Por Jean-Luc Bardet
Bruselas/AFP
La Comisión Europea presidida por Jean-Claude Juncker entró en funciones este sábado, healing y se pondrá manos a la obra el lunes con la prioridad de reactivar el crecimiento y el empleo.
«Ahora tenemos que arremangarnos y ponernos a trabajar», declaró Juncker en un comunicado al inicio de su mandato de cinco años.
«Los desafíos de Europa no pueden esperar», añadió.
El conflicto en Ucrania, que domina la agenda de la Comisión desde hace meses, continuará en el centro de sus preocupaciones, máxime cuando los separatistas prorrusos organizan el domingo elecciones en el este del país, que Rusia prometió reconocer.
Tras el fin de semana de Todos los Santos, Juncker y los 27 miembros del ejecutivo europeo se instalarán en el edificio Berlaymont, sede de la Comisión en Bruselas.
El ex primer ministro democristiano luxemburgués sucede al portugués José Manuel Durao Barroso, cuyos 10 años al frente de la institución han estado marcados por la ampliación de la UE de 15 a 28 miembros y por la crisis del euro, sinónimo de austeridad y desempleo.
El balance de este largo mandato es discutido, como muestra el avance de los euroescépticos en las últimas elecciones europeas.
«Esta comisión será la de la última oportunidad», afirmó Juncker en octubre ante el Parlamento Europeo. «O conseguimos acercar a los ciudadanos a Europa, reducir drásticamente el nivel de desempleo y ofrecer perspectivas a los jóvenes, o fracasamos», aseguró.
Uno de los principales asuntos de la Comisión serán los déficits de los Estados miembros. Ante esto, Bruselas reiterará sus demandas de reformas estructurales.
Conflictos potenciales
El control de los presupuestos de los Estados miembros durante el mes de noviembre y la presentación antes de Navidad, tal y como prometió Juncker, de un plan de inversiones de 300.000 millones de euros son algunos de los asuntos más urgentes del ejecutivo europeo.
«Los próximos meses estarán muy cargados», aseguraba Pierre Moscovici, comisario de Asuntos Económicos, quien junto a su predecesor Jyrki Katainen, ahora vicepresidente de Crecimiento y Competitividad, deberá presentar el martes las previsiones económicas europeas para otoño.
Moscovici, ex ministro socialista francés, deberá trabajar con dos ex jefes de gobierno conservadores: el letón Valdis Dombrovskis, comisario del Euro, y el finlandés Jyrki Katainen. Los comisarios estarán de hecho controlados por varios vicepresidentes encargados de pilotar las grandes prioridades de la UE.
Sin embargo, esta arquitectura inédita podría implicar conflictos, que Juncker y su primer vicepresidente, el socialdemócrata holandés Frans Timmermans, deberán solucionar.
La primera reunión plenaria de la nueva Comisión tendrá lugar el miércoles.
Katainen decidió esta semana que no rechazaría ningún proyecto de presupuesto de los países de la Eurozona, ahora que Italia y Francia están en el punto de mira europeo. Sin embargo, el asunto no está del todo cerrado, ya que no descartó pedir «medidas adicionales» de reducción de déficit.
La evaluación definitiva de los presupuestos deberá publicarse a mediados de noviembre.
Con todo, la tarea más importante de la Comisión Juncker será el plan de inversiones destinado a reactivar la economía europea, que todavía falta concretar.