César Ramírez Caralvá
Fundador Suplemento Cultural 3000
Myrna López Águila en su novela: La casa de las águilas – San Salvador, 2017, 262 pág. – supera el costumbrismo clásico en su narrativa sobre las áreas rurales de finales del siglo XIX y principios del siglo XX en El Salvador, detallando la formación económica-social y familiar de Víctor Monteverde Catalán y Prudencia Castañeda fundadores del árbol genealógico de tres generaciones que se afincan en el departamento de Usulután, de ahí que la voz narradora refiere que nació en la Hacienda de San Juan, municipio de Estanzuelas, centro de un periplo de referencias geográficas como: Jiquilisco, Berlín, Puerto El Triunfo, La Unión, Río Grande de San Miguel etc., la estructura familiar se conforma y deforma por la poligamia explícita de esa época, condición que se repite en algunas ramas de la familia original enfocada en Dorotea Castañeda hermana de Prudencia, los hijos Monteverde-Castañeda: Consuelo, Víctor Manuel, Emilia, María del Carmen, Prudencia del Pilar, Fidelia de Jesús, Antonia, Purificación y Virginia.
El retrato familiar deriva en la segunda generación y protagonista del drama sanguíneo que representan múltiples relatos cotidianos, acompañados de sueños infantiles, con una voz femenina predominante ante la ausencia de un hombre líder en los diversos núcleos económicos. La narrativa vence la etapa agraria para derivar en organismos comerciales dirigidos por mujeres, es una etapa superior de las jefas de familias que asumen la conducción de sus propios negocios, sin olvidar la base original agraria, son en esencia trabajadoras agrícolas que ascienden su nivel económico combinando sus negocios con los centros urbanos de las ciudades, se convierten en astutas empresarias ayudando a su familia con los nuevos nichos conquistados.
El poder que mueve a las mujeres en el área rural es la negación económica, apenas poseen sus manos, sus cultivos, la iniciativa de enfrentar un mundo patriarcal con sus posesiones heredadas, conformando una asociación sanguínea bajo un liderazgo de la matriarca Consuelo Monteverde hermana mayor.
La voz femenina que conduce la historia posee un estilo romántico, con mucha sensibilidad al tratar las situaciones individuales de la familia original y la segunda generación donde la narradora emerge hasta la tercera generación, ella ilustra detalles inolvidables, como la caminata de una niña de once años en medio de la noche, la pérdida del ganado familiar, los cultivos de tabaco, la iniciativa de tomar un tren para vender arroz con la esperanza de comprar zapatos…
El hiperrealismo de sus anécdotas ilumina la crudeza de las difíciles condiciones rurales, mientras la familia languidece en la pobreza. La prosa que encontramos muestra un mundo desolador para las mujeres… un mundo de hombres borrachos, mujeriegos e irresponsables que gravitan alrededor del sexo, hombres usualmente de bajo nivel educativo sin posibilidades de salir de la ignorancia.
El lector también se contagia de las pequeñas alegrías de las protagonistas, casi alienta en la distancia a las niñas a tomar decisiones audaces, pero no olvidemos que el período histórico acontece en medio de la primera guerra mundial, la crisis económica de los años veinte y el inicio del martinato.
Es educativa esta novela porque orienta hacia la ruptura de los tradicionales esquemas de sometimiento femenino, liberación que cristaliza con el éxito económico que permite la autonomía de sus decisiones vitales.
La casa de las águilas es una novela que debemos celebrar con mucho entusiasmo, otorgándole
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