Por Moises Ávila/Jeremy Tordjman/Lima/AFP
La comunidad internacional aumentó sus compromisos financieros contra el cambio climático y adoptó un plan de acción para evitar que las multinacionales evadan impuestos.
A dos meses de la conferencia mundial de Paris sobre el clima, varios bancos de desarrollo se comprometieron en Lima a otorgar 15.000 millones de dólares más para frenar el recalentamiento del planeta, según el gobierno de Francia.
«Esperábamos mucho de los bancos multilaterales (…) y ellos acudieron a la cita», dijo el ministro francés de Finanzas Michel Sapin tras una reunión en la que participaron unos 50 países e instituciones.
Esos 15.000 millones de dólares se suman a los 62.000 millones ya obtenidos por la comunidad internacional para ayudar a los países que más sufren los estragos del recalentamiento del planeta.
Los nuevos recursos serán aportados fundamentalmente por el Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo.
«No llegamos a la meta. Todavía tenemos un camino por delante. Los últimos pasos suelen ser los más difíciles», dijo Sapin.
El fondo total de 100.000 millones de dólares a ser reunidos antes de 2020, debe ser transferido a los países del sur para permitir que el aumento mundial de las temperaturas en el planeta no superen los 2 grados centígrados respecto a las previas a la era industrial.
Evasión fiscal
Reunidos en Lima para las deliberaciones anuales del Fondo Monetario Internacional sobre la economía mundial, los países desarrollados y emergentes agrupados en el G-20 alcanzaron también este viernes un acuerdo para frenar la evasión fiscal de las multinacionales.
Los ministros de Finanzas del G-20 resolvieron atacar vacíos legales que permiten a las multinacionales eludir impuestos en los países donde operan.
La iniciativa surge tras años de polémicas sobre los impuestos ínfimos que pagan empresas como McDonald’s, Starbuck’s o Google, gracias a brechas legales y argucias contables, cuando no a la transferencia lisa y llana de fondos a paraísos fiscales.
«Es un momento histórico», dijo el viceministro turco de Finanzas Cevdet Yilmaz, en Lima.
El grupo de los emergentes G24, que integran Argentina, Brasil, Guatemala, México, Perú, Trinidad y Tobago, y Venezuela, apoya la medida, porque permitirá la «sostenibilidad de las finanzas públicas».
El acuerdo de Lima será formalizado por la Cumbre del G-20 que se realizará el mes que viene en Turquía.
La protesta
Tanto los avances sobre el clima como contra la evasión fiscal, eclipsaron poco las inquietudes sobre el futuro de la economía mundial que se discute desde comienzos de la semana.
La llegada de una asamblea del FMI a América del Sur por primera vez en medio siglo no ha sido del gusto de todos.
«¡Banco Mundial, terror universal!», «¡No más recetas del FMI!» y «¡El pueblo unido, marcha sin partido!», corearon unas 2.000 en los alrededores del centro de convenciones en donde transcurren las deliberaciones.
El tema fundamental de la asamblea, es la reactivación de una economía mundial, golpeada por la desaceleración China, otrora voraz compradora de materias primas, y que ha arrastrado en sus descensos a sus proveedores de América Latina, el continente considerado con mayor desigualdad.
El Banco Mundial ya ha advertido que la desaceleración económica, que en Latinoamérica significará una contracción del 0,3% en 2015, puede afectar los avances en la reducción de la pobreza y ya empieza a sentirse en la generación de empleo.
«(El crecimiento) no es simplemente lo suficientemente fuerte como para satisfacer las necesidades de 200 millones de personas sin trabajo», resumió la jefa del FMI, Christine Lagarde.
«América del Sur se ve amenazada por un shock en las materias primas que afecta el curso de crecimiento», dijo el gobernador del Banco Central mexicano, Agustín Carstens.
Ante ese escenario, Lagarde le ha recordado a Estados Unidos que lo mejor -mientras los riesgos no cambien- es esperar.