Shanghai / AFP
Dan Martin / Kelly Wang
El precio de la carne de cerdo y buey estadounidense subió por las nubes en China, después de que Pekín estableciera importantes aranceles sobre los productos de Estados Unidos, lo que favorece las carnes procedentes de Australia y América Latina.
«Los productos estadounidenses son tan caros que nos abasteceremos en otros países», reconoce Zhang Lihui, distribuidor en Shanghái de PMI Foods, uno de los principales distribuidores de carne en el mundo.
«Para el buey, compraremos carnes que procedan preferiblemente de Australia y América Latina, e incluso un poco más en Canadá», asegura sonriendo. PMI Foods ya dejó de importar carne de cerdo de Estados Unidos.
Tras el inicio de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, los impuestos arancelarios establecidos por el gobierno chino sobre los productos cárnicos estadounidenses hicieron que sus precios aumentaran a cotas excesivas.
Lo que «beneficiará seguramente» a otros países que propongan alternativas, insiste Zhang Lihui.
– Subidas del 40% –
Aunque resulta casi imposible predecir en estos momentos las consecuencias de la guerra comercial, los exportadores estadounidenses tendrán mayores dificultades para acceder al mercado chino.
Antes de la entrada en vigor de los nuevos aranceles chinos, Estados Unidos exportó en junio a China productos cárnicos por un valor total de 140 millones de dólares, lo que representa el 10% de las exportaciones en este sector, según la Federación estadounidense de los exportadores de carne.
Además, Pekín también quiere gravar otros productos como la soja, el trigo o componentes petroquímicos, que puede exportar fácilmente de otros mercados, explica Julian Evans-Pritchard, analista del gabinete Capital Economics.
«Estableciendo aranceles aduaneros, uno trata de perjudicar la otra parte sin dañar sus propios intereses», añade este experto, que predice «un importante reajuste de los flujos comerciales».
No obstante, el impacto sobre los precios de las importaciones chinas debería ser considerable, afirma Evans-Pritchard, quien considera que una parte de los exportadores estadounidenses asumirán ellos mismos el costo de los aranceles para evitar una subida de los precios y una caída de sus ventas.
Precisamente, de esto se beneficia Lin Zhengu, propietario y chef de un restaurante de lujo en Shanghái, reputado por sus filetes de carne roja estadounidense y australiana.
El precio de un trozo de carne de buey estadounidense de la mejor calidad aumentó entre un 30% y un 40% desde principios de julio. Pero sus proveedores en Estados Unidos decidieron asumir el costo, explica aliviado Lin Zhengu.
– Una oportunidad para América Latina –
China también puede buscar países alternativos para comprar soja, importada hasta ahora en cantidades masivas desde Estados Unidos para alimentar el ganado.
El gigante chino del sector agroalimentario Cofco confirmó que incrementará sus importaciones de soja en Brasil y de otros cereales procedentes de Ucrania y Rusia.
Una apuesta compartida por el Shanghai Xinshangshi International Trade Co, otro gran grupo alimentario que importó el año pasado carne de cerdo y de buey por un valor total de 40 millones de dólares.
Según Xu Wei, director general de esta empresa china, buscan ahora nuevos proveedores en Europa, Australia y América Latina.
«Serán los exportadores estadounidenses (tras ser privados de un mercado crucial) los que más sufrirán», defiende Xu Wei.
El gobierno chino intenta calmar las inquietudes provocadas por eventuales penurias de carne.
Las importaciones de productos agrícolas estadounidenses probablemente caerán, pero «las administraciones afectadas están bien preparadas, y China es capaz de responder a sus necesidades de aceite y comida para el ganado», declaró el ministro adjunto de Agricultura, Han Jun, citado el sábado por el periódico del régimen Diario del Pueblo.