Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
La explosión de colores y adornos de papel de china, la fruta de temporada y la Santa Cruz marcan un cambio en el ciclo de vida de la naturaleza, que pasa de la estación seca a la lluviosa.
La celebración del Día de la Cruz es un sincretismo de la religión católica española que habla del hallazgo de Santa Elena, de la Cruz de Cristo en la época de Constantino y las prácticas mesoamericanas. Para el pueblo indígena salvadoreño, es el tributo a la Madre Tierra y el hecho que la cruz sea del árbol de jiote está directamente relacionado al dios Xipe Tótec.
“Para nosotros como pueblos indígenas, es el día de la bendición de la semilla, es una ceremonia de la bendición de la cosecha, conocimiento ancestral”, dijo Mirna Reyes, de los pueblos originarios de Juayúa, Sonsonate.
El Día de la Cruz es una herencia cultural que prevalece como patrimonio cultural, que suele ir acompañada de múltiples gallardetes, cortinas y flecos de papel en lazo crudo, que asemejan los colores de la naturaleza y a su pie se colocan las ofrendas de frutos de temporada, que solo pueden ser tomados luego de hincarse ante ella y agradecer a Dios por las bondades de la naturaleza.