcóin ha sido rechazada por el Fondo Monetario Internacional, por lo que ha rehusado otorgarle préstamos a El Salvador. Por otro lado, y más significativo, el pueblo salvadoreño ha ignorado y despreciado la Chivo Wallet y rechazado el Bitcóin como moneda de curso legal, y continúa utilizando el dólar en su vida diaria.
Desde el punto de sanidad económica, la ley del Bitcóin ha contribuido al desplome de los bonos de dignidad nacional salvadoreños a bonos “basura”, y puesto a El Salvador entre los países de mayor riesgo económico en Latinoamérica.
Defendiendo Quimeras
Recientemente los ideólogos del gobierno manifestaron que existe una guerra entre el capitalismo digital y el capitalismo del dólar. No existe tal cosa. El dólar es fundamentalmente una moneda digital, con más del 90% de su circulación en forma electrónica. El dólar en papel, propiamente, es casi inexistente en EEUU. Adicionalmente, todo el mercado internacional es en forma digital.
El Bitcóin es una criptomoneda de los EEUU con base en San Francisco, y por lo tanto, es parte del sistema “imperialista” que tanto aborrece el presidente Bukele y sus ideólogos. Las criptomonedas son parte del sistema de especulación financiera de los EEUU. Es decir, son transacciones con alto riesgo de pérdida, pero con una expectativa de ganancia significativa. En todo caso, como en los casinos, nada está garantizado.
Recientemente, el Bitcóin ha sufrido una pérdida del 50%. Bukele y compañía promulgan ganancias que no existen, y comprometen estas ganancias a la construcción de un hospital veterinario y al desarrollo infraestructural de las escuelas públicas. De esta manera engañan a la población más vulnerable.
Si bien en la actualidad las cripto monedas no están totalmente reguladas por el Tesoro de EEUU su regularización total depende de decisiones estratégicas del estado americano.
La venta de criptomonedas generalmente está regulada si:
La venta constituye la venta de valores emitidos según la ley estatal o federal. Generalmente incluyen letras del tesoro, pagarés del tesoro, bonos del tesoro, Treasury Inflation-Protected Securities TIPS (Valores del Tesoro Protegidos Contra la Inflación), bonos de estados, ciudades o utilidades, bonos de ahorro.
Es una transmisión de dinero según la ley estatal o una conducta que convierte a la persona en una empresa de servicios monetarios (“MSB ”), bajo la ley federal. Estos incluyen: (1) Operadores o intercambiadores de divisas; (2) Cambiadores de cheques; (3) Emisores de cheques de viajero, giros postales o valor almacenado (cualquier cosa que no sea moneda y que sirva para intercambiar valor como cheques, tarjetas de débito, tarjetas de regalo u cualquier forma que se pueda utilizar para cambiar bienes o servicios); (4) Vendedores o canjeadores de cheques de viajero, giros postales o valor almacenado; (5) Transmisores de dinero; (6) Servicio Postal de EE. UU.
Adicionalmente:
El Tesoro considera las criptomonedas “propiedad” para efectos de impuestos sobre la renta y se trata como un activo de capital y el poseedor de criptomoneda tiene que reportar cualquier ganancia de capital aplicable, incluso en transacciones pequeñas.
Estas regulaciones bien pueden hacer inefectivas las propuestas del presidente Bukele de emitir bonos en bitcoin, usar el bitcoin como método de transferencias de remesas, y curso legal que involucra el dólar. Todo depende de decisiones que corresponde al Tesoro que están fuera del alcance del presidente Bukele.
Debilidades fundamentales del Bitcóin
El Bitcóin adolece de muchas debilidades fundamentales para ser considerado como moneda de curso legal. Como se ha repetido hasta la saciedad, es inestable, y de la misma forma que puede subir puede bajar de un día para otro. No guarda valor. Es susceptible a ser utilizado para el lavado de dinero.
Depende de una infraestructura digital que no existe en El Salvador. No tiene respaldo en la capacidad productiva de ningún Estado. Es susceptible a ser manipulado tecnológica o económicamente.
También es preocupante que las aproximadamente 2,000 carteras anónimas llamadas “ballenas”, que controlan billeteras con grandes cantidades de Bitcóin (algunas hasta con más de 1,000 bitcoins), pueden un día decidir vender y provocar así una caída estrepitosa del criptoactivo.
La “Desbitcoinización” y Rendición de Cuentas
La “desbitcoinizacion” de El Salvador deberá ser la primera tarea del gobierno que reemplace a Bukele. Ya sea por decreto ejecutivo o por vía legislativa, el Bitcóin debe ser derogado. A todas aquellas empresas y bancos que hayan acumulado bitcóins, se les deberá dar un periodo prudencial para deshacerse de ellos. Más prolongada será la rendición de cuentas de todos aquellos involucrados en esta mal concebida decisión, principalmente aquellos que se han lucrado del Bitcóin a expensas de la población, o bien han abusado del poder en su implementación, incluyendo la compra y entrega de bitcóins para estimular el uso de la Chivo Wallet, sin autorización del presupuesto nacional. Y en ese momento tendrá que rendir cuentas no solo Bukele y sus hermanos, sino también los diputados que aprobaron la ley y los magistrados que no detuvieron su ejecución y peor aún su forma de ejecución, a todas luces ilegal.