Licenciada Norma Guevara de Ramirios
Si, dice una señora, pasaron a entregar huevos, si había varias personas en una casa, daban tantos cartones como personas y nos pedían el DUI y teléfono. No solo los paquetes distribuidos sin distingo, ni sólo las mentiras repetidas en las redes, y los mensajes de odio e insultos a los diputados que habían votado para darle al gobierno miles de millones de dólares.
Fue el todo, para tener “todo” el control de la Asamblea Legislativa y otros órganos del Estado.
En tiempos de la dictadura militar, en cada pueblo tenían una comandancia local, y de estas dependían las patrullas cantonales integradas por las reservas del ejército, los que hacían la labor de campaña por el PRUD, PCN antiguo. Hoy los soldados en servicio, con camiones del Estado recorrieron todos los rincones repartiendo paquetes y calendarios y recién me entero que también huevos.
Fue solo la parte de campaña de tierra, la aérea tiene a otros profesionales de la comunicación y lo lograron. Fue una estrategia eficiente, tienen aseguradas todo tipo de decisiones para los próximos meses y años; ya no habrá escusas para aplicar las recetas del Fondo Monetario Internacional.
La mayoría ha decidido lo que venga, sean incremento del IVA, concesiones, privatizaciones, nuevos impuestos, reformas constitucionales, eliminación de programas sociales, eliminación de la libertad de prensa y de licencias a medios de comunicación que no se sometan, persecución y violencia contra opositores, entre otros.
Habrá más paquetes con frijoles, fideos y latas de atún… No se sabe; pero la transformación de la economía será una consecuencia inevitable, tanto como la eliminación de controles como no sean los controles de la OIE a los opositores que nunca se acaban, ni en la peor de las dictaduras.
Todo esto y más, será el resultado del voto de más de un millón de ciudadanos salvadoreños, que afectará la vida de los más de cinco millones de habitantes de nuestro país. En los escritorios de los ministros deben estar ya los proyectos de leyes de las que se derivarán consecuencias para la vida de la gente.
El partido ganador con sede en casa presidencial, sí tiene plan. Y empezaremos a vivir y sufrir la medicina amarga para el pueblo y a no preguntar o callar frente al advenimiento de un nuevo grupo económico, a perder libertades, a conocer la negación de derechos y a pagar con sudor y dinero el costo de los antojos presidenciales.
Inevitable será protestar, denunciar, analizar, organizar a los sectores que uno a uno vayan reconociendo que lo que esperaban era distinto. Inevitable será que la izquierda exista y se exprese, aunque la proclamen muerta, como lo proclamaron en 1932 en los inicios de la dictadura militar que fue vencida con la lucha de muchas generaciones incluyendo la guerra revolucionaria liderada por el FMLN.
Es inaceptable simplemente afirmar, que porque fue la voluntad de la mayoría de electores fortalecer un gobierno autoritario, se acepta y se pide tomar buenas decisiones. Es inadmisible escuchar este tipo de razonamientos desde la academia o las organizaciones políticas, que sí, han analizado el curso de las cosas a lo largo de los últimos 20 meses antes de las elecciones del 28 de febrero.
Lo que se debe y se espera de las organizaciones políticas, de las organizaciones sociales y de la academia, de los que tienen conciencia de que no es antojadizo que en una república exista división de poderes, es disponerse a fiscalizar, exigir respeto y ofrecer lucha contra los desmanes anunciados y los que se les ocurran.
Porque en este país, la democracia fue conquistada con lucha coherente de las fuerzas revolucionarias, democráticas y progresistas de cuyo seno se nutre el altar de mártires, que nada de complaciente tuvieron y quienes demostraron que con palabras que expresan verdad y anhelo de justicia, movilizaron las conciencias adormecidas en nuestro país y fuera de nuestras fronteras.
Nuevamente vivimos una época de autoritarismo, de neofascismo, de gobierno dictatorial y militarista que prefiere comprar chalecos y balas antes que medicinas, que prefiere rendir tributo a militares antes que a médicos o maestros.
Ignorar esto es como sumarse oportunistamente a una corriente (mayoritaria), que sabemos que es portadora del odio y la división de la sociedad. Dice una figura religiosa, que las velas se queman para iluminar la oscuridad. No tengamos miedo de quemarnos señalando la verdad y los peligros para nuestra sociedad.