EL PORTAL DE LA ACADEMIA SALVADOREÑA DE LA LENGUA.
Por Eduardo Badía Serra,
Miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua.
Continúo explicando:
Es que nos hemos saturado de historias que no son ciertas. Todas tratan de ignorar aquello que Salarrué afirmara, y que se ha comprobado como una verdad absoluta: Los salvadoreños “semos malos”. Salarrué, que vivía con las urracas y producía perfumes con los copinoles, no se equivocó. Así que hay que corregir la historia, y esta que les voy contando es la de verdad. Continuemos, pues:
Capítulo Segundo:
Los hombres del bacab negro prosiguen su viaje. Se les une “Lo pensado”, aquel que vino de 3-brana.
Aquellos del bacab negro seguían viajando y viajando, buscando un rumbo en el que al fin pudieran descansar, pero siempre por el lado en que el Sol se oculta. Algo confusos, y muchos ya arrepentidos, (porque 1 Maíz Revelado los iba identificando y enviando a los culpables al lugar de los muertos, donde moraban los de Xibalbá), no veían, sin embargo, forma alguna de volver al sostén del rumbo del mundo que ahora 1 Maíz Revelado cargaba por culpa de ellos sobre sus espaldas para que no temblara el Cielo Elevado, (…..a pesar de que algunas veces se dormía más de la cuenta y entonces se movía todo como una hamaca al viento…..), para poder quedarse ahí, tal como lo planeó el que todo lo creó definitivamente, pero a quien desobedecieron y engañaron en un descuido del cancerbero. ¡Eran malos!
Por ahí caminaban, arropados entre ellos y afligidos y temerosos de ser cada quien el próximo en viajar al oscuro recinto de Xibalbá, en donde ocultarían tan sólo momentáneamente sus penas y sufrimientos con los caprichos deliciosos que les ofrecería la exótica y exuberante Bolontikú. Sin percatarse al comienzo, sin embargo, sintieron al fin que algo les acompañaba y comenzaba a comunicarse con ellos, alguien que venía de la historia de otra creación, y como esta era muy anterior, tenía muchas experiencias que contarles y muchos consejos que darles, a pesar que bien sabía esta figura que los del bacab negro eran malos, muy malos, y por ello su labor sería difícil y probablemente estéril.
Lo Pensado se les unió definitivamente. Venía, según afirmaba sin ocultarlo, de 3-brana, un mundo muy lejano. Era muy parecido a los hombres del bacab negro, pero no tenía la nariz arrepollada ni la frente achatada. Sin embargo, sí tenía diecisiete brazos, ojos infrarrojos y una especie de coágulo hinchado como crema fuera de sus oídos. Los del bacab negro, que eran malos, podían sentirlo, pero no podían verlo, porque él, aunque era parte del espectro electromagnético, actuaba fuera del espectro sensible, aunque entendían su mensaje.
¿A qué específica intención se debía el esfuerzo de Lo Pensado de aconsejar a los hombres del bacab negro mientras los acompañaba en su éxodo? A que bien sabían los de 3-brana que el rumbo por el que habían surgido estos según el espíritu de 1 Maíz Revelado en su Creación, era el rumbo de la mediocridad. Según esto, sólo ayudarían al progreso del Cielo Elevado aquellos rumbos a los cuales el Creador les hubiera comunicado unas excentricidades suficientes para que los seres que los habitaran no fueran hombres sino seres superiores; y como en este caso, 1 Maíz Revelado se había vuelto algo dormilón, pues estaba agotado de tanto esfuerzo de creación y además tanto había sufrido durante su entierro bajo el polvo del campo de pelota en Cihuatán, mientras creaba por tercera vez se descuidó un tanto y al rumbo por donde sostenían el Cielo Elevado los del bacab negro sólo les comunicó orbitales modestos, excentricidades tan bajas como de cero y cero punto cinco, que son las propias de los hombres, aquellas que permiten la vida de esas raras creaturas que se llaman humanos. Y aún más, por esa opción demorada, el rumbo negro sólo tuvo una excentricidad de 0.00000000001, y entonces pudo permitir que en él vivieran los hombres más groseros, que ya es bastante decir. ¿Qué se debería hacer para evitar ese descontrol universal, que volvería al Cielo Elevado y su mundo y a los otros universos paralelos, desordenados, caóticos, entrópicos, y entonces, imperfectos? Pues hacer volver a los del bacab negro por el rumbo opuesto, o sea, por el lado por el que el Sol se anuncia, y no por donde mora el cunicuil, que nadie sabe por donde saltará y por eso todo allí no es como debiera ser sino como nadie sabe. Esa era su misión.
Los del bacab negro no entendían ni una sola piraña de aquello que Lo Pensado les contaba, reconviniéndoles. Su sola preocupación era no ser identificados por el ojo desconfiado de 1 Maíz Revelado, pues entonces no tendrían otra opción más que caer en el mundo de los de Xibalbá y comenzar a gozar lujuriosamente con los adornos de Bolontikú mientras se consumían por completo en el fuego eterno. Sin embargo, lo escuchaban. Ya les había Lo Pensado relatado el caso de unos como ellos que, siendo llevados al espacio infinito entre las garras de un águila poderosa que los devoraría en el menor momento junto con sus polluelos, y siendo en realidad patos, cayeron presas de la vanidad y se sintieron águilas ellos también, y llenos ya de vanidad, quisieron volar, cayendo entonces al inmenso vacío en un tiempo infinitamente más pequeño que el tiempo que le llevó al águila hacerlos subir. Se sabían culpables, sí, pero eran malos.
Lo Pensado entonces les reconvenía: Evitar la maldad, evitar el engaño, evitar el fraude, evitar la corrupción, evitar hacer mal al prójimo, evitar creerse dioses; e ir en busca del bien, de la verdad y de la vida. Los del bacab negro, aun siendo malos, le atendían escuchando sus consejos, aunque sin seguirlos.
Así continuaba esta comedia, que se iba urdiendo a momentos, mientras el ermitaño aquél me la seguía contando, y yo a ustedes pues debe ser conocida como una lección de moral. Hasta aquí él llegó en esta segunda lección porque dentro de la cueva se escuchó de repente un estruendo enorme, luego del cual fue entrando el agua con gran fuerza y llenándose todo de unos Elementales, que eran de cuatro clases, pero tenían todos unas enormes fauces y unos ojos desorbitados. El viejo ermitaño se estremeció terriblemente, cayendo presa de un pánico indescriptible, pasado el cual me pidió lo dejara por un momento en su indescriptible soledad, pidiéndome retornar pronto porque tenía muchas cosas más que contarme.
Yo me fui en esa ocasión. No sé ni cómo.
Continuará.